• 06/11/2024 00:00

Entremés en la tienda del chinito

Todos esperamos que el chenchén vuelva. Pero eso no es solo cuestión de promesas. Para repetir la bonanza el gobierno debe pagar ya todas las cuentas atrasadas a sus proveedores y arrancar pronto las obras públicas cachimbonas

Yo necesitaba comprar baterías y jabón, así que caminé tres cuadras a la tiendita del barrio. Allí me encontré con los dos chinos, ocupados en sus quehaceres.

El abuelo, en silencio reacomodaba y sacudía los productos polvorientos que vende poco. El nieto, sentado en una caja de soda volteada, abanicándose con un periódico, lo miraba con curiosidad e hizo una pregunta que provocó una conversación más o menos así:

—Oye, abuelo, ¿qué es eso del chenchén del que la gente habla tanto? ¿Ese quién es? ¿Algún tipo?

—¡Ay, mijo! chenchén no es un tipo, es la plata. Dicen que la palabra nació cuando los paisanos dábamos vuelto y decíamos al cliente en inglés “change change”. La gente lo transformó en chenchén. Yo prefiero pensar que viene del idioma chino simplificado. Xiànjín significa ‘cash’.

—¡Ah! O sea, el chenchén es plata en el bolsillo.

—¡Exacto! Y ahora todos andan pendientes de cuándo volverá, tal como dijo Martinelli. La responsabilidad hoy es del presidente Mulino.

—Chuzo abuelo... ¿entonces, será el nuevo presidente quien lo haga volver?

—Bueno, eso esperamos. Pero, pa’ que sepas, es importante entender qué significa el chenchén en la economía, porque su regreso requiere cuatro cosas: que los bancos brinden préstamos para el agro, la industria y los servicios. También ayudará muchísimo reactivar la inversión pública, la inversión privada local y la inversión extranjera.

—Ah, ¿o sea que servirá buco que los bancos suelten más plata y el gobierno y los inversionistas también se metan con fuerza?

—¡Exacto! Porque así crean trabajo y mejoran los salarios. Pero no es solo soltar billete y ya. Hay que atender también algo que los economistas llaman “sostenibilidad de la demanda”.

—¿Y eso qué es, abuelo? ¡Esos señores sí hablan enredao’!

—Mira, mijito, la sostenibilidad de la demanda se logra cuando la gente gasta constantemente. Es necesario que nuestra tiendita venda buco, que el súper esté lleno, que el restaurante de tus padres reviente todos los mediodías. Si hay un consumo estable, las empresas tienen confianza para invertir más. Eso trae buenos salarios y mucho más trabajo. Cuando el chenchén rueda de mano en mano, la economía se fortalece y se crea un círculo virtuoso.

— Tú sí explicas priti. Volviendo al punto, la gente dice que de 2009 a 2014 hubo mucha prosperidad. Lo añoran. Yo era bebé y no lo recuerdo. Cuéntame qué ocurrió.

—Ah, ¡esos fueron años buenos.....! Hubo cuatro factores clave con Martinelli. Primero, las obras de expansión del Canal; segundo, la construcción de la primera línea del Metro; tercero, Panamá obtuvo el grado de inversión, que es un sello de confianza que atrajo a muchos inversionistas. Y cuarto, se mejoró la recaudación de impuestos, porque le cobró a los malapaga.

—¿Y así fue que bajó el desempleo?

—¡Claro que sí! Bajó a 3,9 %. A eso los expertos le llaman “pleno empleo”. Significa que si renuncias o pierdes el trabajo, encontrarás otro, fácilmente en treinta días o menos.

—¿Y eso puede repetirse? En mi escuela hay niños que dicen que los papás están limpios y se la pasan camaroneando.

—Todos esperamos que el chenchén vuelva. Pero eso no es solo cuestión de promesas. Para repetir la bonanza el gobierno debe pagar ya todas las cuentas atrasadas a sus proveedores y arrancar pronto las obras públicas cachimbonas.

—¿Cómo cuáles?

—Durante el 2025 tienen que concluir la tercera línea del Metro, avanzar el cuarto puente sobre el Canal, iniciar el tren David-Panamá y el teleférico de San Miguelito. Ir rápido pues... a toda mecha.

—Abuelo, ¿si no regresa el chenchén, qué pasará?

— A las familias les preocupa si tendrán un buen trabajo y si les alcanzará el salario. Es un asunto de ánimo social. Necesitan sentir que podrán mantener el nivel de vida, poner tres golpes en la mesa pa’ los pelaos, que la mama pueda comprar la cuna del bebé en camino y quede algo para las pintas frías el sábado por la tarde. Esa sensación depende de la confianza en la economía y en la creación de nuevas oportunidades.

Regresé a mi casa con las baterías y el jabón en un cartucho bajo el brazo, feliz de escuchar a los chinitos. Me hicieron entender lo importante que será que el gobierno sepa manejar la impaciencia de la gente, resolviéndoles con capacidad de gestión y profesionalismo.

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