• 07/05/2024 00:00

Derechos humanos vs. inteligencia artificial

La inteligencia artificial puede ser de gran apoyo para el hombre y para ello debemos capacitarnos y regularlo en Panamá para su uso responsable y ético

La Revolución digital que vivimos ha traído consigo avances sin precedentes en el campo de la inteligencia artificial. Esta poderosa herramienta ha abierto un mundo de posibilidades, pero también mucho temor en la población y retos.

Nos referimos de ausencia de referentes éticos para hacerle frente a la inteligencia artificial en Panamá, ahora bien, nos debemos preguntar si en lugar de llenarnos de prejuicios mejor no regulamos su uso en base a estándares internacionales existentes en materia de derechos humanos. A diferencia de lo que ocurrió en distintos momentos de nuestra historia, en donde la humanidad enfrentó grandes cambios tecnológicos sin marcos regulatorios internacionales que sirvieran de guía, en el 2024 estamos en mejores condiciones ya que contamos con muchos instrumentos en derechos humanos con valor universal, que regulan el uso de la inteligencia artificial, bajo principios éticos como: la transparencia, la justicia, la dignidad humana, la no discriminación y la privacidad.

No es prudente continuar ignorando que la referencia de los derechos humanos para regular la inteligencia artificial en muchos países de Europa, Asia, Norteamérica y de la región como Chile, México y Colombia es ya un hecho.

En mayo de 2018 expertos de diferentes campos del conocimiento, aprobaron la Declaración de Toronto (firmada por Amnistía Internacional, Access Now, el Observatorio de los Derechos Humanos y la Fundación Wikipedia, entre otros); la Declaración en su primera sección establece los deberes de los Estados de prevenir la discriminación. La segunda sección establece las responsabilidades de los actores privados en el desarrollo e implementación de la inteligencia artificial. La tercera sección se afirma el derecho a un recurso efectivo y a llamar a rendir cuentas a los responsables de violaciones.

En octubre de 2018, la Organización The Public Voice, aprobó las Directrices Universales para la Inteligencia Artificial, documento respaldado por cincuenta (50) organizaciones científicas y mas de doscientos (200) expertos de todo el mundo, cuyo objetivo en común es maximizar los beneficios de la inteligencia artificial, minimizar el riesgo y garantizar la protección de los derechos humanos.

Existen muchos otros instrumentos internacionales que regulan la inteligencia artificial como los Principios de Pekín aprobados en 2019, por la Academia de Inteligencia Artificial en Pekín (AIAB), la Universidad de Pekín, además el Instituto de Tecnología de Computación de la Academia de Ciencias de China, entre otras.

Observemos que los derechos humanos son referentes valiosos para garantizar la protección de la dignidad humana en el uso de la inteligencia artificial.

En el 2017 el Presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de Norteamérica, John Roberts, visitó el Instituto Politécnico de Rensselaer ( Troy, New York), que es uno de los centros de investigación y docencia más importante de los Estados Unidos de Norteamérica y se le hizo una pregunta: ¿ Se puede prever un día en el que las máquinas inteligentes impulsadas con inteligencia artificial, ayuden en la determinación de hechos en los Tribunales e incluso en las decisiones de calificación?. Y su respuesta fue: “Es un día que está aquí... y está poniendo una presión significativa en cómo el poder judicial se encarga de hacer las cosas”. En el 2016 el University College de Londres, presentó un software de aprendizaje automático capaz de presentar los mismos veredictos que los jueces.

La inteligencia artificial puede ser de gran apoyo para el hombre y para ello debemos capacitarnos y regularlo en Panamá para su uso responsable y ético.

No creemos que la inteligencia artificial constituya una amenaza para los derechos humanos y el hombre, más bien la amenaza puede venir del uso irresponsable que las personas pueden darle a la inteligencia artificial.

Ahora bien ese uso ético no tendrá éxito sino tomamos en serio la educación en inteligencia artificial.

El autor es abogado y docente universitario
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