Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...
El regalo más grande es la pasión por la lectura. Es barato, consuela, excita, te da el conocimiento del mundo y la experiencia de una amplia clase. Es una iluminación moral (Elizabeth Hardwick).
Con el inicio del periodo escolar, en todas las Escuelas de Panamá, ingresan y acuden cientos de estudiantes, con un entusiasmo desbordante, a recibir la educación que los hará futuros presióneles graduados, las distintas ramas del saber humano.
Luego de leer el artículo titulado “La impronta de las letras panameñas en la educación Nacional”, publicado el 19 de enero de 2025, del escritor Henry Gorgona, comparto la idea de que es insoslayable e imperante poner de relieve y destacar la importancia, el valor y la grandeza de cultivar el hábito de la lectura y, sobre, todo, de autores nacionales.
Resulta indudable que la lectura y el acto de leer contribuye significativamente al desarrollo del pensamiento, ya que impulsa la libertad de imaginación, estimulando la creatividad, mejora el lenguaje, fortalece la concentración, aumenta la imaginación, y te genera un mayor caudal de nuevos conocimientos. La lectura es, por tanto, una herramienta fundamental para el aprendizaje y el desarrollo de las personas, porque permite adquirir conocimientos, ejercitar el cerebro y mejorar la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico. De ahí que Gorgona L. manifieste que “La literatura tiene el poder único de conectar el alma de una nación con la individualidad de sus habitantes y es a través de estas páginas que los jóvenes pueden entender su pasado y construir su futuro”.
El citado autor, enhorabuena, coloca la literatura panameña, (autores nacionales), como faros principales que debemos seguir y escudriñar, afirmando que “En el vasto lienzo de la identidad nacional, la literatura panameña se erige como un pilar fundamental, una brújula que orienta a generaciones hacia el entendimiento de sus raíces, valores y aspiraciones”.
Constituyendo el eje motor de su ensayo, recalca que “la riqueza literaria que nos han legado escritores y poetas panameños permanece, en muchos casos relegados a los márgenes del reconocimiento oficial y educativo ...”
Muy plausible sugerir que el legado literario panameño ocupe un lugar central en el currículo escolar. (Obras de Korsi, Sanan, Orestes Nieto, o Collado), y agrego las recientes publicaciones de Ileana Golcher, R. Ríos, Ela Urriola S., M. Franco, M. Molina, A. Castillero Pimentel, E. Jaramillo Levy, G. Sánchez Borbón, J. D. Morgan, etc.
Una mirada retrospectiva al universo de las letras, revela que para muchos la lectura es un hábito, para otros una pasión, como nos dice M. de Cervantes Saavedra. “En algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a la existencia”, lo cual reafirma el Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, quien destaca que “Aprender a leer es lo más importante que me ha pasado en la vida”. Y Joyce Carol “La lectura es el único medio a través del cual nos deslizamos involuntariamente, a menudo sin poder hacer nada, a la piel de otro, a la voz de otro, al alma de otro”. Y como escribe O. Paz, “Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía, cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre. Ya lo llevaba dentro”.
Nuestro eximio y singular cultivador de las letras, Dr. Rafael Candanedo, en reciente escrito, “La Poesía y el crear”, refiere que la palabra poesía, proviene del latín poises que significa hacer, crear, materializar y nos hace “un llamado, para que, desde todas las esferas, se dé la importancia que merece la lectura y la literatura, y que se fomente creatividad y la empatía en esta época de inteligencia artificial, donde el robot empieza a gobernar”.
Recordemos, como nos enseña André Maurois, que “El arte de leer es, en gran parte, el arte de volver a encontrar la vida en los libros, y de comprenderla mejor gracias a ellos”.
La lectura de un buen libro es un diálogo incesante en que el libro habla y el alma contesta.