Permisividad familiar y consumo de alcohol en adolescentes. Una explicación para tiempos de la covid-19

Actualizado
  • 28/06/2020 00:00
Creado
  • 28/06/2020 00:00
Explicaciones donde se cruzan la psicología y la sociología plantean la incidencia de factores, como la familia y la cultura, en la formación de una conducta que influye en el consumo de alcohol
Permisividad familiar y consumo de alcohol en adolescentes. Una explicación para tiempos de la covid-19

La literatura especializada en ciencias sociales acerca del consumo de alcohol por adolescentes, establece la existencia de tres grandes grupos de investigaciones sobre esta temática. Primero, desde la psicología (efectos del consumo de alcohol en el individuo); segundo, desde la sociología (prevalencia y motivaciones para el consumo); y tercero, aquellas que desde un modelo “híbrido” donde se cruzan la psicología y la sociología plantean la incidencia de factores, como la familia y la cultura, en la formación de una conducta que influye en el consumo.

El modelo de análisis

El último grupo de investigaciones mencionado evidencia que el consumo por adolescentes empieza, en la mayoría de los casos, en sus hogares, y con la aprobación de sus miembros. Por lo que existe una alta relación entre la influencia familiar y el consumo de alcohol, convirtiéndola en una práctica social y cultural legitimada por sus familias, tal como muestran los trabajos de Telumbre et al. (2016); Armendáriz et al. (2014); Villarreal, (2013); Trujillo et al. (2011); Lema et al. (2011).

Los anteriores trabajos establecen que al ser la familia unidad primaria de socialización, es donde sus miembros desarrollan habilidades de interacción tales como: pautas de comportamiento y modelos de vida a seguir para entrar al mundo adulto con una identidad cultural definida. La relación familia y consumo de alcohol se muestra con un alto potencial heurístico, si se analiza como una acción realizada por los adolescentes siguiendo procesos habituales de ejemplificación familiar.

En Panamá se ha estudiado el consumo de alcohol en los adolescentes, en muy contadas ocasiones, y estas se han enfocado en determinar la magnitud del consumo (Comisión Nacional para el Estudio y la Prevención de los Delitos Relacionados con Drogas, 2015) y (La Encuesta Nacional de Salud y Calidad de Vida del Ministerio de Salud, 2007), dejando fuera del análisis elementos clave que permitan identificar: la edad de inicio, dónde y con quién comparten su primera experiencia de consumo, así como el papel de la familia.

La metodología

Con el objetivo de evidenciar la influencia familiar en el consumo de alcohol por los adolescentes, hemos desarrollado un estudio con el apoyo de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación en cuatro escuelas públicas de la provincia de Darién. La investigación adoptó un diseño trasversal, descriptivo y correlacional; esto permitió caracterizar el consumo de alcohol por los adolescentes, así como determinar la permisividad familiar frente al consumo de alcohol.

La selección de los colegios donde se realizó el estudio se estableció debido a las siguientes características: Primero, instituciones educativas públicas a nivel de premedia y media; segundo, dichas instituciones están ubicadas en los corregimientos de mayor densidad de población en la provincia de Darién (La Palma, Metetí, Santa Fe y Yaviza) y, tercero, que ocho de cada diez estudiantes matriculados en la provincia cursaban estudios en uno de estos colegios.

Para extraer la información sobre consumo en adolescentes, se utilizaron dos cuestionarios: el de prevalencia que incluye recopilar datos de edad de inicio en el consumo, dónde y con quién inicia, grupo étnico, religión, rendimiento académico y frecuencia de consumo. El segundo fue el cuestionario de motivos para el consumo denominado metodología de Cooper (1994). La recopilación de la información se efectuó en el mes de julio de 2019, se contó con la aprobación de las autoridades regionales del Ministerio de Educación, así como con los permisos correspondientes: consentimientos informados (padres) y asentimiento informado (adolescentes).

La población censada ascendió a 547 adolescentes. De estos, 299 son mujeres y 248 hombres. El análisis evidenció que las edades de los censados oscilaron entre los 13 y 18 años. A su vez que, seis de cada diez adolescentes habían consumido alcohol. En este sentido, los hombres (64,5%) superan a las mujeres (52,2%) por más de doce puntos porcentuales en el consumo.

Las regularidades

Ahora bien, a pesar de que los adolescentes hombres señalaron haber consumido más con relación a las mujeres, se evidenció que estas últimas empiezan a ingerir alcohol antes (14 años) que sus pares hombres (15 años). Esto muestra que, la edad de inicio está determinando cambios en los patrones de consumo entre hombres y mujeres, y abre nuevas posibilidades de estudio en torno al consumo de alcohol por adolescentes mujeres y su relación con prácticas sexuales de riesgo, embarazo adolescente, depresión y suicidio.

Para medir la dimensión permisividad familiar, se identificaron elementos del contexto tales como: si un miembro de su casa consume alcohol, acceso a bebidas en el hogar y consumo por primera vez en casa con consentimiento familiar. Los resultados mostraron que, entre las adolescentes consumidoras, seis de cada diez mujeres consumieron alcohol por primera vez en sus casas y en compañía de algún familiar.

Por el contrario, seis de cada diez hombres lo hicieron fuera de la casa y con amigos. Esta situación es una muestra de cómo, desde la adolescencia, se marcan roles de género diferenciados, pues el consumo por mujeres se ubica en el espacio doméstico y bajo supervisión familiar, generalmente de varones; mientras que los lugares de “ocio y recreación” fuera de casa se convierten en un claro referente de lo masculino.

El contexto familiar entonces, evidencia interacciones entre sus miembros llegando a establecer normas de comportamiento que regulan la vida en familia. Por lo que, un hogar con una dinámica familiar permisiva ante el alcohol, tiende a participar del llamado “primer trago en familia” como una forma de “iniciar” al adolescente en el consumo, muchas veces como medida preventiva ante el abuso del consumo, a la inseguridad fuera de casa y del consumo con extraños.

Sin embargo, lo anterior desarrolla indirectamente en el adolescente una conducta de riesgo porque el consumo en esta etapa de la vida afecta el crecimiento y se convierte en un factor que puede llegar a desencadenar en casos de consumo nocivo, en trastornos neuropsiquiátricos y en enfermedades no transmisibles, tales como ciertos tipos de cáncer, problemas cardiovasculares y trastornos mentales, convirtiéndose en un problema de salud pública.

Corolario

Por último, se logró observar que las familias con actitud permisiva, ante el consumo de alcohol en su núcleo adolescente, muestran una mayor conducta de consumo (siete de cada diez). Mientras que las familias no permisivas evidenciaron menor conducta de consumo en su grupo adolescente (tres de cada diez).

El autor es profesor de sociología de la Universidad de Panamá.
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