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“Cuando los piratas divisaron aquel destartalado galeón español rumbo al suroeste y vieron a lo lejos a la capitana de aquel pobre navío, que arengaba a sus soldados vestida de azul y rojo, blandiendo una filosa espada dorada; cuenta nuestra historia que el color original del vestido de nuestra virgen mártir era azul, pero que los invasores, los despiadados piratas, interpretaron que lo rojo de su vestido que veían a lo lejos era sangre producto de su valiente actuación en la defensa de la ciudad capital, recientemente atacada por ellos” (Confesiones que escuché, Cap. XXll).
Debemos recordar que los primeros pobladores de lo que hoy conocemos como la ciudad de Las Tablas decidieron reconocer como patrona a Santa Librada, sin menospreciar o dejar de venerar a la Santa Cruz, símbolo de fe católica de aquellos primeros pobladores. Con el paso de los años, la tradición, como parte del folklore, se va enriqueciendo, como en este caso, porque se organizan y se convierten en preceptos que sólo los hacen variar el paso de los años de forma espontánea. Es así como la Semana Santa o“Semana Mayor”, en los pueblos peninsulares, se mantiene y, sin duda, aumenta la fe.
Con ligeras variantes, en cada pueblo la Semana Santa se celebra de la siguiente manera:
El Viernes de Dolores: se recuerdan con respeto los siete dolores que padeció la Virgen María o Señora de los Dolores durante la vida terrena de su amantísimo hijo. Se conmemora con un viacrucis en el que participan los jóvenes del pueblo y alrededores, acompañando las imágenes del Nazareno, la Dolorosa y San Juan.
Tanto niños como adultos, en la región tableña, participan con sus familias del “Velorio de PAPA CHU”, en La Placita de Los Perros, donde cada año los pobladores de este barrio se esmeran por revivir y mantener esa tradición en la que se reza el Rosario de María, se promulgan alabanzas al Señor, los violines y guitarras del pueblo y aledaños interpretan música litúrgica tradicional. Este velorio se desarrolla el sábado desde tempranas horas de la tarde hasta el amanecer del Domingo de Ramos; allí se reparte al público “chicha de junta”, guarapo de caña, adobo con yuca y tortilla, entre tantas otras viandas de la cocina tableña. Es una de las tradiciones religiosas de más arraigo y respeto en nuestro pueblo.
El Domingo de Ramos: en el parque Porras, antes de la misa, se bendicen y reparten las pencas de palma real, para luego entrar a la misa, que es muy concurrida, simulando la grandiosa bienvenida de Jesús a Jerusalén. Chicos y grandes llevan estas palmas benditas para armar cruces con ellas y luego colocarlas en las casas en forma discreta, atrás de las puertas, para alejar los malos espíritus.
Luego, en la tarde, el pueblo entero participa de la procesión en recordación y recreación de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén montado en una burrita como Rey, siendo recibido con una alfombra natural de pétalos de “caracuchas”, rosas y de otras variedades de flores de nuestra campiña, aplaudido y vitoreado por los asistentes creyentes. Tiene muchos años de tradición la llegada del Señor en la burrita. Algunas familias mantienen el compromiso de criar estos nobles animalitos para cumplir con la tradición de PAPA CHU, para gloria de Jesús y alegría de los niños que disfrutan y arraigan los recuerdos de este momento de tradición y fe cristiana.
El Jueves Santo: en la cena del Señor se recrea, con 12 hombres escogidos de la comunidad, el lavatorio de los pies; luego de la Eucaristía se da inicio al velorio y la vigilia hasta las 12 de la noche.
El Viernes Santo: a las 12 mediodía se procede a la crucifixión del Señor y al sermón de las siete palabras; a las siete de noche el descenso de Jesús de la cruz y a la adoración de la cruz. Posteriormente, la procesión solemne del Santo Sepulcro, que luego lleva a la Virgen María a la vigilia en la capilla de Praga.
El Viernes Santo: es uno de los días del calendario de más “respeto”, nuestros abuelos llamaban nuestra atención con los siguientes versos:
“Tres días del año
De gran recordación,
Viernes Santo, Corpus Cristi
Y el día de la Encarnación.
El Sábado Santo: se da lectura a los Salmos, el Laudes u Oficio Divino e inicia la procesión de las mujeres con la Virgen María. A las nueve de la noche, la vigilia pascual, en la cual se bendicen el fuego y agua; durante la misa, resucita el Señor y se canta Gloria. Antiguamente conocido como “Sábado de Gloria”, en nuestra región del Canajagua.
El Domingo de Pascua o de Resurrección: se celebra con fuegos artificiales y a las diez de la mañana se inicia “la corrida” de los santos, procesión tradicional que simboliza el encuentro de María (imagen de la Dolorosa), San Juan y la Magdalena con el Jesús Resucitado, que culmina con la misa de Resurrección.
Con mucha esperanza y alegría observamos que pueblos como La Tiza, El Cocal, Santo Domingo, La Palma, Pocrí, Pedasí y muchos otros feligreses de pueblos peninsulares, como Parita, Pesé y Ocú, cada año se esmeran en conmemorar con mucha fe tan importante fecha litúrgica.