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- 24/05/2022 00:00
Tenemos agua y más agua
No hay razón para que dependamos de unas cuantas gotas de agua. Es evidente de que Panamá requiere tomar decisiones de peso en referencia al aprovechamiento y administración de sus aguas en todo el país, no se trata de descubrir el agua tibia, se trata de que se han planteado diversas recomendaciones y no se vislumbra siquiera reacción gubernamental con verdadero interés de dar soluciones concretas.
Para los efectos reflexionemos sobre tres condiciones principales convergentes y manifiestas en cuanto al uso y la disponibilidad de agua.
Primero: operación y construcción de potabilizadoras para el suministro de agua potable (Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales -Idaan-).
Segundo: suministro del agua requerida para el funcionamiento y operaciones del Canal de Panamá, a expensas del almacenamiento de los embalses que conforman el gran lago Gatún y otros sitios como el lago Alajuela, represados y con muros de contención.
Tercero: Se han construido embalses y represas con el fin de suplir e impulsar agua para el movimiento de turbinas generadoras de energía eléctrica.
En cuanto a las generalidades señaladas ya hemos tocado fondo, a razón del desinterés de establecer una salida efectiva en lo referente al buen uso y administración del recurso del cual disponemos en abundancia, pero con deficiente manejo y sostenibilidad debido a la ausencia y exigible presencia de una entidad regente con sólida estructura legal, recursos humanos especializados con vocación para el cuidado del recurso natural de mayor valor hoy por hoy en el planeta, una entidad revestida de institucionalidad coadyuvadora en función del mejor interés nacional.
Empezamos por señalar algunos abusos por parte de los grupos y/o consorcios económicos que ostentan concesiones y detentan propiedad de un sinnúmero de plantas hidroeléctricas que, aunque algunas sean de pasada, han ocasionado un irreversible desbalance ecológico a partir de los embalses y las aguas turbinadas, además de las deliberadas condiciones otorgadas que les han permitido halar cada cual de acuerdo a sus intereses, autonomía y libertad de uso de un volumen importante de nuestro principal recurso natural, con poca o nula supervisión y control de un ente regulador.
Ahora bien, la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), entidad regente de la mayor y más importante empresa nacional propiedad del Estado y que representa en su máxima expresión el nacionalismo e identidad del panameño, colabora bajo el concepto enunciado de convergencias, un valiosísimo aporte con la disponibilidad de agua para los procesos específicos de la función principal del Idaan, que es suministrar el agua potable, cuyo sistema de tomas de agua cruda para un número plural de las más importantes plantas potabilizadoras que suplen a la ciudad capital, zonas importantes de Panamá Este y Panamá Oeste. Todo esto a propio riesgo de que la ACP incurra en déficits de los volúmenes de agua requeridos para sus operaciones en el Canal.
Si bien es cierto la ACP se soporta en un consumo diario de 2500 MM de GLS/ diarios y está en busca de autosuficiencia de 2000MM de GLS/ diarios de acuerdo a sus crecientes necesidades.
Considerando que estamos viviendo el asomo de la fase crepuscular de la presente gestión gubernamental, al transcurrir un 60% del quinquenio correspondiente, como decimos en buen panameño " no hay pa' tras", el tiempo debe ser de provecho y no caer en la negligencia política de " ahí queda la brecha pa' l que viene".
Quiero proponer de manera reiterativa la creación del ministerio o autoridad del agua , en consecuencia de las generalidades citadas, las cuales derivan en dramáticas deficiencias ejecutivas y técnico administrativas, como es comprobable en el Idaan, detalles que abordaremos en parecidas circunstancias en el sector hidroeléctrico a falta de los debidos controles.
Es inminente la creación de la nueva estructura gubernamental con una división con dirección para que asuma el Idaan bajo la concepción de administrar y regular lo que ya alcanzó su clímax y entra en franca decadencia, condición dada que comenzó a ser un desorden administrativo con marcadas deficiencias de dirección y gerencia a nivel nacional, motivado por dos circunstancias específicas,
Primero: un trío de coordinación inoperante o disfuncional: el Ministerio de Salud asume la condición normativa, el Idaan un simple operador y la Asept (Autoridad Nacional de los Servicios Públicos) fiscalizadora,
Segundo: improvisaciones manipuladas desde despachos superiores encubriendo injerencias políticas haladas de los cabellos que persiguen satisfacer egos politiqueros por encima de un personal organizado capacitado, entrenado a costos e inversión de la institución en estudios de última generación, con conocimientos técnicos científicos y de administración, soportada en ingeniería sanitaria y tecnología de punta, truncan programas de prioridades y esfuerzos para soluciones tiradas por la borda de un plumazo a razón del interés de padrinos con bastiones politiqueros enquistados, el reflejo de esas improvisaciones es evidente.
Toda esa dramática realidad ante el crecimiento y expansión poblacional con incremento de nuevas zonas comerciales e industriales.
Para "reconclavar" han surgido quienes equivocadamente opinan sobre una supuesta escasez del vital líquido, situación de alarma general injustificada puesto que sobre la geografía nacional escurren más de 500 ríos en dos vertientes, la del Océano Pacífico y la del Océano Atlántico, además de las masas de agua que nos ofrecen dichos océanos, siendo igualmente privilegiados de los días brillantes de sol para que no tengamos excusas de replantearnos la dotación de agua potable con plantas propias de energía solar, razón por la cual lo que sí es cierto es que se requiere acción y empeño para organizarnos a un primer nivel y con verdadero interés de transformar nuestro país con despunte en vías del desarrollo tan sustentado pero con deficiencias ejecutoria para lograrlo.
Cierro mi proposición con la observación de que ya las tecnologías han sido perfeccionadas y mejoradas con el fin del aprovechamiento de nuestros océanos. No perdamos de vista sus aguas disponibles para transformarlas en abundancia favorable de agua y energía. Salvar nuestros ríos heridos pero no de muerte todavía, estamos a tiempo de regenerar su vitalidad.
Agradezco su atención en impresiones que ojalá sea uno de los granos de arena en pro de nuestro Panamá.