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- 27/01/2020 00:00
La corrupción: el denominador común
¿Vieron los resultados del 2019 del Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional? Como informó Adelita Coriat en este diario el viernes pasado: “[Panamá]… en 2019 bajó tres puntos, situándose en la posición 102 de 180 países”. Con esos resultados puedo afirmar sin temor a equivocarme que el país está en crisis. Una crisis que amenaza el bienestar a largo plazo de los ciudadanos y probablemente de varias generaciones por venir.
Esa crisis y el peligro que nos acecha está envuelta en un proceso moderno de libertad y comunicación que hace muy difícil que las personas que pueden sentarse a estudiar y trabajar juntos para buscar y proponer soluciones viables, lo puedan hacer con la paz y tranquilidad que necesitan.
Los medios de comunicación no ayudan. Se están convirtiendo en enemigos de las posibilidades correctivas. Tampoco ayuda la falta de una visión compartida de todos los sectores que, de una u otra forma, pueden aunar esfuerzos en la búsqueda de soluciones.
Creo firmemente que todos los sectores, gremios e instituciones que tiene relevancia en el quehacer nacional (APEDE, CAPAC, SPIA, Asociaciones y gremios profesionales, obreros, etc.), en vez de señalar responsabilidades y ofrecer soluciones para correctivos de este momento en adelante, debieran volcar todos sus esfuerzos, juntos, por erradicar el denominador común: la corrupción, castigar a los corruptos y recuperar los dineros robados que expertos señalan entre los 5 y 15 mil millones de dólares. No podemos seguir planificando la construcción de una casa cuando los maleantes del barrio se han robado los materiales, andan por allí como si nada y son parte de nuestros clubes y asociaciones.
Invertir lo recuperado en las deficiencias que nos amenazan y solo cuando se haga eso, podemos exigirle responsabilidad al ciudadano que va y viene todos los días en el Metro bus o que no recibe agua en su residencia. Para ser más claros, el dinero aquí se lo han robado y muy mal podemos dejar eso en el olvido y tratar de seguir hacia delante.
En el ejercicio de planificar las correcciones, como hemos visto, las redes sociales pueden servir para muchas cosas; pero como comunicador, estudioso de los medios y su inherencia en el contexto social, he advertido en el pasado sobre sus peligros. Pueden hacer mucho daño en momentos en que una sociedad trata de redefinir su camino o corregir errores pasados.
En la opinión pública están los temas relacionados a la Caja de Seguro Social (CSS), y el Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados (IDAAN) y, para no darle muchas vueltas, no creo que es a través de las redes sociales que problemas tan serios debe descurtirse. Algunos dirán que eso no es así; pero lo cierto es que ya varios analistas y formadores de opinión se están apoyando en los dimes y diretes (particularmente en Twitter) para formar o provocar opinión sobre este y otros asuntos.
Lo otro es que para discutir estos temas en las llamadas mesas de diálogo o los grupos de asesoría, debemos procurar que las conformen las mejores mentes y que trabajen con desinterés para presentar alternativas viables a la ciudadanía.
Hay muchas preguntas técnicas; pero en el fondo, las más puntuales son: ¿Cómo hacemos para que los programas en peligro de la CSS no se malogren? ¿Cómo hacemos para salvar el IDAAN y ante todo, darle agua potable a toda la población? Los temas actuariales son complejos y no son ni discutibles, explicables ni presentables en Twitter ni en cinco minutos en los programas de opinión en radio y/o televisión, con el presentador apurado para ir a comerciales. Con solo saber eso, es suficiente para que no tratemos de hacer opinión sobre un asunto tan delicado.
Generalmente, los médicos nos dicen que para tener buena salud, debemos hacer varias cosas: mejorar la dieta, hacer ejercicios, bajar de peso, descansar las horas necesarias, dejar o moderar los vicios (cigarrillos, licor), etc. Este país necesita hacer varias cosas para una mejor salud institucional. Esos temas están siendo discutidos a la par de las preocupaciones sobre la educación, la corrupción, el tráfico de influencias, el mal uso de los recursos de todos por funcionarios incompetentes. No podemos corregir un mal y pensar que la salud de la Nación mejorará. Es un asunto integral y la discusión y las propuestas deben ser en ese sentido.