• 31/07/2010 02:00

Entre la fe y la razón

‘squo; No tomes la vida tan en serio. Nadie sale vivo de todas formas’, Elbert Hubbard. La muerte ha plagado el pensamiento humano por a...

‘squo; No tomes la vida tan en serio. Nadie sale vivo de todas formas’, Elbert Hubbard. La muerte ha plagado el pensamiento humano por años, y ha hecho que la Humanidad cuestione el verdadero significado de la vida. En mi opinión personal, esto ha causado la aparición de la mayoría (por no decir todas) de las religiones.

La mortalidad humana bien puede ser ‘resuelta’ por las religiones que proporcionan la vida eterna para quienes creen en ellas y se rigen por sus éticas y morales. Para quien tiene la suficiente cantidad de fe como para considerar la inmortalidad del alma como algo lógico y factible, la cosa la tiene fácil. Como escuché de mi madre hace algunos años, la religión y la fe son un par de muletas para el ser humano, lo ayuda a no caerse mientras cojea por el camino de la vida. Viene al caso también la famosa frase de Karl Marx: ‘La religión es el opio del pueblo’. Técnicamente hablando, el creyente tiene una situación de ganar—ganar en sus manos; en otras palabras, el que cree en la vida eterna y llena los requisitos de su religión para alcanzar dicha meta, simplemente no puede perder.

Por esto podemos deducir que los que realmente estamos fregados somos lo que nuestro instinto racional y empírico nos impide fomentar nuestra creencia sobrenatural en una vida infinita y supraterrenal. Sí, las tendencias racionales y empíricas han estado en pugna desde sus albores; sin embargo, siguiendo el famoso dicho ‘el enemigo de mi enemigo es mi amigo’, estas dos tendencias en pugna unen sus ideales para combatir inconscientemente las doctrinas religiosas.

Debido a que la gente que tiende a ser mayormente racional y empírica les cuesta creer en los dogmas sobrenaturales religiosos, se estima que los liberales y no creyentes tienen un IQ promedio significativamente mayor a los creyentes. Un reciente estudio llevado a cabo por el ahora retirado Profesor Richard Lynn de la Universidad de Úlster analizó los coeficientes intelectuales promedio de 137 países y los comparó con el índice de creencia. En dicho estudio, Richard Lynn se dio cuenta de algo sorprendente. Solo en el 17% de los países encuestados el índice de ateísmo superó el 20%. ‘Da la casualidad’ que esos países son virtualmente todos los países que encabezan la lista de mayor coeficiente intelectual promedio.

Como muchos dicen por ahí, ‘no hay mal que por bien no venga’. En este caso también se da el cliché. El factor efímero de la vida, además de ser la causa de su absurdo, es causa de su sabor y su magia. Los momentos buenos de la vida son tan deliciosos y especiales, debido a que pasan no muy a menudo y a la finitez de la existencia. Si fuéramos inmortales de nacimiento, la forma de vivir humana fuera sumamente diferente, y en mi opinión personal, sumamente aburrida y monótona.

*ESTUDIANTE DE SECUNDARIA.

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