• 21/08/2015 02:01

Hace treinta años: un secuestro y una tortura

El 21 de agosto nos trasladamos hacia Santiago y, luego de la reunión con el gremio, nos dirigimos a almorzar en el restaurante Quo Vadis

El 19 de agosto de 1985 me trasladé al interior del país junto a directivos de la Asociación de Médicos, Odontólogos y Profesionales Afines de la CSS (AMOACSS), con la finalidad de denunciar que la dictadura militar había reducido los presupuestos de salud y educación y había aumentado los gastos militares y el pago de la deuda externa. Ese día hablé en la emisora Mi Preferida de Puerto Armuelles que la escuchaban los trabajadores de las bananeras.

Al día siguiente me invitaron a sus programas los recordados periodistas de David, Tomás Guerra y Juan B. Gómez. El 21 de agosto nos trasladamos hacia Santiago y, luego de la reunión con el gremio, nos dirigimos a almorzar en el restaurante Quo Vadis. Dos paramilitares con el rostro descubierto entraron al local, me encañonaron el cuello con un revólver, me sacaron violentamente y me tiraron en la parte trasera de un auto. Empezó la tortura: me rompieron la parte posterior del cráneo de donde emanaba mucha sangre, me cortaban la espalda con un puñal y me regaban aguardiente y me golpeaban la parte posterior del tórax. Los secuestradores recibieron una contraorden y me arrojaron en la entrada vieja de Remedios con el auto en movimiento.

Unos jóvenes me llevaron al Centro del Salud de San Feliz, donde me atendió el Dr. Pardo. A los pocos minutos se presentó mi amigo de infancia, Juancito Quirós con su esposa, lo que dio mucho ánimo. El Dr. Pardo me acompañó en una ambulancia al Hospital Rafael Hernández de David en donde me esperaba una gran multitud. Allá se me diagnosticó trauma craneoencefálico, cuatro costillas fracturadas y un enorme hematoma en la espalda. Posteriormente, me enteré de que Tania Pérez, la secretaria de la AMOACSS, llamó a la casa de mis padres.

Mi papá, a su vez, llamó a su hermano, el Dr. Carlos Iván Zúñiga Guardia, quien, en compañía de su hijo mayor, se dirigió a su emisora a emplazar a Manuel Antonio Noriega para que me entregara de inmediato. Varias emisoras se encadenaron y la noticia voló como pólvora por todo el país y el exterior. Los médicos le dijeron a Noriega que, si yo no aparecía sano y salvo, iban a abandonar los hospitales, incluyendo los cuartos de urgencia. La población empezó a protestar, ora acudiendo a las emisoras, ora saliendo a las calles, ora rezando, lo que se convirtió en una unidad solidaria. Al Hospital llegó a las pocas horas el Dr. Roberto Arosemena Jaén, en compañía de la Dra. Blanca Aguilar, Jorge Casasola y otros compañeros. El Dr. Arosemena enfrentó personalmente al mayor Papo Córdova, a quien responsabilizó de ser el organizador del secuestro.

Hay que recordar que el Banco Mundial nos envió a su vicepresidente, Nicolás Ardito Barletta, a ocupar la Presidencia de Panamá, a la que llegó en 1984, luego de uno de los fraudes más vulgares que registra nuestra historia, de allí el apodo de Fraudito, como se le conoce. Su adversario era el Dr. Arnulfo Arias Madrid. Ardito Barletta vino a ejecutar el mandato: implementar la primera medida exigida por las instituciones financieras internacionales en América Latina: se aprobó la ley de impuesto a los servicios. La reacción fue inmediata. La población, que ya estaba indignada por el fraude, se empezó a organizar. Los médicos, educadores, estudiantes, pequeños y medianos empresarios, los agricultores, abogados, trabajadores conformamos la Coordinadora Civilista Nacional, conocida como COCINA. Se realizaron manifestaciones gigantescas en todo el país. Las de la ciudad de Panamá superaron las 150 000 personas. A mí, como secretario general de la AMOACSS y coordinador de la COMENENAL, me tocó dirigir ese movimiento. Se hizo una gran huelga general que obligó a los militares a retirar la ley.

Por supuesto que Manuel Antonio Noriega tenía que buscar la manera de expresar su indignación por esa gran derrota. Ordenó mi secuestro con tentativa de homicidio. A las tres semanas mandó a decapitar al Dr. Hugo Spadafora Franco. Sobre mi espalda los secuestradores escribieron con un bolígrafo las siglas F-8, sobre la de Hugo, las mismas siglas, con un puñal.

Hoy, se cumplen 30 años de ese secuestro y tortura. Lo escribo, no tanto para recordarlo, sino para expresar, una vez más, mi enorme agradecimiento a mis colegas de entonces y a la población, que muchos son hoy abuelos de nuestra juventud. He dicho que tengo dos fechas de cumpleaños: el 25 de febrero y el 21 de agosto. Ese día consolidé mi lucha por la democracia, el respeto a los derechos humanos y en contra de la corrupción, que cada vez corroe más a la sociedad. Lo haré hasta que mi cerebro pueda pensar y mis manos escribir. Mil gracias a todos esos panameños y panameñas que con su solidaridad hicieron que yo ese día volviera a nacer.

MÉDICO

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‘Hoy, se cumplen 30 años de ese secuestro y tortura. (...) He dicho que tengo dos fechas de cumpleaños: el 25 de febrero y el 21 de agosto'

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