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- 16/05/2020 00:00
Aislamiento, distanciamiento y otros 'mientos'
“Cuando empiece la apertura, los mayores de 79 años deben permanecer aislados y quienes viven con ellos, prevención estricta” y “Cuando Panamá decida levantar la cuarentena de forma gradual, escalonada y muy cuidadosa, los adultos mayores de 60 años y las personas con alguna comorbilidad son los que deberán protegerse más, con distanciamiento físico, mascarilla, lavado de manos, teletrabajo y mucho tiempo en casa”, recomiendan los expertos este 10 de mayo de 2020.
Mes y medio de cuarentena total en el país, saliendo solo por dos horas tres veces a la semana para lo estrictamente esencial y habiéndose suspendido totalmente la vida social y ni se diga la vida amorosa o de pareja para quienes no están casados ni conviven con alguna. Me refiero a viudos, divorciados, solteros, (as) en todos los casos.
Pero especialmente me refiero a aquellas personas mayores de 60, que la tendrán muy difícil para poder darse un beso si tienen que llevar puesta siempre una mascarilla o mantener una distancia social de mínimo un metro con las otras personas. Imagínense las posibilidades que existen de hacer el amor manteniendo esa distancia mínima, si lograran reunirse con su novia, novio o aminovio, si deben permanecer mucho tiempo en casa. ¿Y los mayores de 79 que “deben permanecer aislados”? Peor no se puede estar.
Aunque aún no he llegado a esas ligas, pero perteneciendo ya a la de más de sesenta años y en estado de viudez desde hace más de tres (3) años, tampoco mis opciones son mucho mejores, si ya de por sí, al haber cumplido 66, no son muchas ni muy variadas, imagínense ahora en aislamiento, distanciamiento y demás “mientos”.
Porque si hay algo que no se tiene en cuenta, ya sea con pandemia o sin ella, es que los mayores de 60 años también tenemos necesidad de afecto y no solo filial. Claro que hay excepciones: quienes prefieren ocuparse de sus plantas, o se han convertido en ermitaños y casi no salen de sus casas, aunque no haya cuarentena, o quienes quieren ser abuelos a tiempo completo o simplemente quieren dedicar su tiempo a sí mismos, decisiones que no comparto, pero respeto.
Pero habemos otros y otras que queremos que alguien se interese afectiva y sexualmente por nosotros. Que estamos muy vivos con y en todas las partes de nuestro cuerpo y que consideramos que el tiempo compartido es mejor. Que nos gustaría que se nos cruzara alguien en el camino que sea cercano en edad, en gustos y en intelecto, con quien podamos conversar, ver una película y comentarla, compartir una cena, ver una luna llena sobre el mar, oír música y leer un libro, bailar o mirarse bailar, redescubrir lugares, intercambiar muestras de cariño y tener sexo.
Y que, independientemente de lo que nos muestre el espejo, cada año que pasa nos sentimos mejor que nunca y seguimos siendo vanidosos, y nos perfumamos y nos arreglamos y buscamos ropa que nos siente bien y nos haga ver mejor. Y que queremos estar a la moda y aprender sobre vinos, sobre tecnología, sobre cómo escribir un libro, sobre cocina y sobre cómo criar a los hijos, aunque los que tenemos ya estén criando a los suyos o también terminando.
Y que no nos preocupa que haya quien se escandalice y nos critique por tener estas ansias a una edad tan “avanzada” y que por el contrario, sí nos preocupa que la vida se vaya tan rápido y que tuvo que aparecer un virus para que tomemos conciencia de nuestra fragilidad y temporalidad y de que lo único que importa es este momento, pues el ayer ya fue y el mañana tal vez no llegue.
Y que quisiéramos que se nos explicara cómo hacer todo aquello que no se puede poner en pausa y que significa estar vivo, sin ponernos en riesgo o poner en riesgo a alguien más. O mejor, que nos preguntaran si queremos mantenernos sanos en casa en un encierro aséptico sin sobresaltos y sin sentirse vivo de verdad o si preferiríamos arriesgarnos a vivir plenamente en un encuentro gratificante compartiendo viruses, charla, música, caricias y cama.