• 05/11/2022 00:00

500 años de la ganadería extensiva tradicional panameña

“Un crecimiento en 50 años, [...], de solo el 8 %, [...]. A “vuelo de pájaros”, salta a la vista lo que sabemos: tenemos una ganadería extensiva tradicional muy ineficiente [...]”

Los primeros bovinos llegados al Istmo de Panamá los trajo Pedrarias Dávila, un militar, en la más grande expedición del Reino de España a América, el 23 de junio de 1514. Organizada personalmente por el rey Fernando de Aragón, en ese momento el rey, no sabía que Vasco Núñez de Balboa, el 25 de septiembre de 1913, había descubierto el mar Pacífico; conformada por 1500 hombres, entre soldados y civiles y la esposa de Pedrarias, eran 17 barcos, con animales domésticos: bovinos, cabras, ovejas, cerdos y caballos, también perros y pólvora, bastante. Gaspar de Espinosa, era el asistente de Pedrarias, después, con ganado, 12 caballos y mucha pólvora, llegó a Natá. Francisco Pizarro también estaba, y después conquistó Perú.

Desembarcó en Acla o Santa María La Antigua, tuvieron muchos fracasos con los animales, porque no estaban adaptados al ambiente inhóspito. La mitad murió, igual que los soldados y civiles, por haberse hecho sin planificación adecuada, sin hospedaje y comidas.

En el año de 1521, la Corona española accedió, a solicitud de Pedrarias Dávila, fundador de la ciudad de Panamá y gobernador de Castilla de Oro, para que importara 50 reses de la Isla Gomera en las Canarias, donde pasaban un proceso de adaptación cuando llegaban los animales de España. Los animales entraron por Darién, donde no se adaptaron por el exceso de lluvias, pero los del lote que fueron llevados a Chepo y Natá, donde eran sabanas con rastrojos, donde se quemaba con frecuencia la “paja de mula”, dominaban las sabanas en Punta Chame y comprendía hasta Natá y La Villa de Los Santos, hoy golfo de Parita y Remedios, se adaptaron muy bien. Sus crías fueron llevadas a: Guanacaste, Costa Rica. Chiapa, México y hasta Perú.

El primer censo ganadero, que registra nuestra historia, fue hecho casi un siglo después en el año 1607, reportando que existían 110 000 cabezas de ganado y la población era de 25 000 panameños. Después, en 1790, eran 193 000 reses; en 1851, 368 560 reses y habitantes 148 450; en 1910, 391 679 habitantes y bajaron las reses a 155 853, se atribuye esa disminución del hato ganadero a la Guerra de los Mil Días (desde 1899 a 1902), tantos los Conservadores, que era el Ejército de Colombia, como los Liberales, Benjamín Herrera, el Dr. Belisario Porras Barahona y el Cholo Victoriano Lorenzo, se abastecían del ganado en soltura, para alimentar su tropa.

También influyeron en ese bajón los trabajos del Canal Interoceánico, desde 1903 hasta 1914, cuando terminaron los trabajos, se había ocupado mucha gente, que había abandonado la agricultura y la ganadería. En 1930, las reses eran 450 860 y los habitantes 511 926; para 1950, eran 727 794 cabezas y 862 585 habitantes; y en 1970, ya era 1 millón 403 el tamaño del hato ganadero y los habitantes 1 millón 472 800 panameños.

Gran parte de esta información la obtuve del libro del Dr. Omar Jaén Suárez, “Hombres y ecología en Panamá”, 1981. Y de una revisión bibliográfica de la Universidad de Córdoba, España, sobre La historia de los bovinos en Panamá.

No fue hasta la década de 1930 que el dueño de la Hacienda Las Mercedes en Remedios, Chiriquí, don Pancho Arias, trajo al país el primer pie de cría de la raza brahman, desde EUA, que tanto ellos como Brasil habían importado desde India para adaptarlos a nuestros países. Fueron 20 vacas y 2 sementales de registro. De este pie de cría se vendieron sus descendientes a muchos ganaderos del resto del país, que los cruzaron con las razas criollas Bos taurus o criollas, traídas por los españoles desde 1525.

Comparativo por año y hasta por décadas del hato ganadero nacional. En el año 1970 el hato ganadero nacional sumaba 1 millón 403 440 animales y 50 años después, o sea, al 2020, el hato ganadero nacional sumó 1 millón 533 406 reses. Un crecimiento en 50 años, transcurridos de 1970 al 2020, de solo el 8 %, o sea, 109 055 reses más en el año 2020 que en 1970. A “vuelo de pájaros”, salta a la vista lo que sabemos: tenemos una ganadería extensiva tradicional muy ineficiente; según esta información del INEC.

Los nacimientos anuales promedian 54 %, cuando deben ser 75-85 %, con solo enseñar al ganadero o/a sus familiares a nivel nacional la detección de la preñez antes de los (tres) 3 meses por la palpación de la vaca o usando el ultrasonido de tal forma que a la vaca diagnosticada “vacía” se busque la forma de preñarla. La carga ganadera es de 1.1 animal/hectárea, que representa el 19 % del territorio nacional 1 millón 384 415 hectáreas, cuando bien pueden ser 1.5 a 2.0 animales/hectárea, cumpliendo así con la recomendación mundial de la FAO, “producir más en menos área de tierra”, tanto para el ganado de cría como de ceba, siempre que se establezca el pastoreo rotativo con suministro de sal mineralizada “ad-libitum” diariamente. Una debilidad del pasto rotativo en pequeñas mangas es la adecuación de las fuentes de agua para beber los animales, puede ser con bomba solar, colocada en lagos, quebradas, ríos, pozos profundos.

Auguramos que con la nueva Ley PADE, de Políticas de Estado para el agro, sea revisado el apoyo en transferencia tecnológica estatal a esta importante actividad agropecuaria nacional que está beneficiándose de los mejores precios para la leche, 50 centavos/litro tipo C y el ganado en pie de la última década, $2.15 el kilo en pie del novillo malero y el ternero cebú recién destetado, a $2.30 el kilo.

(*) Doctor, veterinario, ex ministro de Desarrollo Agropecuario, legislador de la República.
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