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- 23/05/2023 00:00
Fentanilo y justicia..., una opinión
Según un conocido, pensionado de la CSS, un directivo, al ver el artículo Fentanilo y prestidigitación, exclamó: “falso, de toda falsedad”; en entrevista publicada el martes 16 de mayo 2023, en La Estrella de Panamá, el DG dijo estar comprometido con la transparencia y la calidad de la atención.
Tan simple que sería debatir el tema y demostrar, con argumentos, tales falsedades. Toda vez que, en el citado artículo, mencioné solo algunos hechos, conviene ampliar, con lo siguiente: consta en un informe de auditoría que: 1.- hubo recetas firmadas por médicos internos, médicos residentes y médicos generales, ninguno de estos cargos facultado para ello; 2.- se identificaron recetas por 100 (cien) ampollas de fentanilo, así como recetas duplicadas, para un mismo paciente, en un mismo día; y 3.- ¡se encontraron recetas sin firma, sin sello ni ubicación del presunto paciente!
Hallazgos estos que constituyen evidencia categórica de mala práctica, bien sea por imprudencia, negligencia, impericia o incluso la asociada a la inobservancia de reglamentos; a pesar de que, en ninguna parte del informe se menciona lo atinente a leyes, protocolos, guías de tratamiento, etc.
Aunque, aquí, lo usual es que, cada escándalo, independientemente de su magnitud y trascendencia, resulte superado por el subsiguiente, reitero mi convicción de que el caso del fentanilo exige una investigación penal exhaustiva, para lo cual, la trazabilidad del narcótico es determinante, tanto como la evaluación de la regulación de la materia, porque los narcóticos de uso especial se manejan a través de un banco, con controles estrictos, que inician con el inventario, el suministro, la prescripción y, finalmente, la administración, a cargo de enfermería y con supervisión médica; los especialistas de Anestesiología, en el Salón de Operaciones y los de Medicina Crítica, en Cuidados Intensivos. Otro aspecto de interés es la sustentación de Auditoría, porque también consta que el vocero dijo: 4.- “las recetas por cien ampollas obedecen a la escasez de recetas”.
La calidad de la atención, como la ética, no obedecen a buenas intenciones ni a pronunciamientos retóricos; son consecuencias naturales de la estricta observancia de disposiciones reglamentarias y del apego al cumplimiento del deber objetivo de cuidado.
Toda vez que el narcótico en cuestión es utilizado por el crimen organizado, lo pertinente es descartar cualquier eventual vinculación, directa o por intermedio de terceros, de funcionarios que, teniendo el deber contractual de ser usuarios y custodios del mismo, pudieran haber incurrido en conductas impropias.
Consta en el informe que, 5.- un especialista en Anestesiología dijo: “es normal que ellos tengan estos medicamentos y que los saquen fuera del Salón de Operaciones y más aún, fuera de las instalaciones”.
Frente a tan colosal desgreño, la investigación penal integral es la única opción; ni prestidigitación ni palabras huecas. Es imprescindible e impostergable esclarecer los hechos, porque 19 000 dosis de fentanilo no pueden haber desaparecido de la noche a la mañana y menos aún, a través de maletines ambulantes. Muchos deberán rendir cuentas y pagar las consecuencias.
¿Se administrará justicia o prevalecerán la corrupción y la impunidad? ¿Se pronunciarán los organismos gremiales del sector salud, la Comisión de Ética de la CSS, los Comités de Bioética? ¿Usted qué opina?