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- 11/04/2024 00:00
En recordación del poeta Víctor Franceschi
Al cumplirse el 12 de abril de 2024, 93 años del nacimiento del poeta y periodista chiricano Víctor Manuel Franceschi, presentamos una breve reseña del bardo quien con su pluma contribuyó al engrandecimiento de las letras nacionales.
El poeta nació en La Concepción, provincia de Chiriquí el 12 de abril de 1931 y falleció en la capital el 10 de mayo de 1982. Su padre fue Ricardo Franceschi Bartolí, de origen italiano, un oficial del Ejército libertador del 3 de noviembre de 1903 y mayor que participó en la Guerra de Coto, formando parte de los 13 Voluntarios de Bugaba.
“Mi vanidad interior se crece y siente orgullo porque soy hijo de Ricardo Franceschi Bartolí, cuyos restos descansan en la bóveda 47 de la sección que la patria agradecida tiene para los soldados de la independencia. Allí reposa este varón que a los 17 años de edad se enroló en las huestes liberales que acaudillaron a Belisario Porras, Manuel Quintero Villarreal y Victoriano Lorenzo en la Guerra de los Mil Días”. (Víctor Manuel Franceschi, “Día de difuntos”, Crítica, 12 de noviembre de 1981).
Franceschi realizó sus estudios primarios en la escuela Nicolás Pacheco en la ciudad de Panamá y los secundarios en el Instituto Nacional donde escribe sus primeros versos. Fue discípulo de Rogelio Sinán, quien le enseñó los secretos del ritmo y la métrica, en el antiguo Conservatorio Nacional de Música y Declamación. Desde joven mostró sus inquietudes literarias y periodísticas. Sus lecturas incluían a Lenin y a Marx; a Bolívar y a Martí; a Lincoln, a Neruda y Wittman; a César Vallejos, Nicolás Guillén, Rafael Alberti y Justo Arosemena, entre otros. Amaba la lectura y los buenos libros, por lo que se dotó de una excelente biblioteca personal.
Franceschi formó parte del grupo literario “Demetrio Herrera Sevillano”, fundado en 1950 y presidido por el poeta Alvaro Menéndez Franco. El grupo estuvo conformado por jóvenes escritores como Silvestre Tenorio Ruíz, Ramón H. Jurado, Julio César Moreno Davis, César Tovar Villaláz, Luis Antonio Mojica, Jaime De León, Demetrio Herrera Ruíz, Aristides Martínez Ortega, Bolívar Rodríguez Puga, José Franco, María Ligia Alcázar, Diana Morán, entre otros.
En 1952 fue invitado por el poeta Santiago Anguizola Delgado, director del diario Ecos del Valle, a formar parte del equipo. Allí fundó la columna Cúspide. En 1956, cuando ejercía labores de director de la sección “Cultura general de educación”, es nombrado representante de la revista La Voz, cuyo director era Librado Montenegro. En 1958 trabaja como reportero-redactor en la decana La Estrella de Panamá. También en Ecos del Valle, tuvo la columna El Tiempo. Posteriormente laboró en el diario El Chiricano, dirigido por Diógenes Sagel.
Igualmente se desempeñó como comentarista radial. En 1961, fundó el radio periódico El Tiempo, muy escuchado en el “Valle de la luna”, por sus llamados “Pildorazos”, que no eran más que críticas que se hacían a las autoridades, transmitido por la emisora Ondas chiricanas. Su voz también se escuchó en La Voz del Barú, junto a destacados comentaristas de la provincia como Manuel Ramón Guerra, José Ramón “Ñato” Contreras, Juan B. San Martín, Santiago Anguizola Delgado, Rafael Aguilar, Medoro Lagos y Otilio Miranda.
Franceschi combinó la profesión de periodista con la de escritor. En 1956 escribe su primera obra Carbones de contenido social y con apreciaciones de los poetas Demetrio Korsi y Eduardo Ritter Aislán. Plasma en versos, el sentir, las costumbres y el ritmo de la raza negra. Es precisamente en ese libro donde aparece su poema más conocido: Salsipuedes.
Un año después, publica su segundo libro Epístola Sideral, un homenaje poético a la aventura soviética de lanzar una nave al espacio llevando consigo a la conocida perrita “Laika”. En 1964, a raíz de los trágicos sucesos de enero en que la juventud y el pueblo se enfrentan al ejército norteamericano, escribe el poemario Patria yo vengo a cantar.
Franceschi se desempeñó como relacionista público. En 1958 trabajó como relacionista público de la Presidencia de la República; no obstante, renunció frente a la refriega de la Fuerza Pública contra los estudiantes, decidiendo colocarse al lado de la lucha popular.
En 1965 escribe su tercer libro Apocalipsis, poema coral en torno a la figura del “primer guerrillero de América, del siglo XIX, Victoriano Lorenzo”. Al año siguiente obtiene el primer premio en el certamen literario Santiago Anguizola, con Canto y homenaje al libro, que como su nombre lo indica, es un poemario dedicado a los libros. En 1977 irrumpe una vez más con América Camina, en tanto mantenía su columna Pisando callos en el diario Crítica. En 1978 publica Recitando, un libro de poemas para niños, y en 1979 su segundo libro Vocecitas, el cual lleva ilustraciones del destacado pintor Mario Calvit. Como parte de su labor intelectual, participó y ganó en dos ocasiones el certamen de literatura infantil de la Caja de Ahorros con sus obras Buscando un rinconcito y La oropéndola. Fue miembro ad-honorem y asesor del grupo literario León A. Soto, creado en 1972.
En su rol de comunicador social fundó en 1980 el programa radial Universidad del aire, junto a sus colegas y amigos Diógenes De La Rosa, Ricardo J. Bermúdez, Samuel Bern, José Jorge Bonamico, Francisco Cornejo, Angela Arrue de Fábrega, José Renán Esquivel, Ricardo Lasso Guevara, Martínez Surroca, Víctor Cruz Urrutia y Ricardo Varela el cual se transmitía todos los domingos en Radio Nacional.
Franceschi fue periodista por vocación y ejerció el periodismo desde 1951. Colaboró con casi todos los diarios del país. La Nación, 1959; Ecos del Valle, 1952; Crítica, 1977; El Panamá América, 1972-1973; La Estrella de Panamá, 1958 y El Matutino, 1981-1982, en el cual escribió sus últimas columnas. Adicionalmente colaboró en medios internacionales, como la revista Bohemia de La Habana, Cuba.
El poeta Víctor Franceschi murió en su residencia, donde entre muchos de sus papeles permanecen cuentos y poemas inéditos que esperan ser editados. Igualmente, no se sabe en manos de quien reposa la antología poética que el bardo preparaba al momento de su muerte.
Dos años más tarde de su fallecimiento y dentro del marco de la celebración del septuagésimo aniversario de fundación del corregimiento de El Chorrillo y por gestiones del entonces representante, Gustavo Melgar, se develó una placa en la avenida de Los Poetas que eterniza uno de los poemas dedicados a la infancia, perteneciente al libro Vocecitas.