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Ramón Fernández Quijano: 'Nos trataron como criminales; mi nombre lo dañaron internacionalmente'
- 07/03/2022 00:00
- 07/03/2022 00:00
El banquero, accionista y representante legal del desaparecido Balboa Bank & Trust, Ramón Fernández Quijano, contó a La Estrella de Panamá lo ocurrido aquel fatídico 5 de mayo del 2016, cuando la Superintendencia de Bancos (en ese entonces a cargo de Ricardo Fernández) intervino el banco. Habló sobre la intervención y quiebra forzada del banco (del local Strategic Investors Group), durante la administración del expresidente Juan Carlos Varela, tras su inclusión en la Lista Clinton.
Cuenta, además, el impacto que esto causó a los cuenta habientes, a los accionistas, sus negocios y a su reputación. El banquero y empresario con más de cuatro décadas de experiencia, era, además el presidente y CEO de Istmo Compañía de Reaseguros Inc., con presencia internacional, misma que al igual que el Balboa Bank & Trust también fue liquidada forzosamente y llevada a la quiebra (en abril de 2017), por orden de la Junta Directiva de la Superintendencia de Seguros y Reaseguros, a cargo de José Joaquín Riesen. A casi seis años de lo ocurrido y de que un grupo del banco interpuso un recursos legal contra la Superintendencia de Bancos, para tratar de recuperar sus dineros, el optimismo de los accionistas por recuperar lo perdido se desvanece, y de ello Fernández Quijano conversó en esta primera entrega periodística, de dos capítulos que se publicarán de esta trama.
Esta es una experiencia funesta. Haber trabajado 47 años a nivel mundial y a nivel local, haber hecho las cosas correctamente y que nos hayan tratado de criminales, eso nunca lo había visto en mi vida. ¿Qué quiero decir con esto? Que se dedicaron a dañar los nombres, por lo menos el mío lo dañaron y del otro accionista que también estuvo involucrado. Mi nombre lo dañaron internacionalmente. ¿Por qué? Porque un representante legal de un banco, teniendo negocios internacionalmente, que eran todo el 98% de la cartera, que te vengan las autoridades de los diferentes países a preguntarte el motivo por el cual tú estás metido en esto, conociendo a un país tercermundista como este, y nosotros estando en pases industrializados, nos empiezan a mirar como ladrones de un Banana Republic. El prestigio y todas esas cosas se acabaron. Es triste ver cómo acaban con la gente en vez de mejorar. Aquí hubo en Panamá mucha gente que perdió mucho. El daño lo hicieron a mucha gente. No voy a mencionar nombres, porque hay bastante personas muy afectadas, donde acabaron con sus negocios, acabaron con cerrar todos por el capricho de acabar con alguien. ¡Eso es triste!
El 5 de mayo del 2016 estábamos en una reunión, primero del comité de crédito y después venía la junta directiva. En medio del comité de crédito, el subgerente general me llamó para decirme: ven para que veas en mi oficina qué es lo que está sucediendo. El gerente general y mi persona nos fuimos para su oficina y nos dice: tengo un problema grande; y le digo: ¿cuál es el problema? Me dice: ven para que veas que los corresponsales nos mandaron a cancelar la corresponsalía porque estamos en la Lista Clinton. Nos sorprendió. Ninguno tenía idea de lo que era. Pedí al gerente que se metiera en Google y ver la definición para tener una mejor respuesta de lo qué vamos a decirle a la junta directiva. Al ver eso, lo vimos como algo muy grave.
Decidimos llamar a toda la junta directiva y accionistas (del banco) para que vieramos el tema. Discutimos por 45 minutos y decidimos llamar a la Superintendencia (de Bancos). Una vez la llamamos, ésta nos manda a decir: ya vamos para allá. Pasó como una hora, u hora y cuarto, y seguíamos discutiendo el tema de la lista hasta que llegaron. Pero no llegaron solos, también dos pick-ups con guardias armados. Unos entraron armados con rifles grandes, otros entraron a las oficinas y otros se quedaron afuera. También vino un séquito de periodistas y se formó en un escándalo. Periodistas y televisoras, todos esperando que saliésemos del banco. Decidimos quedarnos dentro, y seguir discutiendo internamente. Pero nos sacaron de las oficinas y nos dejaron en el área abierta, para que no pudiéramos tocar nada. Eso nos llamó mucho la atención, porque hacía unos meses habíamos hecho un análisis corporativo de toda la empresa. Habíamos contratado a la empresa Álvarez y Marsal, de los Estados Unidos, muy famosa, que nos iba a hacer un audito y una revisión de todos los procedimientos del banco, especialmente, en lo que era lavado de dinero, y todo lo que tenía que ver con esos asuntos ilegales.
Salimos de esa revisión con los mejores comentarios que hubiéramos pensado. Muy por encima de cualquier banco de los Estados Unidos. Nos dieron una A, en ese sentido. Eso para nosotros fue una tranquilidad de que nuestro sistema de lavado de dinero, de lavado de activos, etcétera, estaba funcionando muy bien y que los controles eran muy fuertes. Fue una satisfacción y nos llamó mucho la atención de que nos habían metido en la Lista Clinton.
El banco era un banco en crecimiento. Se estuvo negociando con otro banco para poderlo comprar. Obviamente, uno tiene que pedirle a la Superintendencia de Bancos que vamos a comprar ese banco. La Superintendencia nos dijo: no van, no van a comprar ese banco. Lo compró otro grupo que probablemente estaba bien parados con el gobierno de Varela. Yo no soy político, ni del un lado ni del otro, soy un hombre de negocios nada más y me quisieron hacer daño. A mí me dijo un abogado extranjero latinoamericano: 'Ramón sacaste la cabeza y te la cortaron'. Qué quiere decir con eso: la competencia, las envidias y todo está reflejado ahí también, porque éramos exitosos.
Básicamente, los grandes accionistas eran Istmo Compañía de Reaseguros, que fue uno de los gestores de la compra de este banco y su reorganización; y un grupo de Venezuela, de apellido del Valle. Los dos fuimos los gestores. Para sorpresa nuestra, dicen (el ex embajador de Estados Unidos John Feeley) que este era el banco lavador de dinero más grande del mundo. Una falacia que dijo el ex embajador por varias razones: Primero porque si ese banco hubiera sido uno de los lavadores más grandes del mundo, explota porque no tiene el capital suficiente para poder lavar esa cantidad de dinero. Segundo, las regulaciones que habíamos hecho eran intachables; y tercero, la gente, los accionistas que estaban con nosotros, eran intachables. No tomaron en cuenta ninguno de los otros accionistas, tomaron en cuenta que hay que acabar con el banco. ¡Cerrarlo!
Hubo un expresidente de la República que mencionó en una ocasión que el Balboa Bank lo que han debido hacer era meterle un fideicomiso y decirle a los americanos: 'señores esperen, porque yo tengo que investigar, y está metida una fiducial del Banco Nacional', (pero) no lo hicieron. El propósito de todo, era cerrar el banco.
Fue una ineptitud, tras ineptitud, tras ineptitud.... Si nosotros no nos comprometíamos a lo que decía la Superintendencia, liquidaban el banco. ¿Qué sucede con eso? Si liquidaban al banco, probablemente ninguno de los cuenta habientes hubiera recibido un solo centavo. Se lo hubieran comido ellos. Responsablemente fuimos y seguimos las indicaciones de la Superintendencia de Bancos, pero tristemente las sugerencias eran malas e equivocadas. Eso es lo que le podría decir.
Que iban a meter el interventor, cosa que lo hizo. Pero, no hicieron su trabajo como interventores. Agarraron la cartera del banco, subieron básicamente las reservas. Las reservas de todos los préstamos, prácticamente la gran mayoría, las tiraron a cuentas malas. Obviamente, quiebras a un banco de esa forma. Posteriormente, logramos conseguir un grupo de jóvenes, de mucho dinero de Panamá, y un banco también que entrara a comprar al Balboa Bank, pero se nos rechazó. La idea de la compra, de organizar eso, era que los cuentas habientes no perdieran un solo real. Que los accionistas perdiésemos la inversión que teníamos, estábamos de acuerdo, pero que no se metieran con los cuentas habientes, porque ese es dinero de sus ahorros y de su vida. Sucedió lo contrario. No aceptaron la oferta y tenían una oferta de otro banco panameño extranjero.
De ahí, el banco cogió y volvió a capitalizar la empresa con la plata de los cuenta habientes quitándoles casi 26% de los depósitos de ellos. Por otro lado, le dieron unas acciones preferidas que no tienen ningún valor y más nunca van a ver la plata estos señores. Es mi manera de pensar. Es mi opinión. La otra parte fue que agarraron las cuentas o los préstamos que teníamos por cobrar y vendieron esa cartera a otro banco panameño, del cual ese banco tenía plata depositada con nosotros también. Vendieron un pedazo de la cartera que escogió el banco (se la vendieron al banco) por entre $12 y $15 millones; y esa plata fue recibida por Balboa Bank. Ahora no sé donde está ese dinero. Nunca nos han dado un audito. Nunca han hecho nada. No han dado ninguna información pública para decir qué se hizo con ese dinero. Por otro lado, nos hicieron firmar documentos, y que si no los firmábamos, al banco lo liquidaban. Esa era la constante amenaza que venía de parte de ellos. También fuimos a tratar de ver si peleábamos contra los gringos, pero eso es imposible, porque los costos de poner una demanda en los Estados Unidos es altísima, más el costo de tiempo, eso iba a tomar muchísimos años y al final del día estamos todavía negociando a ver si podemos demandarlos.
El banco que adquirió la cartera fue Capital Bank
BCT compró. Terminó comprando un banco gratis, capitalizado con 22.5 millones de dólares, con dinero de los cuenta habientes. No le costó un real, pero quedó como un banco capitalizado por 22 millones y medio de dólares.
*Lea la segunda parte de esta entrevista este martes 8 de marzo.*