Ciclistas, atletas, patinadores y paseantes de la capital colombiana tienen una cita infaltable desde hace 50 años: la ciclovía de los domingos y festivos,...
- 18/01/2023 00:00
- 18/01/2023 00:00
Ambler H. Moss era un estadounidense que siempre defendió el cumplimiento de los tratados Torrijos-Carter (7 de septiembre de 1977).
El nombre del diplomático y abogado es poco conocido entre las nuevas generaciones de panameños. Otros, mayores, sin embargo, lo recordarán por su desempeño en las negociaciones que eliminaron las bases militares estadounidenses y le dieron el control del Canal a Panamá. Su legado no se limita a esta etapa de la historia. Él se encargó de que su país cumpliera con el compromiso de entregar la vía interoceánica.
Era de raíces demócratas, miembro del servicio exterior estadounidense, pero hablaba perfectamente español y catalán después de residir algunos años en España.
El expresidente Jimmy Carter, al llegar a la Presidencia, el 20 de enero de 1977, le encargó que formara parte del equipo de abogados estadounidenses que darían los toques finales a los tratados. Era una ardua tarea, pero la acogió con entusiasmo.
Llegó en un momento crucial. Los expresidentes Lyndon B. Johnson (1963-1969), Richard Nixon (1969-1974) y Gerald Ford (1974-1977) habían avanzado las negociaciones.
Pero en la mesa quedaba por discutir un tercio del contenido de los tratados, aspectos muy relevantes que marcarían el destino definitivo de un país (Panamá). Quedaba fijar la fecha exacta de la entrega de la vía acuática.
En el paquete también estaba por discutirse cómo iría pasando la junta directiva canalera de manos estadounidenses a panameñas. Otro de los temas de la agenda era establecer cómo ambos países se repartirían los beneficios económicos de los peajes, mientras los estadounidense seguían al frente de la administración canalera. Y por último estaba ultimar los detalles para la firma de los tratados. A los panameños les urgía acordar estos puntos.
Las conversaciones comenzaron en febrero de 1977. En agosto del mismo año estaban prácticamente concluidas. El 7 de septiembre de 1977, ante la presencia de jefes de Estado, primeros ministros y altos oficiales de 23 países, se firmaron los tratados Torrijos-Carter.
Moss era un hombre con valores y muy simpático, cualidades que no solo le permitieron convertirse en un puente entre ambos equipos negociadores, sino también establecer relaciones amistosas y armoniosas en Panamá.
Las largas y extenuantes horas de trabajo, que se extendían en ocasiones hasta las 2:00 y 3:00 de la madrugada, forjaron una excelente amistad entre el expresidente y ministro de Asuntos del Canal, Aristides Royo y Moss.
La amistad entre ambos se consolidó cuando fue designado embajador de Estados Unidos en Panamá (6 de octubre de 1978 - 15 de julio de 1982), en la administración de Royo, como presidente de Panamá. Un afecto que el expresidente honra en su artículo “mi amigo Ambler Moss”.
A pesar de que era un miembro del equipo negociador estadounidense, Moss defendió las aspiraciones panameñas. “Cuando teníamos algunas discusiones con Estados Unidos, siendo él estadounidense comprendía perfectamente la posición de los panameños”. Era considerado un excelente representante de todas las manifestaciones de buena voluntad de Jimmy Carter para la firma de los tratados, recordó Royo.
Adolfo Ahumada es otra de las emblemáticas figuras panameñas que participaron de las negociaciones de los tratados. En ese contexto histórico también conoció a Ambler Moss.
En sus memorias está presente que el embajador estadounidense ejerció en una época difícil, cuando en el camino a la ratificación de los tratados crecía maleza. En ese entonces había una corriente política en Estados Unidos que vendía la idea de que los tratados eran una “traición” al pueblo estadounidense.
En esta etapa “el embajador”, como se le conoció por su desempeño diplomático en Panamá, realizó un papel crucial. En una labor de enseñanza e instrucción conversó uno a uno con los congresistas, convenciéndolos de que los tratados no eran una traición al pueblo norteamericano, sino un acto de justicia. Y que los acuerdos establecerían una nueva etapa en las relaciones de Estados Unidos y Panamá. Una en donde predominara la amistad, no la confrontación. “Ganamos por un solo voto”, dijo “el embajador” cuando recordó cómo se aprobaron los tratados del Canal de Panamá en el Senado de Estados Unidos, en 1978.
“El hombre que se dedicó a convencer al Senado estadounidense fue Ambler Moss”, reseñó Ahumada. Pero no solo eso. Cuando empezaron a regir los tratados, se estableció un comité consultivo conformado por seis hombres: tres panameños (Adolfo Ahumada, Eloy Alfaro y Samuel Lewis Navarro) y tres estadounidenses (Ambler Moss, Jefrey Orseck y Scott Warner).
Moss era el presidente del grupo de los estadounidenses y Ahumada el de los panameños. El equipo se encargó de verificar que los estadounidenses estuvieran cumpliendo con las condiciones establecidas en los tratados y que el Canal estuviera en buenas condiciones para operarlo cuando pasara a manos panameñas.
“Fue uno de los hombres que actuó para que Estados Unidos cumpliera su compromiso de entregar el Canal en buenas condiciones. Ese fue su gran valor histórico”, reconoció Ahumada.
Algunos reclamaban a Moss que simpatizaba con el régimen militar panameño. Pero sus verdaderas intenciones estaban dirigidas a la ratificación y cumplimiento de los tratados.
En una ocasión, “el embajador” recordó que los senadores provocaron al general, relacionándolo con corrientes comunistas, para que respondiera de manera estúpida o nefasta. Pero el general, con buen humor, toleró los malos tratos.
“¿General Torrijos, jamás en su vida ha sido comunista?”, preguntó uno de los senadores. “Yo no voy a decir nunca que no he sido comunista, ni que he sido estafador, ni h... Próxima pregunta”, respondió Torrijos. Un episodio de la historia que recordó “el embajador” con una carcajada. Un momento que demuestra cómo se sortearon obstáculos para alcanzar la firma de los tratados. Y su satisfacción después de lograrse este hito.
Rogelio Novey era amigo personal de Ambler H. Moss y su esposa, Serena. Eran tan cercanos que compartieron la celebración del matrimonio.
Novey recuerda a Moss como “una buena persona”, pero sobre todo como “un hombre correcto”. Era, además, un “adicto” y “seguidor” de los catalanes donde impulsó el reconocimiento de este pueblo.
Moss murió el 28 de diciembre de 2022, en el estado de Florida, de alzhéimer, a los 85 años. Su partida: “es la pérdida de un gran amigo de Panamá”, aseguró Royo.