• 18/12/2020 00:00

La familia 'communi iure': garante del parentesco y la herencia cultural humana

“Dentro de nuestra perspectiva, el clan familiar tiene vínculos con el Derecho Privado, pues regula las relaciones entre los individuos y la autoridad parental dentro de la familia cognaticia […]”

La familia como grupo humano ha sido plataforma de la evolución antropológica, ética y social del hombre en su carácter connatural gregario. Aristóteles dejaba ver que el hogar doméstico es el primer círculo de socialización del hombre.

La plasticidad y adecuación de la familia como forma política económica es constatada, desde la familia consanguínea (matrimonios entre hermanos), pasando por las líneas del patriarcado, creando el sistema turanio, que toma en cuenta el parentesco entre consanguíneos próximos y lejanos, reconocido tal sistema entre los aborígenes americanos, así como en los primitivos arios y la propia África, hasta llegar a la construcción de un matrimonio monogámico, creado este último entre el siglo XI y siglo XIII por el Derecho Canónico.

La familia ha sido “toujours” el núcleo político de soporte moral y de tradición en cualquier sociedad. Incuestionablemente las formas familiares forjadas en los distintos ciclos de la humanidad responden a la invariable constante de un “nexus” heterosexual; es decir, la suprema relación entre el hombre y la mujer, factores de preservación del linaje humano en sus distintas fases primitivas, así como del sensible paso del estadio de la barbarie a la civilización.

El instituto de la familia fue ponderado por el iniciador de la antropología jurídica, Charles Louis de Montesquieu, y por el antropólogo norteamericano Lewis Morgan. Para ellos, se destaca la importancia de la familia: 1. que es un reflejo del orden natural (hoy soslayada por las leyes de mercado), 2. la familia es fuente constructiva del lenguaje primitivo humano.

Dentro de nuestra perspectiva, el clan familiar tiene vínculos con el Derecho Privado, pues regula las relaciones entre los individuos y la autoridad parental dentro de la familia cognaticia; es decir, basada en vínculos biológicos o de sangre, pero también la familia es preocupación del Estado y es una institución de Derecho Público, pues la familia es un ente político situado entre el individuo y el Estado; haciendo del Estado un protector de ella, pues de la familia se desprenden: la reproducción de su población, elemento indisociable para la existencia del Estado, de ahí se acopia la expresión y sentimiento nacional de un país, que puede estar contenida en una poesía, a guisa de ejemplo Patria de Ricardo Miró, poesía que sintetiza la panameñidad como substancia de toda Nación, por citar un ejemplo sin descartar otros géneros que nos dotan de una connotación mundial y de identidad como Nación.

La familia es el arquetipo incubador del folclore, la tradición, los mitos, que forman la mentalidad de un pueblo, una región, un cantón o una determinada geografía.

La familia siendo un organismo ético social, genera roles tanto instructivos como educativos y deviene en instrumento de la conciencia cívica de un país. Es el núcleo reflexivo permanente de la sociedad.

La gens familiar no solo regula las relación entre los vivos, sino que es un medio de revivir la “mémoire historique” de nosotros, recordando a nuestros ancestros, las fuentes narrativas sobre sucesos nacionales, siempre galvanizados con una moral patriótica, pues la única fuente fidedigna y espontánea de acceso directo a todas las clases sociales panameñas es la familia. La familia reproduce los bailes ancestrales, congo en Colón, en el Darién bullerengue y el bunde, en Azuero el tamborito, así como la estética de la mujer santeña y la atracción de la naturaleza de la negra panameña. Somos una identidad nacional que descansa en la familia. De ahí la impostergable defensa “Profamilia - cultura y parentesco” frente al nuevo proceso de “transhumanización", que se traduce en el exterminio del hombre por un nuevo orden: sin parentesco, sin nacionalidad, sin moralidad, y mucho menos sin libertad; se trata de la reducción de la forma biológica del hombre.

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