Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
Comunidad, el factor al que autoridades apuestan para reducir la muerte materna en la comarca
- 26/08/2023 00:00
- 26/08/2023 00:00
Eira Carrera es una de las intérpretes interculturales del hospital Materno Infantil José Domingo de Obaldía.
Esta figura es relativamente nueva en el centro hospitalario, sin embargo, es una de las medidas de las autoridades para disminuir la mortalidad materna en un sitio de poca accesibilidad como la comarca Ngäbe Buglé.
“El médico requiere brindarle la información a la paciente, y en muchas ocasiones, por la baja escolaridad de la señora, es necesaria mi explicación de su diagnóstico y cuáles son los procedimientos posteriores que se realizarían. En ese sentido, mi rol es fundamental. Debo darle la información para que ella [la embarazada] comprenda los procedimientos que se le vayan a hacer, porque el consentimiento es un derecho de la mujer”, dice Carrera, en parte de su ponencia en la mesa redonda 'Parir en la comarca: cómo evitamos la muerte materna', organizada por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en el contexto de la Feria del Libro 2023.
Los intérpretes también son un gran apoyo al momento de abordar a las mujeres embarazadas y entrevistarlas.
Especialmente para identificar qué conocimientos tiene de su situación en el embarazo, ya sea antes o después del parto, pues es necesario que ella entienda y pueda identificar por sí misma las señales de peligro en la gestación para poder movilizarse en un momento de urgencia.
La figura del intérprete cultural se ha tratado de implementar en otros hospitales de la región o cerca de otras comarcas, para acercar a las pacientes indígenas a sus comunidades, un aspecto muy importante a la hora del parto y del tratamiento prenatal para evitar el fallecimiento de la madre.
Aunque se ha iniciado el proceso en algunas ocasiones, no se ha logrado mantener en el tiempo, como en el hospital Materno Infantil José Domingo de Obaldía.
A pesar de que los fallecimientos de mujeres embarazadas en el periodo de gestación son más comunes en países de bajos o medianos ingresos, la mortalidad materna es uno de los retos que Panamá debe superar a nivel nacional.
De acuerdo con la doctora Ana Oviedo, ginecóloga obstetra y parte de la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología, esta es una problemática evitable, pero que proviene de dos factores: la falta de atención durante el periodo de gestación y la aparición o el agravamiento de enfermedades preexistentes durante el embarazo.
“Las muertes maternas directas, que son las relacionadas con la atención del embarazo, y las muertes maternas indirectas, que tienen que ver con enfermedades que tenía la paciente o enfermedades que salieron a relucir durante el embarazo y que se agravaron por el embarazo”, destaca la Dra. Oviedo, quien también brindó su conocimiento en este panel.
Y es que la comarca Ngäbe Buglé es uno de los territorios panameños en el que más se ve esta problemática. Según las expertas Ana De Obaldía y Geneva González, consultora de Salud Sexual y Reproductiva del Unefa asignada a la comarca Ngäbe Buglé, y jefa de la Sección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud (Minsa), respectivamente, hay múltiples factores sociales y culturales que alejan a las mujeres indígenas de la atención médica oficial.
Por un lado existe una gran inaccesibilidad por la falta de carreteras que permitan a las madres llegar a hospitales para recibir la atención a tiempo y, por otro lado, la barrera lingüística, así como las diferentes costumbres en cuanto al embarazo y el momento de dar a luz generan desconfianza entre las mujeres ngäbe.
Aunque la gestación es un evento en el que toda la comunidad se ve involucrada, y que conlleva que las mujeres cercanas a la embarazada planifiquen el cuidado del niño próximo a nacer, así como la celebración del natalicio, la concepción y el parto son, por el contrario, momentos muy privados en la vida de las mujeres ngäbe, por lo que es esencial el uso de la nagua, que para ellas es considerada parte de su ser, sin embargo, estos elementos de la cultura indígena ngäbe no estaban siendo tomados en cuenta por los hospitales y centros de salud oficiales.
“Con el plan de parto que el Ministerio de Salud está desarrollando, se han enfocado en estos elementos culturales que pueden ser simples, pero son muy importantes en la vida de las mujeres ngäbe. Antes era una obligación recordar estos temas, que ya eran elementos culturales antes que en el Ministerio de Salud nos diéramos cuenta”, señala De Obaldía.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres pobres y que viven en zonas remotas o rurales son aquellas que tienen menos probabilidades de recibir una atención prenatal o posnatal adecuada.
De hecho, en países con ingresos medios, los doctores y el personal de salud calificado intervienen en un 78% de todos los partos, mientras que en países con bajos ingresos solo se interviene en el 68% de los partos.
Para la médica Emanuelle Monin, especialista en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la comunidad tiene una gran importancia en la reducción de la muerte materna.
“Debemos poner a la comunidad y a las personas en el centro de la salud materna, por la gran influencia que tiene [al momento] de empoderar y apoyar a las mujeres para que puedan acceder [a un parto] de manera segura”, explica esta experta.
La comunidad en muchas ocasiones forma parte de la decisión, información y el empoderamiento, actuando como un pilar fundamental en la maternidad. El entorno de las embarazadas tiene la oportunidad de volverse un facilitador de decisiones que las lleven a buscar un mejor estado de salud.
En búsqueda de esa interseccionalidad cultural y el acercamiento de las mujeres indígenas de la región a los centros médicos oficiales, el hospital Materno Infantil José Domingo de Obaldía implementó la figura de intérpretes interculturales, quienes principalmente traducen información y ayudan en la comunicación entre el personal médico y los pacientes.
“En estas o en otro tipo de situaciones, el médico ocupa mi servicio y así entonces intervenimos de manera conjunta. Incluso en los casos que ameritan la intervención familiar, se realizan las reuniones interdisciplinarias para poder ayudar a la familia y a la comunidad”, también rescata Eira Carrera.
Ya hay programas que se llevan a cabo a nivel de comunidad, sin embargo, estos no abarcan toda la comarca y la población más joven es la que menos recibe esta información, por lo que es importante trabajar de una manera más integral y expandir los servicios médicos interculturales a otras áreas de la sanidad, de acuerdo con la intérprete.