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- 20/02/2024 00:00
Crisis en el canal ampliado
La crisis del agua que atraviesa el Canal de Panamá en el 2023-2024 es consecuencia del canal ampliado que fue mal diseñado para atender tanto la demanda real de agua y su calidad. La planificación sobre el agua como el principal recurso con el que funciona y opera el canal fue mal calculada en todas las proyecciones del proyecto. El resultado es que el Canal tiene déficit de agua por alta demanda operativa, consumo humano y por factores climáticos esperados y pronosticados en el clima de Panamá.
No hay dudas de que la economía poco diversificada de Panamá recae fuertemente en el Canal de Panamá y las actividades conexas. Es notorio el valor estratégico del Canal en la economía aportando en los últimos 23 años más de 23 mil millones balboas en ingresos netos comparado con menos de 2 mil millones balboas en 85 años de la administración norteamericana desde 1915. Sin embargo, nunca debemos obviar que esta empresa debe ser manejada con rigor científico milimétrico. Sin embargo, esto no es así. Hay demasiadas voces políticas e influencias, interesadas en sus propios negocios, hablando al oído de los ingenieros y gerentes del Canal que los ha llevado a cometer errores de alto calado, que pueden hacer naufragar nuestro venerado Canal de Panamá.
Los postulados de que la ruta por el Canal de Panamá es confiable se ha caído al abismo de la incertidumbre, difícil de superar para sus clientes en el futuro. Lo que prometió captar con eficiencia y con los crecientes volúmenes de comercio se han esfumado por ahora, a pesar de que los ingresos hayan aumentado, es bueno saber que ello se debe al aumento de los costos de peajes y otros servicios para lograr más pago de las navieras y no por efecto de un canal eficiente para todos sus usuarios.
En la propaganda de la “ampliación” en el año 2006, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) aseguró que el proyecto propuesto al país y al mundo era producto de cinco años de investigación rigurosa, más de 120 estudios con solidez científica y técnica sobre el mercado, la demanda, la capacidad, el medio ambiente, aspectos ingenieriles, las finanzas y las realidades sociales y económicas; sin embargo, en los primeros meses de operación comenzaron los problemas que hoy están matando al famoso Canal de Panamá. El primer problema grave detectado luego de la inauguración de la ampliación fue la fuerte entrada de toneladas de sal a las aguas dulces del Lago Gatún en el norte y en el Canal de acceso de Cocolí y el Corte Culebra en el lado Pacífico. Eso al principio era un secreto. Hoy lo han intentado normalizar para no levantar mayores sospechas, cuando en realidad es un desastre ambiental descomunal.
Igualmente, la ACP prometió que el canal ampliado evitaría retrasos y pérdidas a los clientes navieros y con ello evitaban que estos usaran otras rutas. O sea, el canal ampliado esperaba acaparar gran parte de la flota naviera de este hemisferio. Sin embargo, hoy, con la crisis de falta de agua, las navieras comenzaron a usar más barcos grandes y disminuir el cruce con barcos más pequeños. La realidad 2023 e inicios de 2024 es que demasiados clientes han tenido que irse por otra ruta y muy pronto podrían usar rutas alternas que han nacido con la crisis que la propia ACP creó con un proyecto mal diseñado. No nos sorprendió El Niño, sino que fuimos sorprendidos por los adultos del Canal con sus excusas imperdonables, que parten de no aceptar los errores cometidos.
No hay dudas que la flota de los llamados barcos pospanamax se han quedado parcialmente varados en los fondeaderos del Caribe y del Pacífico y eso es fatal para la cara de eficiencia que había vendido el Canal. El consumo de agua de las cuatro esclusas desaguando hacia los océanos no es poca cosa. La estación seca acrecienta la escasez y por poco quedamos en la lama de los lagos. Parece un mal sueño o una pesadilla, pero es una realidad vergonzosa y peligrosa la que vive el Canal, sólo por haber ignorado varios estudios sobre la demanda de agua y la salinización, temas que fueron abiertamente desautorizados por cierta gente dentro de la ACP para el diseño correcto de un canal ampliado. Se plantaron en 5,200 millones, para hacerla ver factible financieramente lo que en efecto costaba mucho más si se diseñaba mejor.
En un folleto de propaganda de la ACP de 2006 advirtieron seis factores que afectaban la capacidad del Canal: dimensiones de las esclusas, mantenimiento de las esclusas, tamaño de los buques, mezcla de buques, factores climáticos y tipo de carga. Note que no mencionaron que el agua era el factor principal a considerar sobre la capacidad futura del Canal. Si bien mencionaron el factor climático, que asumimos que se referían a las sequías recurrentes en la cuenca, todo se lo dejaron a las tinas de reciclaje, estructuras que habían escogido a priori y la subida del nivel de Lago Gatún, obra que nunca fue concretada y que teóricamente era vital para asegurar disponibilidad de agua que hoy no se tiene.
No hay dudas y soy reiterativo, fue una falta grave adicional, ya que la ACP fue advertida que las tinas de reutilización de agua aumentarían significativamente la intromisión salina masiva en las aguas dulces del Canal. Hoy sabemos que la salinidad está siendo detectada a todo lo largo del Canal de Panamá y esto significa que la entrada de sal alcanza cientos de miles de toneladas, si no más que eso. Ahora buscan agua de otras cuencas vecinas para aumentar el volumen del Lago Gatún y para desaguar más, sin el uso de tinas para desalinizar dicho lago, hecho que se daría a un costo de varios miles de millones, con todo el impacto ambiental y social que ello causa y sin garantías que solucionará el problema de fondo.
En términos de sostenibilidad, la ACP ha quedado muy mal situada, ya que es evidente que como institución no ha sabido administrar el agua como el recurso natural más vital para que funcione el Canal de Panamá. En tiempos del emperador César Augusto, muchos serían ajusticiados sin piedad por tales fallas graves. Acá la ACP como vaca sagrada, tiene toda la oportunidad de hacer lo que están haciendo sin consecuencias, políticas, corporativas, ni profesionales, ni penales o morales. Si no se sanea, seguirá cometiendo errores graves y costosos para el país.
Según la ACP en el 2006 el costo de la ampliación era un proyecto superelaborado y calculado. Nada podía salir mal y todo ha salido peor. Nos dijeron que el proyecto consistía en su totalidad en tecnología probada, que además se contaba con la experiencia en dragado y excavación. Quizás sea cierto. Pero no hablaron de otras experiencias cruciales para que el proyecto no fuera un fiasco y que afectara, con ello, las arcas del país, en falta de ingresos, préstamos y endeudamiento para reparar el encallamiento.
Que no hablar de las proyecciones en ingresos que propusieron y que hoy no llegan a dichas cifras. Eso mejor lo dejamos para otro artículo desnudando ese fiasco y un hueco en las finanzas del país por abusar de la propaganda y no de la realidad en este tipo de megaobras. El pueblo, mientras tanto, espera las promesas políticas del 2006, cuando prometieron que Panamá con el Canal ampliado sería un país “desarrollado”, con todo lo que ello significa e implica.
En conclusión, la crisis del Canal de Panamá es producto del mismo tipo de crisis que afecta al país. Es el de la gente técnica dominada o controlada por huestes políticas y élites poco éticas que merodean como hienas el derrame de los jugosos fondos públicos de la ACP para que la fiesta nunca acabe para ellos y nunca inicie para los descamisados y la gente pobre de los cuartos, con sus chiquillos descalzos, donde la luz del sol nunca llega, tal como lo vio en 1942 el poeta del pueblo, Demetrio Herrera Sevillano.