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- 25/11/2016 01:01
Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y las Niñas
Por fin en el mundo se reconoce cada vez más que la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos, una pandemia de salud pública y un grave obstáculo para el desarrollo sostenible. Sin embargo, todavía podemos y debemos hacer mucho más para que esta toma de conciencia se traduzca en unas medidas de prevención y de respuesta significativas.
La violencia contra las mujeres y las niñas sale muy cara a las familias, las comunidades y las economías. Si una mujer no puede trabajar a causa de la violencia, puede peligrar su situación laboral, lo que socavará su autonomía y menguará su capacidad de obtener los ingresos que necesita y de poner fin a una relación abusiva. La violencia contra las mujeres también trae consigo una disminución de los niveles de productividad en las empresas y agota los recursos de los servicios sociales, del sistema de justicia y de los organismos de salud. La violencia doméstica y la violencia infligida por la pareja siguen siendo un problema generalizado y la impunidad por esos delitos agrava la situación. Todo ello desemboca en un sufrimiento enorme y en la exclusión de las mujeres, al verse privadas de la posibilidad de participar de manera plena y legítima en la sociedad.
El mundo no se puede permitir pagar ese precio. Las mujeres y las niñas tampoco pueden permitírselo y no deberían tener que hacerlo. Sin embargo, este tipo de violencia se observa todos los días alrededor del mundo y las iniciativas dirigidas a hacerle frente, si bien cuentan con un decidido compromiso político, sufren un déficit crónico de financiación.
Desde 2008 estoy al frente de la campaña ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres , cuyo objetivo es pedir que se adopten medidas a escala mundial para que se destinen más recursos a luchar contra el problema y para que se busquen soluciones. Exhorto a los Gobiernos a que muestren su compromiso incrementando de forma considerable el gasto nacional en todos los ámbitos pertinentes, por ejemplo, prestando apoyo a los movimientos de mujeres y las organizaciones de la sociedad civil. Aliento también a los dirigentes mundiales a que colaboren con ONU-Mujeres y el Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la Violencia contra la Mujer. Pedimos también al sector privado, a las instituciones filantrópicas y a los ciudadanos interesados que asuman la responsabilidad que les corresponde.
SECRETARIO GENERAL DE LA ONU.