Ocho días antes de su reapertura la catedral de Notre Dame de París desveló su nuevo “resplandor” al mundo durante una visita del presidente francés, Emmanuel...
- 17/11/2023 12:13
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Los problemas con los cierres son abismales, pero también ocurren casos y hay cosas que matan de risa...
Un amigo tiene 30 años de estar unido y decidió casarse por la iglesia el 25 de noviembre. Los tranques impiden el movimiento y la pareja decidió cancelar el matrimonio... Eso sí, el amigo mandó a decir que ¡él sí cumpliría con su deber marital de recién casado!
Pero los casos y cosas son variopintas.
Una periodista decidió usar su auto para apoyar a otras compañeras en el traslado. Su marido tiene un auto Vans y la pasó a buscar a la hora acordada. Ninguno imaginó que los tranques los agudizaría el aguacero que cayó en la capital. Donde se metieran, había tranque provocado por los manifestantes o por el "palo de agua". La desesperación hizo presa y en un giro desesperado, la Vans cayó en un hueco repleto de agua y el auto empezó a echar humo. Lo peor es que el sensor del tanque de combustible anunció que se quedaban sin gasolina. La periodista tuvo que llamar a otro periodista para que la auxiliara llevándole gasolina.
Pero quizás el asunto más curioso ocurre en el oriente chiricano, donde están retenidos varios caminones por los cierres de los indígenas. Parece que algunos camioneros han recurrido a sus encantos y más de una ngabe ha quedado prendada. Se dice que a varios esposos indígenas se les ha subido la presión y hacha en mano, derriban más árboles, los que caen tendidos en la Panamericana, queriendo con esto responder a la afrenta de los hombres, camioneros latinos, que se han aprovechado de sus mujeres.
Pero la amistad también ha puesto su cuota. Un amigo tiene a su hijo que está casado con una doctora, quien labora en Santiago de Veraguas. El amigo con su hijo y su nuera, decidieron aventurarse a ver cómo cruzarían de David a Santiago en medio de los traques. Condujeron tranquilos y no fue hasta por La Pita cuando vieron un tranque, pero del paño contrario. Avanzaron hasta Horconcitos donde ya no se pudo pasar. El hijo y su esposa médico se despidieron y cruzarían a pie hasta encontrar otro auto que los llevara más adelante.
De regreso, el hombre se encontró con el tranque que había visto con anterioridad y en lugar de hacer la cola, decidió echarse al hombro y avanzar lo más que pudiera. Llegó justo hasta donde estaba el cierre. Un indígena que estaba campaneando y que tenía una capucha, lo miró con denuedo y se le acercó. El hombre que conducía un pick up Amarock de Volkswagen se puso nervioso al ver acercarse al indígena. No imaginó que el indígena lo reconocería y tras llamarlo por su nombre le dijo: “Yo abriré solo para tí”. Así avanzó, pero mientras cruzaba el cierre, otro indígena se acercaba muy molesto, pero el indígena con la capucha le gritó: “¡Emergencia!”. Así fue como el hombre pudo regresar a casa, no sin antes agradecer que la amistad de antaño con el indígena, lo haya salvado de un desesperante cierre.