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- 31/01/2022 00:00
Directiva ACP o colonialismo mental
Todo indica que la propuesta unificada de seis candidatos(as) para ser parte de la próxima junta directiva de la ACP, hecha por importantes agrupaciones del movimiento popular panameño, sigue despertando interés para bien o para mal.
Efectivamente, en las redes digitales, sitios públicos -y me han informado que hasta en el Club Unión- hay puesta cierta atención en esta iniciativa. Unos, muy pocos, comprendiendo el sentido de la propuesta; otros muchos, descalificando a todas o a una que otra figura de las seis nominadas con los más disímiles argumentos, pero cuyo sustrato revela una alta dosis de colonialismo mental.
Entre los que comprenden la propuesta no solo están los que se han librado de un razonamiento e interés colonialista, sino, también, entre los que no lo han hecho y se benefician privativamente del ordenamiento actual de las actividades canaleras, de allí que se entienda por qué hasta en círculos del Club Unión hay quienes le han puesto el ojo a esta iniciativa y no a otras. Evidentemente, sospechan que, si tal atrevimiento de sectores del movimiento popular llega a expandirse por toda la sociedad panameña, sus días de “acumulación por desposesión” -vil apropiación privada de recursos de toda la nación- se verán terminados.
En las “redes sociales”, por su parte, en una observación que hicimos durante los últimos días a unos 300 comentarios que pudimos seguirle la pista, se repiten mucho dos argumentos; uno, el tema ideológico-político; otro, el tema generacional -la edad-que a la postre no deja de tener sustancia ideológica. En la mayoría de ambos abordajes, pulula de forma alarmante una total falta de identidad de clase social y de Patria, que hace despuntar un perfecto COLONIALISMO MENTAL. Esto es lo que suele denominarse comúnmente, neocolonialismo, donde el ejerciente del poder colonial ya no requiere estar físicamente con sus instituciones políticas y represivas en el territorio sometido, basta que los incautos herederos de la colonia tengan una mentalidad, un razonamiento que conduzca a poner en buen resguardo los intereses del poder expoliador, independiente de que estos incautos estén conscientes de a quién favorecen.
En el tema generacional, se arguye que los seis candidatos de la propuesta popular unificada están pasados de edad, con sus salarios ya asegurados y que les toca a las nuevas generaciones de profesionales con más estudios ocupar tales puestos. Sin duda, o no se ha comprendido el significado de la moción o no se desea comprenderlo por los intereses que se demuestra defender, que no serían los de la nación.
No niego que es perfectamente válido el planteamiento del relevo generacional, pero viene a bien o mejor, si estuviéramos hablando de puestos para administrar las operaciones canaleras, más que lo que ahora se discute, que es lo de ser parte de la toma de decisiones políticas en la Junta Directiva de esa empresa estatal, para garantizar que NO se siga dando eso que impulsan las élites del poder actualmente: la apropiación privada de las riquezas pertenecientes a toda la nación.
En este escenario, los doctorados profesionales no garantizan que se cumpla una política de defensa del interés de la nación, la experiencia de los representantes de parte del movimiento popular, en tanto comprometidos con los intereses del pueblo, ofrecen una mayor probabilidad de cumplirlo, mientras se preparan los relevos en esta dimensión de decisiones de la política canalera, no de si organiza administrativamente bien las operaciones; cosa que tiene su discusión propia en su momento apropiado.
En el tema de las argumentaciones ideológicas, las mismas manifiestan lo que la sociedad moderna incubó desde sus orígenes y se reproduce hoy, tal es, la visión de los filósofos como Emmanuel Kant, para quienes los puestos de poder están reservados a los ilustrados, quienes, para su época, coincidían con su clase social -burguesa- que venía posicionándose de los puestos decisorios de los aparatos del Estado. Según este criterio -tecnócrata- los originarios u originarias de las clases populares, difícilmente manejarán bien la cosa pública.
La gestión a nivel de toma de decisiones de políticas no depende únicamente de perfiles profesionales formales, también depende de actitudes y éticas de comportamiento. Por tanto, en el perfil de un(a) directivo(a) de la Junta Directiva de la ACP y cualquier empresa e institución pública, no cabe admitir ni colonialismo mental, que aleja del compromiso con sectores populares, ni actitudes de avaricia y codicia.