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- 10/11/2024 00:00
Argumentando sobre la edad de jubilación
Como todos sabemos, el Consejo de Gabinete aprobó el pasado miércoles, 6 de noviembre, el proyecto de ley que reforma la Ley Orgánica de la Caja de Seguro Social y dicta otras disposiciones, entre las cuales se proponen cambios importantes al sistema público de pensiones. Como era de esperarse, el documento presentado a la Asamblea Nacional ya comenzó a provocar rechazo parcial por parte de diferentes grupos, y no solo por el asunto de la edad de jubilación a la que me referiré más adelante.
Aunque también tengo mis reservas con ciertos artículos, que espero desarrollar más adelante en esta columna, es obligatorio felicitar al gobierno y a los participantes en el recién concluido diálogo, pues la propuesta de Ley que deberemos analizar y discutir constituye un importante logro que intenta conciliar las diferentes posiciones de los asegurados.
Dicho lo anterior, le dedico esta glosa a ofrecer argumentos -a favor y en contra- sobre la extensión de la edad jubilación para todos los trabajadores jóvenes. Advierto de entrada que estoy a favor de la extensión de la edad, pero me reservo para otra entrega mi opinión sobre los otros cambios al sistema público de pensiones. Eso sí, subrayo desde ya la necesidad de blindar la institución contra todo tipo clientelismo, ineficiencia y corrupción; asegurando que nuestros recursos sean administrados de forma efectiva y transparente para el beneficio de todos nosotros.
Antes de entrar en materia es obligatorio no perder de vista el contexto económico en el que deberemos desarrollar lo que sea que acordemos para que nuestro sistema de pensiones pueda enfrentar sus obligaciones sin dejar de ser solvente, garantizando: la cobertura adecuada; la suficiencia de las prestaciones, y la sostenibilidad financiera.
En ese contexto, deberemos mantener un crecimiento económico sólido y sostenido; evitar el hundimiento de los bonos de Panamá, manteniendo nuestra capacidad para pagar obligaciones. Además, deberemos hacerlo enfrentando la situación sin seguir aumentando la deuda externa que ya ronda los 50 mil millones de dólares. También es probable que tengamos que pagar los costes y resultados de un arbitraje internacional, sin los millones que recibiríamos por la minería y ante la amenaza de una reducción de los millones que la ACP aporta al tesoro nacional, pues las consecuencias del cambio climático son impredecibles y no sería extraño que atravesemos otra crisis producto de la falta de suficiente agua para el funcionamiento de nuestro Canal. Vayamos sin más preámbulos al asunto que motiva esta entrega.
Como es de esperarse, la mayor longevidad de nuestra población es el primer argumento a favor del aumento de la edad de jubilación. Las personas viven más tiempo, manteniendo la gran mayoría, su capacidad física y mental para seguir trabajando. Esta realidad significa que los fondos de pensiones tienen que pagar beneficios durante más años. Si la edad de jubilación se mantiene igual, el sistema se ve presionado porque hay más personas recibiendo pensiones durante más tiempo, mientras que la cantidad de trabajadores que contribuyen al sistema no aumenta al mismo ritmo. Por otro lado, en nuestro país -aunque levemente- la tasa de natalidad está disminuyendo. Esto significa que habrá menos personas en edad laboral que contribuyan al sistema de pensiones, lo que reducirá aún más los ingresos del fondo.
Aumentar la edad de jubilación también permite que las personas contribuyan al sistema durante más tiempo, lo que aumenta los ingresos del fondo y ayuda a reducir el déficit que enfrentamos y mantener su sostenibilidad a largo plazo, al disminuir los pagos de beneficios y aumentar las contribuciones. Así mismo, aumentar la edad de jubilación puede incentivar a las personas a ahorrar más para su jubilación, ya que tendrán que financiar un período más largo de sus vidas.
Sin embargo, esta medida no es perfecta y también tiene sus desventajas: por un lado, el impacto en la fuerza laboral puede dificultar el acceso al mercado laboral para los jóvenes, ya que habría menos puestos de trabajo disponibles. Y, lo más importante, podría afectar desproporcionadamente a las personas con trabajos físicamente exigentes o con problemas de salud, que podrían verse obligadas a trabajar más tiempo a pesar de sus limitaciones.
En resumen, aumentar la edad de jubilación es una medida que puede ayudar a la sostenibilidad del fondo de pensiones, pero también es importante considerar sus posibles desventajas y buscar soluciones que sean justas y equitativas para todos. En todo caso, es fundamental que cualquier reforma al sistema de pensiones se realice de manera gradual y transparente, para que las personas tengan tiempo de adaptarse a los cambios. Es necesario un debate amplio y participativo sobre el futuro del sistema de pensiones, con la participación efectiva y responsable de todos los actores involucrados, para que lo que aprobemos tenga viabilidad a mediano y largo plazo.
*El autor es médico, exrepresentante de la OMS