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- 25/08/2023 00:00
La copla en los bailes de tambor afropanameño
Según el Diccionario de la Real Academia Española (2001), la palabra “copla” tiene su etimología a partir del vocablo latino “copula”, que a su vez significa “unión”.
El profesor José Pedrosa (s/f, pp. 77-93) agrega que el concepto de “copla” es de los más fundamentales dentro del campo léxico y semántico de la poesía y del cancionero lírico hispánico. En el español actual, “copla” es una canción lírica de naturaleza oral, anónima, tradicional, generalmente en metro de cuarteta, seguidilla, o más raramente de quintilla o décima. Por “copla” o “copla española” se entiende también, al género poético musical no anónimo ni tradicional cultivado por cantantes como Concha Piquer, Lola Flores, Rocío Jurado, etc. En la Edad Media y en los Siglos de Oro, períodos en que se desarrolló la primera poesía española, la voz “copla” se refería más a un tecnicismo perteneciente a la órbita de la metaliteratura, que identificaba una estrofa, a menudo compleja, de autor conocido, no popular, aspirante al prestigio literario. El Diccionario de Autoridades de 1726 ofrece una primera acepción diferente: “cierto género de metro Castellano, que oy se compone de quatro versos de ocho ù once sylabas, que unas veces son consonantes y otras asonantes”.
Tal como lo describe Andrey Kofman (2013, pp. 65-78): estas canciones fueron traídas al Nuevo Mundo por los conquistadores durante los siglos XVI y XVII, lo cual constituye la capa primaria de la poesía popular hispanoamericana, a partir de la cual se formaron otros géneros del folclore criollo.
En nuestra geografía, la profesora Zárate (1971, p. 18-345) anota que tradicionalmente en la República de Panamá las coplas son breves, concisas, precisas, sencillas; gráciles, expresivas; reflexionan, evocan, sentencian, sugieren con fina indirecta; son narrativas, ricas en imágenes, metafóricas. Pintan la vida cotidiana, adoptando el vocabulario propio de cada región, utilizando apócopes (vo'); síncopas (besalo); paragoges (vide); reemplazando letras -L por R (gorpe), o la H por J (jondear)-; omitiendo letras (cantá); agregando la S al final de la segunda persona (dijistes); omitiendo la letra “D” en la preposición “de” (chicha e junta); cambiando el acento de algunas palabras (subite). Están llenas de mimos en el requiebro, siendo “moreno” su expresión preferida; son cálidas en el amor; impetuosas en la pasión; sentimentales en la queja; duras en el olvido; rebeldes ante la imposición; certeras en la crítica; amantes de la libertad; algunas veces de espíritu sarcástico o desafiantes en la colectividad de una tuna de Carnaval al amanecer del martes. La copla se cultiva exclusivamente ligada al canto, a tonadas, llamadas levadas en regiones más ancestrales en la práctica del tambor afropanameño (costas de Colón, Darién, Parita). Adicionalmente, agrega Zárate: solo con el canto, por el canto y para el canto se produce y vive; apoyándose frecuentemente del uso de fonemas sin significado, que representan la base de su saloma durante el canto (jo, je, ja), que le imprime un singular dejo y alegría característica (1971, p. 18-345).
Tradicionalmente nuestra copla es cultivada de forma libre, sin obedecer a patrones métricos estrictos, donde puede prevalecer la saloma o los versos. En regiones con mayor penetración hispánica revisten la forma de cuarteta octosílaba perfecta (consonante o asonante), o bien en la forma de redondilla. Su texto nunca es igual a uno anterior, varía según el estado emocional de su poetisa y según cada región (Zárate de, 1971, p. 18-345).
Nuestra copla es responsorial, exigiendo el llamado y respuesta, propio de África, alternándose la voz de la cantalante con un coro de mujeres, quienes responden un estribillo que se alterna con cada verso de la cantalante, o completando la idea empezada por esta, o cantarse cada dos o cuatro versos entonados por aquella, quien es la líder del grupo, quien comienza la tonada imponiendo la tonalidad y el tempo. No solo el coro se debe a ella, igualmente los tamboreros y bailadores (Zárate de, 1971, p. 18-345).
La copla es la métrica literaria de nuestros pueblos para el canto de los bailes de tambor. La tonada es la composición musical popular concebida para ser cantada, cuya forma métrica es la copla.
Referencias:
Diccionario de la Real Academia Española. (2001). “Copla”. https://dle.rae.es./copla.
Pedrosa, J.M. (s/f). “Sobre el origen y la evolución de las coplas: de la estrofa al poema, y de lo escrito a los oral”. [archivo PDF]. http://repositoriodigital-la-semyr.es/index.php/rd-ls/catalog/view/15/29/1057-1
Kofman, A. (2013, Septiembre). “La copla española en América Latina”. [archivo PDF]. http://web.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena_79/Aguijon/8_La_copla_espanola.pdf
Zárate de, Dora. (1971). “Textos del Tamborito Panameño”. Litho, Impresora Panamá, S. A.