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Un nuevo fenómeno tecnológico ha surgido a escala global que tiene múltiples funciones, entre ellas formas de conocer, prever, tomar decisiones, pensar, aprender y actuar sobre los seres humanos, como nunca antes se había visto en la historia de la humanidad. Este fenómeno se denomina Inteligencia Artificial (IA), que emerge en el mundo del conocimiento y la tecnología, no como una etapa más de la evolución tecnológica, sino que ella irrumpe como una herramienta distinta, con múltiples capacidades de hacer más fácil la vida de las personas, contribuir al progreso del mundo o mantener la vida tal como es ahora o contribuir a destruirla, si no se definen reglas claras para su uso. Se llegó al momento de inflexión, en donde no representa la extensión de otro parecido a este instrumento, y no es la extensión ni la renovación de experiencias pasadas.
Entre sus ventajas están: reducir los errores humanos, potenciar la creatividad, aportar precisión y agilizar la toma de decisiones. Como desventajas se asumen las dificultadas en el acceso de algunos datos, el alto costo de sus operaciones, la dificultad de encontrar personal preparado para su manejo, dependencia tecnológica, menor privacidad, dilemas éticos, entre otras.
El término inteligencia artificial fue utilizado por primera vez en la conferencia “Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence” de John McCarthy en 1959. Tiene diversas definiciones, una de ellas es “Máquina que responde a simulaciones como los humanos con capacidad de contemplación, juicio e intención” Normalmente toman decisiones sobre conocimientos como personas con intencionalidad, inteligencia y adaptabilidad (data inesdi.com - https//www.inesdi.com).
Las primeras experiencias que contribuyeron a crear el primer computador digital, programable y electrónico, fue en 1943. Estos investigadores buscaban hacer en ese momento una máquina, pudiese ser como una persona humana, tener inteligencia y pudieran pensar. A estas preguntas, Alan Turing ofreció una respuesta mediante un artículo que denominó “Computing Machinery and Intligence”. Para Turing, lo único importante para medir la inteligencia era el comportamiento externo. Con este concepto desmontó siglos de debate sobre la inteligencia. Máquinas que pueden realizar tareas como los humanos, fue la explicación que dio el informático John McCarthy, en 1956, al fenómeno de la Inteligencia Artificial. La IA “aprende” consumiendo datos y sacando conclusiones. El AlphaZero, por ejemplo, se convirtió en el mejor jugador de ajedrez del mundo. Durante los años siguientes (1980-1990) siguieron los experimentos, pero ninguno llegó a superar el aporte que ya habían obtenido los mejores resultados de las pruebas de Turing, es decir, lo que existía como herramienta no lograba llegar ni superaba la inteligencia humana. Hacia el año 2000, se notaba una gran diferencia positiva, los programadores habían logrado mayor eficacia en el uso de IA, en la aplicación de esta herramienta, al discriminar las imágenes con objetos y sin objetos, identificaron con claridad aquellas que contenían objetos, lo que permitió observar un cambio importante en la representación de las imágenes. Más adelante se produjo el OpenIA, que presentó GTP-3, un modelo que puede responder a preguntas similares a las de una persona (Kissinger. H, Eric Schmidt y Daniel Huttenlocher (2023) La Era de la Inteligencia Artificial. Madrid. Editorial ANAYA).
Con la llegada de la IA, la humanidad ha podido entender, comprender e intentar rehacer ese mundo. Al explorar el mundo observaron la diversidad étnica, geográfica, educativa, económica, defensiva, cultural, religiosa y política, su situación y formas de actuar. Puede simular el estado del tiempo y el clima en diversos lugares del globo, facilitar la comprensión precisa de los pesticidas y predicción de las cosechas, así como el inventario más grande de animales y plantas que existe; en salud han reconocido el cáncer de mama antes que los médicos humanos lo hayan hecho; el reconocimiento de la retinopatía, una de las principales causas de la ceguera, han utilizado códigos genéticos para analizar enfermedades hereditarias, entre otras muchas exploraciones.
En educación la IA realiza contribuciones muy importantes. Desde la escritura y la alfabetización de las personas hasta sus estudios especializados, son parte de estas contribuciones. Puede ser útil para aprender idiomas, la escritura de artículos y de libros, la investigación sobre hechos, fenómenos y procesos, se unen a estos aportes que procura esta valiosa herramienta. La identificación de escuelas, colegios y universidades que trabajan con éxito en todo el mundo, la calidad de sus profesores, los recursos pedagógicos que utilizan, así como las evaluaciones de estudiantes. Permite responder a ciertas preguntas ¿Cómo funcionan las mejores escuelas en sus respectivos países y por qué? La posibilidad de traducir textos de artículos y libros, crear diseños aplicables a la decoración y a la arquitectura, elaborar, crear y clasificar imágenes. A partir del registro de una red neuronal generativa es capaz de describir la imagen de un rostro humano. Igualmente, podría generar esquemas, imágenes y guiones de cine. Puede, así mismo, producir redes generativas adversarias cuyo propósito es evitar resultados deficientes, para lo que genera una lluvia de ideas acerca de lo real y evaluar aquello que sea relevante y realista de aquello que no lo es. Lo inimaginable es que esta sólida herramienta permite introducir unas pocas palabras y luego conseguir el texto completo de un programa, de un hecho o de una historia, por difíciles y complejas que sean.
En las escuelas, las universidades o en centros de investigación, los docentes se preocupan cuando no pueden distinguir un trabajo auténtico realizado por un estudiante o un investigador personalmente o por la Inteligencia Artificial. ¿Cómo hace ese educador o educadora y la jefatura de investigación, para reconocer las diferencias entre estos resultados?
La IA evoluciona incesantemente. Las revelaciones conocidas hoy, probablemente sean otras diferentes mañana, aun cuando no posee la capacidad de anticipar el futuro, su valor es de gran utilidad en todos los campos del conocimiento, que hayan dejado legados escritos que puedan ser escaneados por este instrumento. Mucho es lo que podemos hacer asociándonos a la IA GPT-3. Nunca olvidemos que, igual a como sucede con otros instrumentos, su aplicación puede tener dos sentidos: exterminar al ser humano o elevar sus condiciones de vida. La educación tiene un papel muy importante que jugar en discernir sobre este dilema.