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- 02/04/2022 00:00
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Las sabanas son una característica recurrente de la geografía de Panamá: “el territorio del istmo está dividido en bosques seculares, ricos en maderas preciosas y en grandes sabanas cubiertas de pastos naturales, muy a propósito para la cría de ganado. Tanto los bosques como las sabanas están regados por innumerables ríos que vierten de las hoyas formadas por los estribos de la cordillera. Las sabanas son muy propias para la colonización extranjera por la bondad de su clima, que aunque cálido, es muy sano y está templado por las lluvias y las brisas”, editorial de La Estrella de Panamá, 2 de noviembre de 1906.
En el caso de la ciudad de Panamá adquiere un significado homónimo para el espacio definido como los suburbios; un paisaje natural que había sido intervenido por antiguos caminos, haciendas de veraneo y fines de semana de terratenientes, así como por comunidades de campesinos, artesanos y trabajadores.
La cartografía de Thomas Harrison de 1857 señala “Beautiful Savanna” alrededor de las haciendas de El Cangrejo, Juan Franco, Hato Pintado y Carrasquilla y el “Undulading Savanna Land” entre Río Abajo, Parque Lefevre, Pueblo Nuevo y Villa Cáceres. Estos parajes, ubicados hacia el norte de la quebrada Tumba Muerto, fueron el territorio para la formación y rápida expansión de la ciudad en el primer cuarto del siglo XX. Ocupó desde Pueblo Nuevo hasta Paso Valiente en Pacora segmentado por los ríos Matasnillo, Río Abajo (o Los Algarrobos), Matías Hernández, Juan Díaz y Tapia. El establecimiento de los límites de la Zona del Canal alteró su conformación a partir de 1907, cuando se ejecutaron expropiaciones de fincas como Mangal y San Lázaro (hoy conocida como Balboa), Juan Díaz Caballero y Guadalupe en Corozal; Gavilán y Gavilancito en La Boca, así como parte de la hacienda El Cangrejo.
La ciudad contaba con una red de caminos, incluyendo el camino de Las Sabanas como acceso y conexión hacia las rutas coloniales preexistentes de Gorgona y Cruces, así como el dirigido hacia la ribera del río Chagres. A partir del siglo XIX estos caminos se modernizan para el ajuste de nuevas tecnologías de locomoción, como el tranvía y el automóvil que facilitaban el acceso a estas tierras y su explotación.
Dos factores incentivaron su éxito: la oportunidad del negocio inmobiliario y la demanda de vivienda de una población que se había triplicado, por la inmigración principalmente, y que buscó otras opciones fuera de las casas de inquilinato de El Marañón y El Chorrillo. Este relato se encuentra muy bien descrito en “La ciudad fragmentada”, de Álvaro Uribe, y “La ciudad de Panamá”, de Ángel Rubio.
Para 1899 ya existía la capilla de Las Sabanas en honor a la virgen de Lourdes y la capilla de Pueblo Nuevo en honor a María Auxiliadora en 1920; ambas levantadas con fondos recaudados en la feria campestre. Las grietas producidas cada temporada lluviosa hacían intransitable dichos caminos que, además, surtían a la ciudad de productos agrícolas. Tomás Herrera, prefecto de la provincia, publica en 1890 una convocatoria en The Star and Herald para la propuesta del empedrado de la calle de Calidonia, desde el puente hasta la bifurcación de los caminos de Las Sabanas y de Cabo Verde. En 1911, con base en el tratado de 1904 con EE.UU., se rehabilita hasta el Hospital de Huérfanos (hoy iglesia Don Bosco) por el Department of Sanitation de la Isthmian Canal Commission. Los trabajos incluían la instalación de redes de acueductos, alcantarillo pluvial y sanitario; así como la pavimentación de las calles con macadam.
La Secretaría de Fomento publica la licitación para construcción y reparación del camino de Las Sabanas desde el puente de Calidonia hasta Hato Pintado en noviembre de 1904. Sin embargo, el proyecto se ejecutó en 1917, hasta los Llanos del Club, a la altura del Cuartel de la Policía (hoy Cuartel de Bomberos de Carrasquilla) y sus ramales con macadam que conducen a Panamá Viejo y Pueblo Nuevo. Los terrenos para la ampliación de la servidumbre fueron cedidos por Manuel Espinoza Batista y Eduardo Icaza. El municipio facilitó la piedra y la mano de obra; con presos y a veces con peones, condición que retrasó el proyecto en su ejecución. La calle fue abierta el 10 de septiembre de 1921 para el tráfico de pasajeros de automóviles. Este tramo es lo que conocemos hoy como la vía España.
La reconstrucción del tramo hasta Panamá Viejo tuvo mayores obstáculos. En 1921, la Secretaría de Fomento convocó en el Palacio Nacional a los propietarios para que cedieran la servidumbre necesaria para la construcción de la calle. Las autoridades aducían el impacto en el valor de sus tierras y edificios, la reducción de los tiempos de traslado y la escasez de casas y habitaciones que experimentaba la ciudad, cuya única manera de expandirse era a través de los caminos en esa dirección. Se reconstruyó en 1922 la carretera en concreto desde el Casino hasta Las Sabanas, y de asfalto hasta la orilla del mar en Panamá Viejo; contrato ejecutado por Juan Navarro. En ese entonces también se hicieron reparaciones del camino hasta el río Juan Díaz, incluyendo el sector de Río Abajo, a la altura del río Matías Hernández, y la carretera que iba desde Juan Díaz a Tapia, trabajos organizados en campamentos con reclusos traídos del presidio Chiriquí.
Ora Miller, artífice del boom inmobiliario de El Chorrillo en 1912 y 1913 había adquirido en 1922 la hacienda El Cangrejo que se extendía desde un claro de la cantera Garrido hasta la quebrada Iguana; frente al hipódromo Juan Franco, donde proyecta la urbanización Altadena. El proyecto publicitaba la nueva carretera y la vista a la bahía de Panamá: “esta hermosa ladera estará pronto esparcida de modernos bungalows y abarca algunas de las sabanas y colinas onduladas más pintorescas”. La venta de los lotes fue posible tras solucionarse el conflicto del derecho de adquisición de tierras por extranjeros, una disposición similar al Terrance Land Law estadounidense de 1923. Meses más tarde anuncia que el sitio fue seleccionado como primera opción por el comité para la construcción del nuevo hospital Santo Tomás.
Estos pintorescos enclaves residenciales, conectados con el tranvía y las nuevas calles fueron ocupados por inmigrantes, la élite dominante y la clase trabajadora que hoy conforman los sectores centrales de la ciudad como Bella Vista, Calidonia, Pueblo Nuevo, Vista Hermosa y Río Abajo, etc. Estos barrios antiguos ofrecen hoy la oportunidad de ser reciclados y revitalizados en cuanto a las mejoras del espacio público, la vivienda, el transporte urbano, los equipamientos y el rescate patrimonial.
Aquel camino que conduce a Las Sabanas ha sido el Broadway que disecciona la ciudad de este a oeste, que fluye como un largo río centenario que lleva al corazón y mantiene el pulso de la metrópolis; experimentada en fragmentos desde la Ave. Central, calle Calidonia, vía España, Ave. José Agustín Arango y demás. Este camino, transversal al eje transistmico, ha tejido una estructura y memoria de la ciudad como un ente único en el tiempo y el espacio.