• 23/09/2013 02:00

El proyecto de Ley #649 sí se necesita

Conocí la mirada dolorosa que causa tener una víctima de femicidio, en 2007. Cubría la marcha por el 25 de Noviembre, el Día Internacion...

Conocí la mirada dolorosa que causa tener una víctima de femicidio, en 2007. Cubría la marcha por el 25 de Noviembre, el Día Internacional de la No Violencia hacia la Mujer. Ese año, la Alianza del Movimiento de Mujeres de Panamá y la Asociación Nacional de Enfermeras habían organizado un acto muy intimista en el Parque Legislativo, lugar donde finalizó la caminata. Allí habían pares de zapatos de las mujeres que habían muerto violentamente ese año. Como reportera, tratando de buscar un enfoque diferente para mi escrito, al ver una buena representación masculina entre los pocos manifestantes, decidí entrevistar a los hombres. El primero que me llamó la atención tenía un rostro congelado y una mirada infinita, traté varias veces de que me contestara algo, hasta que Alibel Pizarro me rescató de mi imprudencia y me dijo: ‘Él no te va a hablar, él es el hombre al que le mataron a su hija y a su esposa’.

A partir de allí, me documenté al respecto. Leí que el término femicidio había sido utilizado por vez primera en la década de 1970; que, para 2007, las feministas de todo el mundo no habían llegado a un consenso entre utilizar femicidio o feminicidio; la Real Academia Española no aceptaba ninguno de los dos términos, ¡tampoco ahora!, a pesar de que la lengua evoluciona y así como no le ha dado la espalda a la tecnología, adaptando los términos ‘chat’ y ‘escáner’ a nuestro vocabulario oficial, desestima un problema social que sufre Latinoamérica, el lugar donde hay más hispanohablantes. Hay que quitarse los lentes oscuros para ver el mundo tal cual.

Al ir mudando la piel de sumisa pueblerina, me comenzó a molestar que un desconocido me llamara ‘mami’, ‘mi reina’, que alguien asumiera que por ser mujer debo servirle. No obstante, en la adolescencia y a los tempranos 20, estamos muy bobas y nos enamoramos del menos indicado. Eso le sucedió a Soribel Jaramillo Morán, mi prima.

El miércoles 11 de septiembre fue asesinada por el padre de su hijo; tenían cuatro años de estar separados, pero él seguía pensando que mi prima le pertenecía. El cobarde le disparó y luego hizo lo mismo con él. Al día siguiente, la fotografía macabra estaba en la portada de El Siglo y en una página x de La Crítica, con información imprecisa.

Si a ningún periodista se le permitió entrar a la casa, ¿cómo ambos diarios consiguieron la foto de los cuerpos exánime? La imagen, que está tomada desde arriba, fue usada en pequeño formato, porque la calidad no daba para que fuese ampliada; estoy segura de que fue cuestión técnica, no de escrúpulos al dolor ajeno. No concibo este tipo de periodismo ni forma de hacer negocios, es como decir: ‘¡Ojo pueblo, mataron a una mujer de 29 años, entérense de una novela real, disfruten el circo!’. Y pregunto: ¿los policías, la Fiscalía, tienen permiso de captar imágenes para circular a los medios? ¡Qué clase de protocolo ejecutan!

Cuarenta y siete (47) mujeres han sido asesinadas de forma violenta; 30 de esas muertes las contabiliza como femicidios el Observatorio Panameño contra la Violencia de Género, de la Defensoría del Pueblo. La aprobación del proyecto de Ley #649 es una esperanza de vida y de mejor calidad de vida para las mujeres panameñas y extranjeras residentes en este país. Además, reparte responsabilidades entre instituciones gubernamentales, sociedad civil y empresa privada. Le dará una tarea al Consejo Nacional de Periodismo, ‘promover en los medios masivos de comunicación el respeto por los derechos humanos de las mujeres y el tratamiento de la violencia contra las mujeres’. Y qué pena que no hayan tenido la iniciativa.

Pocos proyectos de ley realmente necesarios llegan a la Asamblea Nacional, éste es uno. Debería ser aprobado por unanimidad y, si no es así, sospechen del diputado(a) que vota en contra o se abstiene.

Hace una hora el Espacio Encuentro de Mujeres me incluyó en un grupo de chat para ayudar a una madre víctima de violencia, con varias puñaladas en su brazo y espalda, ya la van a poner a salvo. Deseo que ni ella ni tu hija ni tu hermana ni a ninguna mujer que quieras, un agresor le quite la vida.

PERIODISTA.

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