• 08/12/2012 01:00

Debemos honrar a nuestras Madres todos los días

Un día como hoy, estamos honrando a nuestras madres; aunque, debiera ser todo los días de nuestro existir. Es el ser más apreciado sobr...

Un día como hoy, estamos honrando a nuestras madres; aunque, debiera ser todo los días de nuestro existir. Es el ser más apreciado sobre la Tierra. Sin importar su edad, se preocupa por todos sus hijos. Medito y comparto con ustedes, que debemos darle gracias a Dios por conocer a nuestras madres.

Desde que fuimos concebidos en su vientre siempre se preocupó por nosotros. De tal manera que nos proveyó los primeros alimentos que nos permitían crecer y se reflejaba en su figura que sufría transformación en el embarazo. Ella se llenaba de alegría por sentir nuestros latidos y movimientos en su vientre. En el momento del parto volvimos a ser bendecidos con el primer grito significativo en su forma de expresión: ‘Gracias Madre, te honraré todos los día’.

Al transcurrir los días, meses y años; en Proverbio 31:15 dice: ‘Ella se levanta cuando aun es de noche para dar de comer a los de su casa’. Fuimos aprendiendo a tomar leche de su pecho, tomar leche en mamadera, llorar, ir al pediatra, ensuciarnos los pámpers, gatear, caminar, salieron los primeros dientes, etc. Todas esas vivencias nuestra madre las disfrutaba con mucho gozo. Durante dicha etapa aprendimos hasta sus hábitos.

Nos llevó el primer día a la escuela, se preocupaba porque tuviéramos los libros, iba a las reuniones de la escuela, recibía los boletines, etc. Todas esas etapas estuvimos bien ligados a nuestras madres. Al llegar al colegio nos fuimos apartando de ellas, las fuimos cambiando por nuevas amistades. Nuestra madre pasó a otro plano, que consiste en proveer lo material y poco la parte afectiva de nosotros. En la medida que crecíamos nos hacíamos más independientes. Seguimos estudiando hasta graduarnos de la universidad, los que estuvieron un objetivo claro; otros, se casaron y muchos decidieron tomar otro rumbo en sus vidas.

Ellos por su mala decisión, piensan que su madre no tomó la mejor medida por su educación y calidad de vida. Nosotros, los hijos, no debemos tener resentimientos hacia nuestra madre por la forma de nuestra crianza. Debido a que no hay manual perfecto para educar un hijo.

A pesar de que nuestra madre cuando nos da un consejo es para bien, la razón es porque sale del corazón, pero, como nos sentimos fuertes, no la escuchamos. Efesios 6:1:3 nos dice: ‘Hijos, obedezcan a sus padres, pues esto es un deber honrar a tu padre y a tu madre. Es además, el primer mandamiento que va acompañado de una promesa, para que sea feliz y goce de larga vida eterna’. Nuestra madre tiene el Don Divino de saber cuándo estaremos en peligro. Pero escuchamos mejor a un extraño supuestamente llamado amigo, pero el mejor amigo de una persona es la madre.

Me preocupa la forma como estamos honrando a nuestras madres un ser tan especial, que se desprendió de su familia para forma un nuevo hogar, dejó de comer y vestir por nosotros. Hoy, el mercado comercializa el Día de las Madre y nos desenfrenamos de una manera que el hijo que tiene varios meses de no conversar con su madre, hoy llega con un regalo material.

Nuestra madre, ya agotada por los años, está sola en su casa donde vio a sus hijos crecer, está sola, falta de afecto, con ansiedad por el hijo que siempre la reprochó. Debemos meditar en este proverbio 23:22: ‘Escucha a tu padre que te dio la vida; no desprecies a tu madre cuando sea viejita’. El mejor regalo que podemos darle a nuestra madre es honrarla todo los días de nuestra vida y ser sumisos con ellas. Aprovechemos que nuestro Ser Supremo nos las tiene viva. Ella hizo algo por nosotros; ahora, nos toca a nosotros ser un buen hijo todos los días. ¡Viva el Día de las Madres, tanto para las que están en la Tierra como en el Cielo! ¡Gracias Cecilia Rodríguez de Salazar por ser la mejor madre del mundo, a quien le debo todo lo que soy hoy! DOCTOR EN CIENCIAS EMPRESARIALES Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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