• 14/04/2021 00:00

Afrodescendientes y 'currícula'

“[…] en Panamá, el Gobierno nacional, […], se une a la comunidad internacional reconociendo que nuestros afrodescendientes gozan de derechos específicos e inalienables […]”

“Afrodescendientes entrarán al currículo escolar en Panamá”, así reza la publicación en la APP de TVN Noticias. Esta acción, según señala la nota, es con el fin de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- y en cumplimiento del “Decenio Internacional de los Afrodescendientes 2015-2024”.

“La identidad negra en Panamá es un concepto complejo y problemático por la coexistencia de dos grupos de negros en el país: los afros coloniales y los afros antillanos. Mientras que los afros coloniales son producto del mestizaje racial y se identifican por su nacionalidad panameña, los afroantillanos son inmigrantes y siguen el modelo racial de sus países natales -Jamaica y Barbados- que se basa en la negritud. Por ende, se identifican como negros. Por eso, en Panamá es difícil hablar de una identidad afro panameña por la fluidez y la hibridez racial, cultural y lingüística. Los escritores afro panameños Juan Urriola, Gaspar Octavio Hernández, Carlos Cubena, Guillermo Wilson y Melva Lowe de Goodin representan a estos dos grupos étnicos. Por consiguiente, en sus obras se manifiesta la problemática de la identidad, que es un reflejo de la diáspora africana”. (La identidad afro panameña en la literatura desde el siglo XX hasta el nuevo milenio. Afro-Panamanian Identity in the Literature from the Twentieth to the New Millennium. Sonja Stephenson Watson, 2014).

La citada escritora señala que “en Panamá es difícil hablar de una identidad afro panameña por la fluidez y la hibridez racial, cultural y lingüística”; no obstante, Luis Pulido Ritter, en su ensayo “Armando Fortune y la Identidad Cultural Panameña”, explica “Fortune es el primer intelectual panameño que convierte el origen negro, africano, en punto de partida para comprender a la nación panameña dentro de la ideología del mestizaje” y Maloney 1991, sostiene que “Desde hace muchos años, por razones de índole personal, comenzamos a escudriñar la vida panameña, y enseguida, nos salió al paso el negro. Era natural que así fuera, puesto que sin el negro Panamá no sería Panamá”. Con estas citas, coincido en que el Negro, el esclavo, el trabajador negro, ocupan un lugar central en la historia de la nación panameña.

En el caso particular de Panamá, las clases dominantes establecieron una forma de relación racial de orden colonial (“Silver Roll”, “Gold Roll”), la cual la volvemos a encontrar expresada en la Constitución de 1941, donde los negros que emigraron del Caribe, para vender su fuerza de trabajo en la construcción del Canal, fueron calificados en su artículo 23 así: “Son de migración prohibida: la raza negra cuyo idioma originario no sea el castellano, la raza amarilla y las razas originarias de la India, el Asia Menor y el Norte de África”. Esta Constitución fue derogada con la Constitución de 1946.

Incorporar el estudio de los grupos afrodescendientes de la nación panameña en la currícula (sic) nacional, es un paso importante como país autodeterminado, por cuanto nos da un carácter pluralista, marca nuestra identidad y nuestra autodeterminación. En definitiva, todas las culturas son intrínsecamente valiosas y todas han jugado un papel fundamental en la construcción de nuestra historia y ninguna es más que otra.

El currículo se convierte en un constructor de la identidad nacional, encaminado a convertir sociedades heterogéneas en pueblos homogéneos. La Unesco establece que la educación no sirve únicamente para proveer al mundo económico de personas calificadas; no se dirige al ser humano como agente económico, sino como finalidad del desarrollo. Realizar plenamente los talentos y aptitudes que cada persona lleva en sí responde a la vez a su misión humanista, a la exigencia de equidad que debe guiar toda política educativa y las verdaderas necesidades de un desarrollo endógeno, respetuoso del medio ambiente humano y natural y de la diversidad de las tradiciones y culturas. (Unesco, 1997).

Por lo tanto, cumplir como país con lo establecido en el “Decenio Internacional de los Afrodescendientes 2015-2024” significa que, en Panamá, el Gobierno nacional, y particularmente el Meduca, se une a la comunidad internacional reconociendo que nuestros afrodescendientes gozan de derechos específicos e inalienables que tenemos que promover y proteger, este paso “marca un hito en la historia luego de casi dos décadas de lucha del movimiento social afropanameño”.

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