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- 16/02/2016 01:00
Salvar la CSS, decisión de todos
En días pasados asistí a una reunión del Instituto Panameño de Estudios Cívicos donde tres expertos de reconocida trayectoria en la materia expusieron sobre el grave problema del Fondo de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja del Seguro Social (CSS). El grupo, que incluyó a Marianela Morales, Carlos Abadía y César Tribaldos, resaltó que tal es el hueco en las finanzas que este alcanzará un tamaño de $40 000 millones o más en el transcurso de los próximos cuarenta años. En efecto, entré preocupado... pero salí consternado ante la dimensión del problema. Ahora, no solo fue preocupante escuchar las cifras —lo peor fue percibir que la mayoría de los ciudadanos actualmente NO comprende la magnitud del problema. Aunque reconozco que estaban presentes cuarenta o cincuenta panameños interesados en este tema, cuando gran parte de la población estaba distraída en las tres reinas del carnaval en Las Tablas, o de dónde sacaremos agua para los culecos (en lugar de encontrar agua para los sembradíos de un campo sediento) o en el último bochinche político.
Estimado lector, lo anteriormente dicho no es todo, el susto fue inmenso cuando sostuvieron que los últimos estados financieros auditados de la CSS son del 2011 y que desde el 2009 los mismos no cuentan con opinión de los auditores. Esto es algo muy grave, porque pone en duda la fidelidad de los números que maneja la administración. ¿Qué empresa privada opera de esta manera, máxime una que maneja casi cinco mil millones de balboas de aproximadamente un millón de cotizantes?
Parte de la respuesta puede ser que la Ley 51 del 2005 obliga a la Junta Directiva de la CSS a aplicar medidas para resolver el problema actuarial del Régimen de IVM una década antes que la relación financiera ‘Reservas del IVM / Pago de jubilaciones anuales' sea inferior a 2.25 veces. La interpretación literal de la norma que ordena lo anterior lleva a que, para establecer dicha relación, se incluyan las reservas de los dos subsistemas, considerando los fondos acumulados en el componente de beneficio definido del nuevo subsistema que no tendrá jubilados, sino aproximadamente en 2029. Lógico, al considerar estos fondos, que realmente no tienen relación con el gasto actual, el numerador es mayor de 2.25 veces al denominador, permitiendo que la Junta Directiva y la administración de la institución no caigan en incumplimiento de este articulo de la Ley y les permita no tener que afrontar el problema. Es muy peligroso que los mandatarios de turno, ya sea por desidia o ignorancia y desconocimiento de la materia, sencillamente no estén encima de esta situación... ignorancia que incluso podemos catalogar como un crimen contra el pueblo que los eligió. ¡Qué irresponsabilidad!
Por enésima vez insto al Gobierno que se ponga los pantalones. Este tema merece una discusión por más que tenga un alto costo político. Para eso fueron electos, para tomar decisiones y no postergarlas so pretexto de supuestamente enfocarse en castigar el desgreño pasado, y con ello iniciar procesos legales que hasta ahora han tenido escasos y dudosos resultados.
En su momento, el Gobierno PRD, que encabezó el presidente Torrijos, tuvo que tomar decisiones muy impopulares, pero lo hizo a razón de que gobernar significa tomar, también, decisiones ingratas. A pesar de sufrir oprobios de los demagogos, fui un convencido en defender estos cambios desde la Asamblea. Nuestra decisión le consiguió un respiro al programa del IVM por 15 años adicionales. La demagogia de nuestros detractores al final resultaron ser mentiras —el programa, con sus tumbos y tropiezos, sigue ahí para beneficio de la población asegurada. Fue una decisión que tuvo un alto costo político, pero una decisión que resultó ser la financieramente correcta.
La razón del problema es sencilla: cada panameño retira en jubilaciones, incluyendo intereses capitalizados. aproximadamente entre 2 y 3 veces lo que aporta en toda su vida laboral. Contrario a lo que ocurría cuando se creó el sistema en 1941 con Arnulfo Arias, hoy los panameños, gracias a Dios, vivimos veinte años más. Cuando se multiplica esta cifra entre los 700 - 800 000 panameños que harán uso de este beneficio, la cifra se torna inmanejable.
¿Cómo vamos a financiar este monto, que podría alcanzar los 40 000 millones mencionados con antelación? A pesar de lo complejo del problema, las posibilidades son limitadas. La primera opción sería que el presupuesto nacional aporte mil millones o más por año por los próximos 40 años. Esto implicará el disminuir el presupuesto de inversiones públicas (es decir, menos escuelas, acueductos, potabilizadoras, educación, carreteras, salud, entre otros) para garantizar la jubilación de nuestros cotizantes. La segunda implicaría aumentar el ITBMS a niveles absurdos (aproximadamente 20 %), o el impuesto de inmueble, el de la renta u otros impuestos, para así dotar de recursos a la institución. La tercera sería aumentar la edad de jubilación, la cuota obrero patronal o la densidad de cuotas, lo que causaría malestar entre los cotizantes y sus beneficiarios. La última opción, finalmente, implicaría negociar creativamente una mezcla de las alternativas anteriores. Cualquiera de estas posibilidades es impopular. Frente a estos escenarios, ¿no amerita el debate y la toma de decisiones inmediata?
Este tema da para mucho más; sin embargo, quizá la ironía más grande de este asunto es que fue precisamente un Gobierno torrijista el único que se preocupó de recuperar y salvar el legado del fundador del partido panameñista, porque sus supuestos seguidores hoy desean ignorar conveniente y demagógicamente este tema. Debatir a tiempo las cifras y las alternativas presentadas será la decisión fundamental para que todos los panameños tengamos la oportunidad de consensuar un acuerdo. Tenemos que encontrar la fórmula menos traumática y políticamente más viable para salvar la jubilación de los casi un millón de asegurados panameños. Pero, con todo respeto Señor Presidente, tal como se lo dije a su antecesor: ‘PÓNGANSE A TRABAJAR Y ATRÉVANSE A TOMAR DESICIONES'.
El Gobierno pasado solo tomó en serio hacer obras de Disneyworld y arrasar, cual Atila, las finanzas públicas y su administración, hoy se juega con la indecisión y la inacción. Es mortal que insista en este curso. Tenemos que quitarnos la venda de los ojos y obligarnos a discutir este escabroso tema para salvar de la debacle al IVM de la CSS.
FINANCISTA