• 17/06/2024 00:00

Información clara, veraz, oportuna y suficiente

A través de la publicidad los agentes económicos deben difundir la información que los consumidores requieren para analizar sus productos y/o servicios

Uno de los mayores motivos que afrontan los consumidores, al momento de adquirir un bien o servicio de los agentes económicos o proveedores, es la falta de información, clara, veraz, oportuna y suficiente, lo que se traduce en quejas que se presentan ante la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco), cuando no se recibe respuesta o que al darse la misma, no es cónsona con la expectativa que tiene consumidor.

En esta oportunidad, se tiene como objetivo fundamental, el enfatizar lo importante que el consumidor previo al perfeccionamiento de la relación de consumo, tome su tiempo y cumpla con su deber de informarse, educarse y accionar, esto en la medida que de modo constante, se emplean prácticas o modalidades comerciales para inducirlo al consumo, entendiendo lo indicado desde la perspectiva, de que se emplean distintos mecanismos, así como medios para promocionar o vender un producto o servicio, suministrando información de diferentes formas y empleando diferentes mecanismos, incluyendo las herramientas tecnológicas.

Ante la gran variedad de opciones de que disponen los agentes económicos o proveedores de bienes o servicios, para informar respecto a la venta de los mismos, corresponde al consumidor constituirse en su primera línea de defensa; es decir, es su deber analizar de modo crítico y con la mayor calma posible la información que se le proporciona, con la finalidad de tomar una decisión respecto a si efectúa o no la relación de consumo, pues se tiene que considerar distintos factores, más que nada el económico, implicando que aun cuando la información recibida revista las características de clara, veraz, oportuna y suficiente, ello no merezca atención y conciencia crítica de nuestra parte.

Como ilustración de lo anterior, en la publicidad que se difunde por distintos medios, se encuentra la base inicial de toda aquella información que por parte de los consumidores, se debe requerir y analizar, si es el interés adquirir el producto o servicio que se promociona, puesto que la promoción involucra ventajas económicas en la mayoría de los casos, precios más bajos por determinado tiempo, porcentaje de descuento, pague uno y lleve dos, etc., pero dependiendo de la naturaleza del producto o servicio, corresponde que desempeñe su rol, ya que al tratarse por ejemplo, de productos tecnológicos, resulta necesario informarse sobre sus características operativas, si cuenta con garantía (el tiempo de la misma), respaldo de repuestos en caso de requerirse, las condiciones que deben cumplirse para su honra y las que excluyen la responsabilidad del agente económico para no brindarla, entre otras.

En lo que respecta a la venta de vehículos nuevos, por considerar otra ejemplificación, se ofrece garantía por 7 años y que decir de por vida en el motor en otros casos, sin duda como consumidor si hay interés en su adquisición, debe sopesarse en el primer supuesto, si ello involucra concurrir durante todo ese período de 7 años al mantenimiento que se tiene que realizar en el taller del concesionario de la marca, puesto que al hacerlo en un tercero no autorizado, no se honraría la garantía, implica a su vez mayor inversión económica, aunado a que si se adquiere el bien por financiamiento bancario, el período de cancelación de dichos préstamos regularmente oscila de 84 meses en adelante, el análisis es necesario y con detenimiento considerando nuestra realidad y sobre todo financiera.

La aseveración de que la garantía es de por vida en el motor del vehículo, también requiere o conlleva actuar con mesura, ya que la necesidad de transporte también debe estar ligada al análisis que se debe efectuar de toda la información que se proporcione y de la que solicitemos, puesto que “de por vida” en el motor, nos debe llevar a realizar el análisis pertinente con mayor detenimiento de todo aquello que involucra, así como sus ventajas y desventajas, teniéndose que sopesar siempre el factor económico que no puede dejar de considerarse, puesto que del mismo depende que se perfeccione o no toda relación de consumo.

El autor es abogado de Acodeco
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