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- 28/08/2024 00:00
Hospital Santo Tomás, 100 años por la salud
El presidente Belisario Porras, en diciembre de 1919, decidió realizar una reingeniería al hospital público Santo Tomás, que venía funcionando desde 1703, pero que, según su visión de estadista, debía preverse un servicio de salud para todos los panameños, y como él lo declaró en su discurso de inauguración, “rendirles a los humildes, a los pequeños y a los tristes del pueblo de mi país, el homenaje más ferviente de mi corazón, con esta dedicatoria de amor y sincera gratitud”. Quizá, el presidente Porras estaba pensando que los humildes, pequeños y tristes de la población panameña, que en ese entonces era de 446,098 habitantes, podían aumentar mucho. Pero, ciertamente, esa dedicatoria de amor y gratitud, después de un siglo, sigue favoreciendo a una población que se ha multiplicado tanto que ya pasa de los cuatro millones de habitantes, y el servicio de salud que previó el estadista sigue llegando como una bendición a los miles de panameños que acuden a las puertas del Hospital Santo Tomás y son bienvenidos.
La construcción del nuevo Santo Tomás, decretada por el presidente Porras, duró casi cinco años, y el 1 de septiembre de 1924 emergió en la avenida Balboa un conjunto de edificios que ocupaba cinco hectáreas, con la esplendorosa misión de proporcionar atención de salud a los enfermos de Panamá. Fue una obra de gran magnitud, y para algunos críticos de ese momento, como ocurre con frecuencia cuando un visionario se adelanta para resolver problemas y dar soluciones a muy largo plazo, esa grandiosidad del hospital construido fue calificada como de “elefante blanco”. Tal opinión, llena de miopía, se ha ido desbaratando con el tiempo, porque para ofrecer salud a un pueblo no hay que escatimar ni recursos ni esfuerzos, y el nosocomio monumental es muestra visible de ello.
En 1986, el Hospital Santo Tomás y sus jardines fueron declarados monumentos históricos nacionales, lo que realza el lugar que ocupa en la historia y el corazón del pueblo panameño.
Poco tiempo después, en el año 2000, después de funcionar por 76 años desde su construcción, se analizó la necesidad de una renovación del hospital, para lo cual se demolieron cinco edificios y se reemplazaron por cuatro edificios nuevos, más grandes, para mejorar ostensiblemente los servicios de atención al público. Así, la cadencia en la marcha del “elefante blanco” seguía con persistencia magnífica.
También en el año 2000 se creó el Patronato del Hospital Santo Tomás, conformado por el ministro de Salud, con representantes de los clubes cívicos y de la Asociación de Usuarios del hospital. Esta entidad es de interés público y social, sin fines de lucro, y tiene como objetivo administrar, conservar y proteger las instalaciones de la institución.
Las operaciones y funcionamiento del Hospital Santo Tomás actualmente están a cargo de un gran número de profesionales, tales como: 524 médicos, 702 enfermeros/as, 379 técnicos de enfermería, 395 técnicos de otras especialidades y 1,185 administrativos. Las camas disponibles que tiene el hospital son 730 y las admisiones en el año 2023 fueron 21,074.
En ese mismo año se llevaron a cabo 114,141 consultas de diversas áreas, como cirugía, medicina y gineco-obstetricia, en que hay que destacar las 16,209 cirugías realizadas con altos niveles de calidad y tecnología. A esto se agrega el compromiso que el personal médico y de enfermería muestran por la docencia y la investigación tanto a los pacientes como a los estudiantes de medicina que en diversos niveles hacen su práctica profesional en las salas del hospital.
Estas cifras nos transmiten una idea somera de la actividad médica hospitalaria que se lleva a cabo día a día en el Santo Tomás, lugar donde el alivio, la esperanza y la salud llegan a todos los panameños que acuden a sus instalaciones.
Para alegría de todos los panameños, especialmente para los humildes, pequeños y tristes que buscan salud, el Hospital Santo Tomás está en el corazón de la ciudad de Panamá, y más que nada, en el corazón del pueblo, que sabe de un “elefante blanco” que avanza y avanza, con la esperanza de que más elefantes blancos aparezcan en la iniciativa de estadistas que prevean el futuro con magnanimidad, como lo hizo el presidente Porras.