• 05/12/2016 01:01

Anécdotas e historias de mi profesión sobre Fidel Castro

Hay algo más que contar, fue cuando viajé a La Habana para la liberación del preso político más antiguo

Tengo muchos amigos exiliados cubanos. Sus historias y sufrimientos vividos por oponerse al régimen castrista ponen los pelos de punta.

Como productor del especial ‘Porque nos importa' de RPCTV, en el 2000 logramos un programa sobre el régimen de Fidel Castro. Penetramos grupos disidentes allá en un barrio habanero, burlando la seguridad de Estado de Fidel. El embajador cubano en Panamá, Carlos Zabala, se irritó y me reclamó en términos poco afable. Recuerdo que me dijo ‘yo te hubiera ayudado a hacerlo mejor', evidente que no le gustó el programa. Lógico.

En Miami, se me quedó una frase del congresista Lincoln Díaz-Balart, sobrino de Castro. Entrevistado por Abdiel Gutiérrez para el mismo programa dijo: ‘Un tiro en la sien a Fidel también es una muerte natural'. ¡Vaya la máquina!, ¡para decir no es un crimen esta muerte violenta!

Tengo el testimonio de Raymond Molina, amigo de muchos años. Solidario y empresario. Opositor sin cuartel al régimen castrista. Veterano de Bahía Cochino. Apresado por las tropas de Fidel. No recuerdo bien cuándo me contó esta historia, si el comandante era Hubert Matos o Camilo Cienfuegos. Ellos, informan a Fidel del grupo invasor apresado en combate y le notifican que iban a proceder a fusilarlos. De pronto, la sorpresa. Castro les responde por una radio comunicación de onda corta que no cometan ese error. Y, les ordena trasladarlos a La Habana. Castro, estaba ya asfixiado por la falta de medicamentos y, decidió canjearlos por medicina, propuesta que EE.UU. aceptó.

Hace poco recibí una delegación de periodistas cubanos en el exilio y exprisioneros de Castro. Yoel Borges y Jesús Díaz Martínez, el canciller del Colegio Nacional de Periodistas en el exilio. Sus historias relatadas desmayan por lo cruel de los tratos. La mejor comida dominical, narraron, era arroz pincho con un par de huevos. Ese menú fue el que Jesús, ordenó en el restaurante, una noche cuando cenábamos. Así rememoró aquellos días de cárcel.

Ellos, cumplieron sus condenas y pudieron salir de su país hasta el día de hoy. En medio de la Cumbre Hemisférica de las Américas, dos hechos los involucraron. Uno, una turba de seguridad Estado cubano-venezolanos acorrala a Yoel en el patio del Hotel Panamá, por lucir una gorra del 26 de mayo. Querían lincharlos, pero la policía panameña los rescató (a Yoel y Jesús) y me los entregó. Y, el otro suceso fue cuando Jesús no pudo contenerse al ver cerca a Raúl Castro y le gritó: ‘¡Asesino! ¿Cuándo vas a liberar mi país?'. Pasada su proclama política y poco después, cuando se retiraba de Atlapa, fue interceptado por agentes de Raúl Castro y entregado a la policía panameña. Después de tres horas fue cuando supe qué pasaba y lo liberaron, tras verificar los documentos migratorios y de acreditación. Si esas turbas hacen esto aquí, ¿qué no hacen allá?... ¡Verdad!

Hay algo más que contar, fue cuando viajé a La Habana para la liberación del preso político más antiguo, Roberto Pérez, quien, después de aceptar previamente su liberación, se retacó y dijo que no viajaría a Panamá si no liberaban a toda la celda en la que se encontraba purgando. A negociadores panameños les tomó tres días convencerlo y mi estadía allá fue de iguales días en un viaje supuesto de un día. Fue por eso que conocí en persona a Fidel Castro, a quien con resabios le estreché la mano a las 2:00 a. m.

Como cristiano, pido que descanse en paz (q. d. e. p.), pero me pregunto, ¿se lo merece? La historia dará su veredicto sobre el porqué de su régimen.

Como panameño reconozco la solidaridad para con nuestro país, nuestra lucha por la recuperación de nuestra soberanía y transferencia del Canal.

PERIODISTA

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