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- 13/08/2022 00:00
“Corrupción, camino directo a la perdición y al infierno”
Para muchos, inclusive hasta para mi mismo, el título de este escrito sonará demasiado o algo descriptivo y hasta apocalíptico, sin embargo, siento que el momento que vivimos lo amerita, cuando el ser corrupto para muchos es una norma de vida sin importar si alguien vive o muere debido a sus acciones.
La primera y mayor argucia del diablo consiste en negarse a sí mismo; que el mejor presupuesto para que él logre sus objetivos es poner en duda o negar su existencia. Esto es muy cierto y hay que reconocer con dolor que el diablo ha contado con esta táctica y con muchos "idiotas útiles", a lo largo de la historia.
Lo mismo ocurre con la corrupción, todos sabemos que existe, pero no la queremos ver, ni reconocer, y mucho menos denunciar. De hecho, él es el promotor de esta.
¿Hacia dónde piensa cada persona corrupta que lo llevarán sus actos de falta de transparencia, ética y valores? Cada vez que actuamos en contra de lo justo y la moral, ya sea como diputados, ministros, policías, gerentes de alguna empresa privada o trabajadores, entre tantas funciones que realizamos, estamos encarando una acción que nos llevará a enfrentar una responsabilidad mucho mayor de la que suponemos, es decir que si mis acciones desde el sector desde donde me desempeño, crea pobreza en el país, esto producirá falta de recursos para educación, en nuestro sistema de salud, seguridad y otros, y las consecuencias que estamos viviendo por estas acciones individuales, las deberemos pagar cada uno de manera particular.
Muchos no entendemos lo tan elemental de escoger entre hacer el bien o el mal al ser corruptos. Por esa razón, hago un llamado a la conciencia de esos panameños, quienes aún piensan que sus actos de corrupción y de falta de transparencia, no tienen consecuencias que lamentar entre tantos niños y familias en nuestra sociedad.
Al final del camino nada nos llevaremos, cuando nos toque partir de este mundo; sin embargo, tendremos que dar fe de lo que hicimos correctamente, y saldar cuentas de nuestros malos actos.
A ti, corrupto y corruptor de este país, pon atención de lo que estás haciendo, sin darte cuenta estás arrastrando a tu propia familia hacia donde nadie quisiera tenerla.