Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
Oriel Ortega: 'Hay comunidades que empezaron o coquetearon con los narcotraficantes'
- 16/05/2021 00:00
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La ruta de migrantes irregulares ha provocado una reingeniería en la organización del Servicio Nacional de Fronteras, que tuvo que crear el batallón Chucunaque y ubicar agentes policiales alrededor de los ríos Tupiza y Marragantí hasta el área de la cordillera de San Blas. El presente ha sido un año significativo en operaciones antidroga a nivel transnacional y nacional. Estas últimas están enfocadas a la contención de la venta de droga en las comunidades, delito conocido como microtráfico, en el que estas personas quedan a órdenes de las autoridades, de la mano del Ministerio Público.
En cuanto a la situación internacional se requiere de mayor estrategia en el agua y de forma terrestre, así como en la frontera de San Isidro, en Chiriquí, donde se detectan con más frecuencia autos con doble fondo que transportan droga. No son fáciles de identificar, pero en el perfilamiento que se les hace a los conductores cuando paran en el puesto de control, se delatan por su comportamiento ante las preguntas de las autoridades. Es ahí cuando el nerviosismo los delata, se aparta el vehículo y se han observado mulas modificadas con doble fondo, forradas de droga.
El fenómeno mundial de la migración irregular ha tocado Panamá desde hace aproximadamente seis años que vemos esta afluencia migratoria. Primero de personas de origen asiático y africano, posteriormente en 2016, aumentó el auge de haitianos que provenían de Chile y Brasil, así como de cubanos. En 2017 bajó la migración y nuevamente aumentó entre 2018 a la fecha. El año pasado tuvimos un incremento de migrantes de más de 10 mil en tránsito por Panamá. A la fecha tenemos aproximadamente 7 mil migrantes de diversas nacionalidades, haitianos nuevamente, pero menos de Asia y África. Podemos decir que en este momento hay menos de mil migrantes distribuidos en los cuatro campamentos, tres en Darién y uno en Chiriquí. Estamos previendo que por la situación de orden público que ocurre en Colombia puede ser que haya más migrantes varados y por eso estamos afinando una operación interinstitucional que le llamamos flujo controlado de la mano del Ministerio de Desarrollo Social y llevando la atención a panameños y a migrantes irregulares. Los migrantes llegan a comunidades indígenas que sobrepasan la población. En la primera comunidad receptora en Darién, que es Bajo Chiquito, hacia el río Tuquesa cerca de la frontera con Colombia, hemos tenido hasta 2 mil migrantes y la población es de 300 habitantes. Por lo que la ayuda es dirigida a nuestros conciudadanos y con la ayuda de las Naciones Unidas se hace un trabajo de atención a los migrantes irregulares.
Nosotros vemos la situación del fenómeno, tuvimos que sacar recurso humano y crear el batallón Chucunaque. Este batallón tiene jurisdicción en el área de la frontera, en el hito de cerro Guandí, hacia la comunidad de Bajo Chiquito, en toda el área del río Tuquesa o Maragantí. Ahí hemos despachado a 300 agentes que hacen el recorrido, el patrullaje, y hemos tenido acciones contra traficantes de seres humanos que amedrentan a las personas a que caminen con ellos y les cobran en efectivo, y si no tienen, entonces con joyas, o tienen que entregar celulares, pertenencias, y de ahí esta acción con nuestras fuerzas especiales en las que hemos tenido resultados. Un ejemplo es la Operación Mantus 2, en la que se hicieron nueve aprehensiones, cinco [personas] de origen colombiano, uno de ellos utilizó un arma de fuego en contra de una de nuestras unidades y hoy está sindicado por portar arma de fuego y explosivos en Panamá y por intento de lesiones personales a un agente del Senafront. También hemos detectado dentro de los grupos a un colombiano que llevaba en una mochila un fusil de guerra M4 escondido y al ser abordado verificamos que había personas diferentes y estaba este sujeto que fue puesto a órdenes de las autoridades.
Doce aprehensiones, las últimas fueron las nueve de la Operación Mantus 2, que duró 20 días con 80 agentes despachados en toda la selva hacia San Blas, y todos han sido puestos ante las autoridades. Otros hicieron acuerdos de pena y unos más por investigación a 6 meses. Incluso detectamos uno que tenía un paquete de mariguana que asumimos le estaba dando a los migrantes; esta persona hizo un acuerdo de pena y se declaró culpable, recibió 12 meses de prisión.
Esta modalidad de niños no acompañados surge en diferentes formas. Algunos son adolescentes, jóvenes entre 15 y 17 años que de alguna manera lo hacen por cuenta propia; hemos tenido casos de ecuatorianos, de Nepal, Bangladesh, que han caminado solos. Cuando son del continente americano, en este caso cubanos o haitianos, informalmente van acompañados de la familia y sucede que, en el camino del cruce de Colombia a Panamá, por ser un área inhóspita, los padres se retrasan y los encargan a amigos que han conocido en el recorrido, o que vienen desde su país de origen. Cuando llegan a Bajo Chiquito, la primera comunidad receptora, ellos informan de inmediato que traen un niño que no es de ellos, o los agentes de fronteras conversan con los adolescentes y de inmediato se hacen los enlaces con la Secretaría Nacional de Niñez y Familia y el Ministerio de Desarrollo Social. Trabajamos de la mano con la Policía de Menores quienes los resguardan hasta que son entregados a sus padres o al Senniaf.
Esa información tendría que consultarla antes de poder emitir criterio. Cuando pasan a órdenes del Senniaf, salen de nuestra jurisdicción, pero podemos averiguar. Normalmente no deben mandarlos a Costa Rica porque están solos. Ahí también entra Naciones Unidas con Unicef que tienen un programa para atender estos casos.
Es una cifra difícil de decir, hay personas que dicen que vieron un cadáver a tres días o cuatro días de la ruta, muchas veces eso es del lado colombiano por lo que no tenemos acceso a buscar el supuesto cadáver. Sin embargo, en los seis años que hemos atendido a los migrantes, hemos hecho un levantamiento de 25 cadáveres, muchas veces mueren por inmersión. Por más que les decimos que no crucen la selva, o que lleguen a un punto de tránsito internacional y presenten su caso a un punto oficial de tránsito, como un puerto o aeropuerto, y a través de las leyes migratorias, muchos son victimizados por traficantes que les prometen una forma más fácil de cruzar la selva, y es al contrario, es mucho más difícil.
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En este momento, iniciando esta reunión bilateral hace unas semanas, no hemos podido establecer contacto por la situación de orden público que viven los vecinos. En este momento ellos están dirigiendo sus acciones a controlar o contener y llegar a un acuerdo de paz y bienestar para sus ciudadanos. Comprendemos esta situación y por lo menos no los estamos presionando. Sin embargo, hemos visto una reducción en los flujos migratorios irregulares en Panamá precisamente porque las rutas de acceso a territorio panameño están bloqueadas por motivos de la protesta.
Nosotros tenemos la estrategia de consolidación territorial que se implementó en 2014, en la cual establecimos cuatro bases binacionales en conjunto con la fuerza pública de Colombia. Precisamente en puntos estratégicos que utilizaban las llamadas FARC y las Fuerzas de Autodefensa de Colombia; para nosotros son unos delincuentes, no tienen ninguna razón ideológica para traficar droga. En estas cuatro bases binacionales llevamos todo el esfuerzo hacia las últimas comunidades situadas en los ríos, en este caso en Chucunaque, la comunidad de Bajo Chiquito, el Alto Tuira donde se encuentra la última comunidad de Madugandí, tenemos en el río Balsas y próximamente estamos levantando otras bases en el río Sambú Arriba y Tuira, así como lo tenemos en el río Jaqué. De esta manera hacemos un arco territorial, sin embargo, nuestro desafío son los 266 kilómetros de selva que tenemos con frontera con Colombia. Pero todas las operaciones aéreas que hacemos en conjunto con el Servicio Nacional Aeronaval, en patrullajes costeros en Jaqué, Puerto Obaldía y a pie que hacen las unidades, buscan mantener el control territorial y mantener a las comunidades.
Lo que pasa es que hay comunidades que empezaron o coquetearon con los narcotraficantes. Entonces, cuando uno cruza una línea, en este caso con este tipo de delito, no hay vuelta atrás. Si los ayudas una vez, ellos te van a seguir buscando, y en este tipo de comunidades donde hay desadaptados sociales, en vez de ganarse el dinero de forma honrada, lo hacen ayudando a estas organizaciones delincuenciales de tráfico internacional de droga. Después, cuando nosotros llegamos a comunidades en las que hay este tipo de clamor y preguntamos si tienen algún nombre o información puntual para hacer trabajos de inteligencia y transformarla en operaciones futuras, hay veces que prima el silencio.
Nosotros tenemos el programa de seguridad ciudadana que va de la mano con autoridades locales y líderes comunitarios, con las comarcas Guna y de Madugandí, y trabajamos con la autoridad tradicional, llevamos los programas de seguridad ciudadana y haciendo programas de trabajo con su guardia rural que tienen las comarcas. A través de ellos estamos haciendo este enfoque para tratar de identificar y separar las manzanas podridas que trabajan para el narco o son colaboradores del crimen organizado.
Para este año hemos superado nuestra confiscación más grande en toda la historia. Este hecho sucedió a 30 millas náuticas de Ustupo, Guna Yala, una lancha rápida de tres motores de 300 caballos de fuerza cada uno, que traficaba 2,609 paquetes de cocaína. Esta ha sido la más grande operación que ha efectuado el Senafront en una sola operación. De igual manera, hemos superado la cifra en comparación a tres años atrás en incautaciones. Este año estamos presentando 6,138 paquetes, que en peso suman 6,752 kilogramos de cocaína y mariguana. También ha sido un año muy significativo para nuestras operaciones. Estamos llevando en conjunto con la fuerza pública, acciones directas contra el tráfico internacional de cocaína y mariguana y estamos llevando operaciones internas contra los vendedores de droga en comunidades y en los puestos de control con las modalidades de vehículos con doble fondo. Los narcotraficantes siguen insistiendo en tratar de sorprendernos con este tipo de modalidad, pero la habilidad y certeza de nuestras unidades de campo en la entrevista y abordaje a los conductores que llegan a estos puestos de control, se logra evidenciar el nerviosismo y de esta manera el vehículo sale de la línea de revisión para hacer una inspección más profunda. A cada vehículo que abordamos y sacamos de la línea generalmente es efectivo el abordaje.
En los puestos de control de San Isidro, Paso Canoas, en Chiriquí; en Chepo, en el puesto de Agua Fría en Darién, y ya tenemos instalado un puesto de control en Guabito.
Definitivamente.
En el Pacífico es más constante porque la configuración del mar es más tranquila. En el Caribe que es más pesado para ellos y para nosotros, es de menor intensidad. Sin embargo, en ambos océanos tenemos el desafío de controlarlo y dar persecución a estas lanchas rápidas que, como le decía al principio, una de tres motores con 900 caballos de fuerza, nosotros tenemos que perseguirlos con unas similares, que también tenemos. Eso lo hacemos también de la mano con el Senan y la Policía.
Claro que sí, pero nosotros también tenemos nuestro sistema de inteligencia muy fuerte. ¿Qué hacemos con estas organizaciones internacionales de inteligencia? La mayoría de las veces es corroborar lo que nosotros ya tenemos transformada en inteligencia. Otras veces recibimos alertas de Costa Rica, Colombia, Estados Unidos, o entre una institución y otra cuando tenemos información de operaciones que se desarrollan o pueden dar resultados fuera del área de operación de Senafront y le toca a la Policía Nacional, compartimos la información, al igual que Senan, y el Ministerio Público. Es una integración de esfuerzos que fusiona la información y si tenemos que trabajar en conjunto, se hace. Es integrado el trabajo y la colaboración nacional e internacional.
El año pasado y antepasado superamos las incautaciones de 2018 al 2019, después a 2020 también fue superada, y en este momento sentimos que va a ir en franco aumento, ya que en lo que va del año, para esta misma fecha el año pasado, habíamos cerrado las incautaciones con 4 mil paquetes, y en este mes vamos casi a las 7 toneladas en peso.
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Los operativos son efectivos y nosotros no podemos quedarnos estáticos. Si la delincuencia se regenera, cambia de piel, se reorganiza, nosotros hacemos lo mismo. Tenemos que ser oportunos y anticipados, buscar dónde se pudiera cometer una acción de delincuencia organizada, sino los resultados fueran nulos.
Se está viendo. Mire lo que le dije sobre el alijo de cocaína que neutralizamos a 335 millas náuticas, fuera de nuestro mar territorial, posiblemente esa droga no iba con destino a Panamá, sino a otras latitudes, y ahí es donde nosotros contribuimos a la seguridad colectiva porque este tipo de incautaciones de gran escala posiblemente no llegarían a Panamá. En ese decomiso se contaron 6,138 paquetes, al llevarlos al peso del laboratorio se totalizó en 6,752 kilos. Esta cifra es el total de enero a la fecha.
Mis muchachos cuando están arriba en las montañas.
Hay una medida del informe de Drogas y el Delito elaborado por las Naciones Unidas, voy a consultarlo porque ahí hablan de cuántas toneladas métricas lanza Colombia y cuántas se incautan.
Es muy difícil cuando ellos hacen acopio de sustancias ilícitas que luego transportan en carros de doble fondo, ellos no tienden a ser muy obvios. El modo de ocultamiento y protección de los acopios de droga son en pequeñas cantidades, no pasan de una tonelada, por lo general son 500 kilos, si los guardan los tratan de sacar rápido y puede ser en cualquier lugar, en una barriada, en el piso de la casa, en un edificio.
Sí almacenan, pero no en grandes cantidades y tampoco por mucho tiempo. Almacenan para después transportar en autos de doble fondo que tiene que ser rápido y oportuno para después sacar el viaje. En el puesto de control de Bayano, que lleva un año hemos detectado en la modalidad de doble fondo, de marzo a la semana pasada que se encontró un camión que transportaba madera, aproximadamente 1,100 paquetes.
Las informaciones son propias o también en el abordaje que hace el agente en el puesto de control: ¿como esta?; Muéstreme sus documentos; hacia dónde se dirige: quiénes son sus acompañantes; me puede abrir la capota del camión, el baúl. Los agentes monitorean el comportamiento del entrevistado y detectan conductas sospechosas. En el caso del camión fue por trabajo por las unidades de campo. Se trataba de panameños. Normalmente el transportador es panameño, siempre hay escoltas que a veces evaden los puestos de control cuando detectan que fueron detenidos, si a ellos los detienen, ellos siguen y quedan limpios. Normalmente una carga puede llevar una avanzada y alguien atrás que escolta la misma.
Normalmente como es trabajo de inteligencia sí cae la red, pero cuando es un trabajo de campo, infraganti, por lo general cae el transportista porque ellos mueren en su código de silencio. Es posible que se mueve más droga al ingreso del territorio panameño que en la salida de la droga a Chiriquí. También son detectados en Guabalá, Divisa; tienen que pasar un sinnúmero de puntos de verificación para poder pasar la droga.