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- 11/04/2021 06:00
¡Alerta!: ciudadana sin mascarilla al aire libre
En el Parque Recreativo Omar está colocada una valla en la cual se instruye, entre otras cosas: “Utilizar mascarilla, si no puedes garantizar distanciamiento físico de 2 metros entre personas”.
Evidentemente, la Administración del Parque se informa debidamente antes de tomar decisiones, y sus medidas están mejor sustentadas que las reglas impuestas por el Ministerio de Salud, que ha ordenado “el uso obligatorio de la mascarilla en todo el territorio nacional”. Y lo que es peor, en un comunicado en el cual relatan el incidente de una ciudadana que fue retenida, por negarse a utilizar mascarilla mientras caminaba con su perra, guardando un distanciamiento mucho mayor que el requerido, el Minsa reitera la obligación de utilizar la mascarilla en todo el territorio, desconociendo las múltiples publicaciones científicas que desaconsejan su uso al aire libre, por no tener ningún efecto en la contención del virus y causar malestares, irritaciones en la piel y otros perjuicios.
Es importante aclarar que la ciudadana en cuestión, pese a que estaba cumpliendo las reglas del parque, fue conducida al Juzgado de Paz y luego al Minsa, retenida por cinco horas y, amenazada con 48 de cárcel, si no pagaba la multa de inmediato. Además, los agentes del SPI se ofrecieron a llevarla a retirar el dinero de la multa. Al mantenerse en su negativa de pagar, fue conducida nuevamente ante el juez de Paz, para que ordenara su detención.
Centenares de médicos desaconsejan el uso de mascarilla al aire libre. Según el virólogo alemán Schmidt-Chanasit: “sería completamente exagerado usar mascarilla para hacer ejercicio al aire libre. Solo es importante evitar aglomeraciones de personas y mantener el distanciamiento”.
Además de la opinión del virólogo Schmidt-Chaniasit, se han publicado estudios de prestigiosas universidades, entre esos uno de la Universidad de Amsterdam, que concluye: “la ventilación reduce el número de aerosoles. En una habitación sin ventilación, la mitad de los aerosoles seguían presentes en el aire después de cinco minutos; cuando lo hacían en un espacio bien ventilado, el número de aerosoles se reducía a la mitad en treinta segundos”.
Desde que se cumplieron cuarenta días de cuarentena, la cual todos aplaudimos por oportuna e innovadora, y reconocemos que era necesaria para ganar tiempo, el Gobierno nacional ha insistido en medidas contraproducentes.
El promedio del porcentaje de positividad en 60 días de encierro fue 26.8 %. En dramático contraste, durante el mismo período, en apertura, fue de 12.5%.
El promedio de nuevas muertes diarias, durante los últimos 60 días de encierro, fue de 21.6. El promedio de nuevas muertes diarias, durante los últimos 60 días de actividad productiva, fue de 16.2.
Al momento en que escribo este artículo (10 de abril de 2021), y luego de tres meses de la segunda apertura de la actividad productiva, se reportó 3.7 % de positividad. Es el porcentaje de positividad más bajo que hemos tenido desde el 14 de marzo de 2020 (3.37 %).
De igual manera, se reportó el número más bajo de nuevas muertes (3) desde el 21 de marzo de 2020.
El número de pacientes en UCI, al día de ayer, después de carnavales y luego de tres meses desde que nos empezaron a liberar, fue 64, lo que contrasta dramáticamente con el número de pacientes en UCI a tres meses de confinamiento (130).
Estas cifras nos demuestran, claramente, que el encierro favorece el contagio y, en consecuencia, causa más muertes. Queda en evidencia que no es por culpa del pueblo indisciplinado que estamos entre los 20 países con más muertes por millón de habitantes del mundo.
Es lamentable que los gremios empresariales no hayan utilizado este argumento, en lugar de hablar de los efectos a la economía. Desde un principio, quedó claro que a los médicos asesores (no todos) poco les preocupa la economía ni el desempleo, no tienen la capacidad de estudiar el comportamiento del virus en el resto del mundo ni se han preocupado de analizar los efectos de las medidas adoptadas. Y más desconcertante aún, que el Gobierno y los médicos que lo asesoran no hayan reconocido que se equivocaron, pues ganarían algo de credibilidad. Con esta negativa a reconocer su error, están creando más resentimiento y desconfianza.
Ya no se puede desandar lo andado, pero todavía estamos a tiempo de dar un giro. El país estaría mejor servido, si se designa al frente del Equipo COVID-19 a un estratega administrador. Recordemos que los médicos se deben al juramento hipocrático y no están capacitados para planificar, organizar, ejecutar, dirigir y controlar, para obtener un resultado.