El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
Por año, miles de emprendedores, inversores y empresarios apuestan por abrir un negocio en Panamá, con el objetivo de generar riquezas. Sin embargo, muchos logran fracasar al poco tiempo de haber iniciado, debido a su incapacidad administrativa, desconocimiento del mercado y falta de asesoramiento.
Abrir y administrar una empresa, no es una tarea fácil de llevar, sobre todo dependiendo de la actividad comercial a la que se dedique, lo cual puede implicar mayores riesgos e inclusive sorpresas desagradables especialmente cuando ya se encuentre operando el negocio.
Los tropiezos jurídicos y errores pueden convertirse en un dolor de cabeza para el dueño de la empresa, en caso de no contar con la figura de un asesor legal, quien pueda servirle de respaldo y logre minimizar estas situaciones, antes y después de haber iniciado operaciones, a través de una eficiente planificación jurídica.
La planificación jurídica no es más que trazar los pasos legales necesarios en el tiempo para establecer y mantener el negocio.
Para establecer el negocio, deben tomarse en cuenta las regulaciones vigentes que condicionen la actividad comercial, sin dejar atrás la identificación y ejecución de todos los permisos necesarios que permitan el funcionamiento en regla de la empresa.
Sobre este punto, quiero realizar énfasis en lo siguiente “sin permiso no hay negocio y sin negocio no hay oportunidades”, por lo tanto el empresario no debe dejar de darle la importancia que merece, pues obviar tramitación de alguno de vital importancia, puede acarrear severas multas e inclusive la cancelación de la actividad comercial por un periodo de tiempo, causando grandes perjuicios a la imagen reputacional del negocio y de quien así lo representa.
Para mantener el negocio es importante tener presente las contrataciones laborales y comerciales que genere la empresa, pues, realizándolo de forma indebida y sin experticia, puede generar disputas legales a corto o largo plazo y pérdidas económicas, causando gastos excesivos para resolverlos, utilizando inclusive inversiones que estaban dispuestas para la mejora de otras áreas de la empresa.
Un asesor legal no solo es una figura de respaldo y confianza como hemos mencionado, es aquel que inclusive resguarda la información jurídica y confidencial de la empresa. Genera, además, conocimiento y ayuda en la toma de decisiones comerciales y corporativas.
Parte fundamental del éxito en los negocios es siempre aprender a delegar, por lo que recomiendo siempre encargar a un abogado experimentado todos los aspectos legales de la empresa, teniendo como resultado positivo para quien es dueño del negocio, la oportunidad de dedicarse con mayor intensidad a otras áreas de la empresa, en especial la comercial, generando mayores beneficios, tanto en el presente como en el futuro.