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- 07/04/2023 00:00
Actitud cristiana en esta Semana Santa
En esta Semana Mayor 2023, del 3 al 9 de abril, será bueno reflexionar sobre ¿cómo mantenernos cerca de nuestro Señor Jesucristo, en un mundo tan secularizado y apartado de Dios? Esta pregunta no es nueva para la fe, lo importante tal vez, es cómo mantenernos en la fe con fuerza, positivismo y alegría.
La Iglesia cristiana en general, nos enseña que, entre más nos descuidamos en nuestros “compromisos” hechos a Dios en el día que fuimos bautizados, estamos más vulnerables a las situaciones de pecado. Es decir, al no asumir con amor y libertad ese “pacto bautismal”, nos colocamos automáticamente en una posición de fragilidad y nuestra salvación personal se puede encontrar comprometida.
El cumplimiento del pacto bautismal es la clave para mantenernos cerca de Jesús; recordemos sus palabras cuando nos dice: “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el que la cultiva. Si una de mis ramas no da uvas, la corta; pero si da uvas, la poda y la limpia, para que dé más. Ustedes ya están limpios por las palabras que les he dicho. Sigan unidos a mí, como yo sigo unido a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no está unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí. Yo soy la vid, y ustedes son las ramas. El que permanece unido a mí, y yo unido a él, da mucho fruto; pues sin mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15:1-5).
Permanecer en Jesús es la clave de las respuestas a nuestras oraciones personales dirigidas a Dios Padre: “Si ustedes permanecen unidos a mí, y si permanecen fieles a mis enseñanzas, pidan lo que quieran y se les dará” (Juan 15:7). Pidamos más fe.
Así podemos señalar que existen varias herramientas para lograr estar unidos a Jesús, señalemos cuatro herramientas. Estas herramientas yo las identifico como los cuatro puntos cardinales del mantenerse en la presencia permanente de Jesús, son: la Oración personal, el cumplimiento del Pacto Bautismal, la Vida Sacramental y la Conversión diaria.
No cabe duda de que para los cristianos la oración es la llave por excelencia de comunicación del hombre con Dios; es a través de esta acción sencilla del hombre con la ayuda del espíritu de Dios, que el mismo permite un canal directo para unir ambas naturalezas en una sola y misteriosa realidad. Cuando un hombre en lo profundo de su ser se dispone a orar con sinceridad y verdadera humildad, las puertas del cielo se abren de par en par, para ser escuchado por lo sagrado.
“Orar es comunicarse”, hay un emisor y existe un receptor, normalmente en nuestras oraciones personales tomamos el papel de emisor, pero tenemos también que asumir ese papel de receptor, en quietud y callados en esa oración para que nos convirtamos en recipientes de lo que la otra voluntad desea decirnos. En nuestro caso específico, oramos a Dios para gozar de su presencia en constante adoración espiritual. Nuestra mente y espíritu se abren a la acción directa de Dios sobre nosotros; queremos “ser de Dios”, queremos que “Dios nos posea”; queremos “ser todo suyo”, queremos ser poseídos por su espíritu bendito. Pero también queremos que ese Espíritu de Dios nos guíe, nos ilumine, se derrame sobre nosotros para que lo imposible sea una verdad en nuestras vidas y esto es la santidad.
La oración reflejada en la vida de los hombres y mujeres de la Biblia, por ejemplo, se puede describir de muchas maneras, desde la adoración hasta la misma agonía son descriptibles en ella, pero una cosa si es cierta, tienen un común denominador: contemplan a Dios, en esa comunicación, con suma confianza, respeto y lo consideran como un amigo respetable, donde su palabra se escucha y no se cuestiona, ni se pone en tela de juicio; para ellos Dios no es solo lo santo, sino que es el único Dios amigo y verdadero a donde se puede acudir en todo momento de súplica. Súmase a esto el regocijo de saberse salvados y acrecentada la esperanza de una redención total y final gracias a esta amistad.
Nuestra oración y vida en esta Semana Santa deberá contener estos elementos fundamentales: fe, confianza, compromiso evangélico, bendición, esperanza y sentido de salvación. La oración será siempre la clave en nuestra vida de fe, ella finalmente nos fortalecerá enormemente: “No dejen ustedes de orar: rueguen y pidan a Dios siempre, guiados por el Espíritu. Manténganse alerta, sin desanimarse, y oren por todo el pueblo santo” (Efesios 6.18ss.).
Que en esta Semana Santa 2023 podamos, contemplar la vida, pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, a través de una oración profunda y contemplativa y la praxis de la fe basada sobre todo en el amor de Dios.