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- 26/08/2021 00:00
¡Aló…, señor Eskildsen!
Como era de esperarse, estalló, como una bomba en los medios de comunicación y redes sociales, el perverso subsidio que crea la Ley 122 de 31 de diciembre de 2019, el cual fue reglamentado por el Decreto Ejecutivo 364 de 23 de julio de 2020. Mil millones de dólares les costará a los contribuyentes panameños ese “incentivo”, según el juego de palabras de los mismos malos empresarios de siempre, que insisten en dividir al país en buenos y malos; es decir, todos los que piensan y actúan como ellos son buenos y los que no, simplemente son malos.
¿Qué le parece, señor Eskildsen? De paso, ¿dónde está, que ya no se le ve?, ¿será que ya no se pone sombrero y por eso es que pasa desapercibido? En la Asamblea Nacional lo estamos esperando desde hace meses y, por supuesto, no se digna a darle la cara al pueblo panameño, para que le explique cuál es el plan que la Autoridad de Turismo tiene para reactivar dicho sector, entre muchas otras cosas de igual importancia que tienen que ver con su gestión.
Distinguidos economistas, abogados y académicos de nuestro país han levantado su voz de protesta ante el “incentivo perverso” de la Ley 122 de 2019, no es casualidad; ya que la vulgaridad es tan grande que, sin pena ni disimulo, siempre con el tráfico de influencias, los cuatro vivos de siempre lograron que solo se beneficie a los grupos económicos que han invertido en turismo y están registrados en la Bolsa de Valores de Panamá; en buen panameño, es una toalla que se les tira a estos señores por sus fracasadas inversiones y así salvarlos de la quiebra, para que pasen agachados proyectos inmobiliarios disfrazados de proyectos turísticos, todo el mundo sabe cuáles son esos proyectos, en quiebra e invendibles.
La hipocresía, el doble rasero y el eterno conflicto de intereses de esta gente es la que tiene al país en manos de grupos oligopólicos, que crean distorsiones en el mercado, encarecen los bienes y servicios. Esto no es más que un subsidio disfrazado de crédito fiscal a las inversiones en turismo, que van desde exoneración de aranceles de importación, exoneración de impuesto de inmuebles, exoneración de impuesto de muelles, exoneración de impuestos de aeropuertos, exoneración de intereses por financiamiento, exoneración de impuesto de aviso operacional, exoneración del pago de FECI, las que pueden llegar hasta quince años.
Por si fuera poco, la desvergüenza es tal, que tienen derecho a una deducción del 100 % en concepto de impuesto sobre la renta, por compra de acciones o títulos valores, a través de la Bolsa de Valores de Panamá, que se los compran ellos mismos, se toman el beneficio y luego terminan vendiéndolo… negocio redondo.
¿Dónde está la señora que mandó al pueblo panameño a buscar agua al río?, ¿qué diga algo ahora o se le secó la lengua?, ¿dónde está el que se rasga las vestiduras diciendo que es libertario y que no cree en los subsidios? Sí, ese mismo que sale en medios de comunicación denigrando la dignidad de los pobres que por necesidad tienen que aceptar subsidios del Estado y un jamón a fin de año. ¿Ese señor cree que es diferente a los demás? Pues no, está igual de subsidiado, hasta la médula ósea, toda la vida lo ha estado.
Estos privilegios que siempre consiguen no son de una economía capitalista, eso no es libre mercado y es totalmente antilibre empresa. La arrogancia y la prepotencia son sus grandes debilidades, mueren como el pez, por la boca, creen que los que no nos graduamos en Columbia University no sabemos nada, que somos ignorantes y ciudadanos de segunda. Se van a llevar una sorpresa un día de estos.
Quiero finalizar en esta ocasión ponderando positivamente las palabras del señor José Ramón Icaza Clément, actual presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá, que tuvo la valentía de manifestar que la Ley 122 de 2019 hay que revisarla de manera concienzuda, porque los intereses del país deben primar sobre los intereses particulares y sectoriales, para así evitar competencia desleal contra el sector turismo.
Con esto, quiero manifestar que no todo es malo y que existen líderes del sector privado dignos que se atreven a decir las cosas como son. ¿Dónde están los otros presidentes de gremios de este país que no han dicho nada al respecto?, ¿van a seguir guardando silencio? Recuerden que el que calla, otorga.