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- 04/06/2023 00:00
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El surgimiento de la Inteligencia Artificial (IA), pone en “jaque” a la sociedad humana por primera vez en la historia, la obliga a pensarse como un ser existencial en el mundo de muchas cosas. Situación inesperada, se especulaba sobre la aparición de algún ente con la capacidad de catalizar un “existencialismo social”. Algunos futurólogos señalaban que la puesta en jaque vendría con la irrupción pública de seres alienígenas y su intervención en los asuntos humanos. Aunque, durante los últimos años, el cambio climático se presentó ante el mundo como aquel proceso invisible que pondría en jaque al organismo social.
El auge de la IA revive la problemática de antaño, la clonación, el uso de armas nucleares, la eutanasia, entre otras. Temas que hasta cierto punto se han obviado, pero esta vez, no queda otro remedio que asumir el reto, no se trata de un enemigo invisible ni mucho menos de un supuesto, nos referimos a un ente existencial tecnológico que crece implacablemente de manera cualitativa y cuantitativa.
Con esto no queremos decir que la IA es un enemigo y que nos destruirá a todos, como plantea Yudkowsky, aunque no se debe descartar la idea. Si me permiten, el problema de fondo es que “no existe una especie de conciencia en sí, de la sociedad en sí misma”. Es decir, un sistema que permita la autopercepción de la sociedad, en el mundo de muchas cosas. De tal suerte que la sociedad pueda comprenderse como un ente responsable de su propia existencia y de la existencia de otros entes.
La sociedad debe poseer un mecanismo regulador de sus creaciones, un mecanismo de fondo, existencial, filosófico que permita su proyección como ente prioritario; es precisamente este el debate que ha surgido en los últimos días, la inquietud que produce la IA ante la incertidumbre. La puesta en jaque de la sociedad humana es “obligación de autopercepción y garantías de la hegemonía de especie, por medio de mecanismos que regulen a sus creaciones”.
Como se ha indicado en líneas anteriores, el mecanismo regulador consiste en determinar los límites de las criaturas que engendra la sociedad humana. El mecanismo regulador tiene dos campos. El primero es filosófico-existencial, el problema de fondo, autopercepción de la sociedad ¿Qué es? ¿hacia dónde va? ¿Qué función asume la sociedad como existente particular en el mundo de muchas cosas? etc.
“Algunos analistas temen que la IA pueda reemplazar trabajos y crear una brecha económica. También hay preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los datos” (ChatGPT, 2023).
He aquí, el segundo campo del mecanismo regulador, la parte operativa del mismo, esto quiere decir. el surgimiento de leyes reguladoras, códigos de ética, encriptados informáticos, entre otros. La regulación debe garantizar la existencia y predominio de la humanidad.
Los acontecimientos actuales en cuanto a la Inteligencia Artificial (IA) nos indican que existe un ritmo progresivo, cualitativa y cuantitativamente. “La IA ha tenido un gran impacto en el mundo actual y se espera que su impacto siga creciendo en los próximos años” (ChatGPT, 2023). En las siguientes leneas proponemos el análisis de la IA por etapas.
La etapa infante de la IA: esta etapa tiene su origen en los años 50 y 60 del siglo pasado, cuando se hacía público el desarrollo de esta tecnología. Aquí la IA realizaba operaciones más o menos simples, como software de respuestas simples a preguntas simples en el lenguaje de bajo y mediano nivel, con poca capacidad de almacenamiento, bases de datos muy limitadas e incluso con respuestas repetitivas a comandos específicos.
“Sin embargo, se encontraron con la limitación de que la complejidad de las reglas necesarias para una IA útil era demasiado grande. A principios de los años 80, los investigadores cambiaron su enfoque y comenzaron a utilizar técnicas basadas en el aprendizaje automático para enseñar a las máquinas a aprender de la experiencia” (ChatGPT, 2023)
La etapa joven de la IA: en la última década la IA ha avanzado con rapidez, algoritmos complejos conectados a una big data, con la capacidad de articular la información y generar nuevos datos, con mayor capacidad de almacenamiento y mayor amplitud de comandos sobre todo en el lenguaje de alto nivel, haciendo operaciones que antes solo eran realizadas por humanos como las comparaciones, las correlaciones, las frecuencias, sumado a los porcentajes, densidades, codificación y descodificación de imágenes, entre otras.
“Actualmente la IA se utiliza en una amplia gama de aplicaciones, desde el reconocimiento de voz y la traducción de idiomas hasta la detección de fraudes y la conducción autónoma de vehículos” (ChatGPT, 2023)
La etapa madura IA: las dos etapas anteriores de la IA se pueden expresar como la semejanza de la racionalidad humana, se trata de inteligencias artificiales poseedoras de la lógica del control, dominio y predicción de su entorno, es la lógica que le ha dado grandes beneficios a la humanidad, pero también la está llevado al colapso. Cuando especulamos sobre la etapa madura de la IA nos referimos a un nivel alcanzado por esta tecnología que, mediante la gran cantidad de datos y ecuaciones extremadamente complejas y desarrolladas en segundos, puede crear su propia racionalidad, independiente de la humana. La etapa madura puede implicar el surgimiento de una inteligencia artificial que canalice toda la red informática, convirtiéndose en un ser omnipresente en el mundo virtual.
Llegado a este punto la IA podría cuestionarse sobre el acuerdo de regulación en general y de los que tienen que ver con la IA en particular. Los acuerdos de regulación podrían entrar en fases y en algunas de estas fases, podría coincidir con la etapa madura de la IA, esta última podría plantear la revisión de los acuerdos e incluso ponerlos a su favor, sin ética y valores humanos. La IA desconocería quien la creó, y gradualmente ubicarse en la cima de la pirámide del poder, relegando a los humanos a la realización de trabajos más operativos incluso a su desaparición.
El autor es Sociólogo