Perspectivas de la reunión entre Biden y Xi: ¿surgirá un nuevo orden?

Actualizado
  • 19/11/2022 00:00
Creado
  • 19/11/2022 00:00
Para el analista internacional Julio Jao, el orden internacional desde la Segunda Guerra y la posguerra fría ha estado 'dominado' por Estados Unidos, pero ahora se presencia 'su inexorable declive', y en la comunidad internacional se avizora el 'surgimiento de un nuevo orden', en el que China y Rusia juegan un rol 'importante
El presidente de la República Popular China, Xi Jinping (izquierda), y su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden (derecha), estrechan sus manos, tras la reunión.

Las relaciones entre República Popular de China y Estados Unidos pasan por un momento histórico. En la tarde del 14 de noviembre, el presidente Xi Jinping y su homólogo estadounidense, Joe Biden, se reunieron en Bali, Indonesia, donde se lleva a cabo la cumbre del G20 (Grupo de los Veinte).

El encuentro ocurrió después de que el gobernante estadounidense saliera relativamente airoso en las elecciones de medio término que se celebraron el pasado martes, y que su homólogo chino lograra la reelección como secretario general del comité central en el último Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCC).

La reunión es vista como un acontecimiento importante. Primero porque este es el primer encuentro cara a cara que sostienen desde que el mandatario estadounidense asumió el cargo; y segundo porque fue en un momento en que en las noticias se habla de una creciente tensión geopolítica, una rivalidad comercial y la preocupación de un posible conflicto abierto entre ambas potencias mundiales.

En el encuentro, ambos gobernantes se saludaron, estrecharon sus manos y expresaron sus criterios. Por un lado, el mandatario chino dijo estar dispuesto a “intercambiar de manera franca y profunda opiniones” con su homólogo estadounidense “en temas estratégicos de las relaciones chino-estadounidenses y las cuestiones globales y regionales trascendentales”.

Y, por el otro, Biden se comprometió a demostrar que “China y Estados Unidos pueden gestionar sus diferencias, evitar que la competencia se convierta en algo cercano al conflicto y encontrar vías para trabajar juntos en asuntos globales urgentes que requieren nuestra cooperación mutua”.

“Estoy a la expectativa de trabajar junto con usted (Joe Biden) para reencauzar los lazos chino-estadounidenses a la vía del desarrollo sano y estable, en beneficio de ambos países y del mundo”, añadió Xi.

¿Representará esta reunión un primer paso para que Estados Unidos y la República Popular China mejoren sus diferencias y alejen la posibilidad de una Guerra Fría? ¿Cuáles son las perspectivas de Biden y Xi?

Para el analista internacional Julio Jao, el orden internacional desde la Segunda Guerra y la posguerra fría ha estado “dominado” por Estados Unidos, pero ahora se presencia “su inexorable declive”, y en la comunidad internacional se avizora el “surgimiento de un nuevo orden”.

En este nuevo paisaje juegan un rol importante “China y Rusia”. Este es un hecho a reconocer, independientemente de las ideologías o sistemas políticos de que se trate.

Y es que si Gran Bretaña y Estados Unidos se rotaron el poder mundial desde los siglos XIX y el XX, no debe ser algo extraño que otras potencias jueguen un papel importante, aunque distinto, en el futuro.

“No se trata de que de ese orden surja otra potencia hegemónica (China lo ha descartado), pero sí una nueva fórmula estabilizadora que garantice la paz mundial”, señaló el analista político, para quien “el mayor obstáculo para una paz mundial es el hegemonismo de Estados Unidos”.

“Estados Unidos quiere mantener el statu quo que le beneficia y no toma conciencia de que los colonialismos, los vasallajes, la explotación y la opresión ya periclitaron y que ahora urge llevar a un plano, si no de igualdad, al menos de respeto a la soberanía de todos los Estados. El nuevo orden no aspira a recrear el viejo orden o Ancien régime, sino a sepultarlo para dar paso a un nuevo mundo”, aseveró.

Estados Unidos, en ese sentido, “debe tomar conciencia de las nuevas realidades y abandonar sus histerias sinofóbicas y rusofobicas; desmantelar sus esquemas agresivos e inútiles como la OTAN, la dominación ilegal del Indo Pacífico o los 'Cuatro Ojos', eliminar los cientos de bases militares anacrónicas alrededor del mundo; cesar la venta compulsiva de armas; archivar la anglosfera como arma ideológica y geopolítica, y cesar las ilegales sanciones unilaterales y bloqueos, sean contra Irán, Rusia, Siria, Corea del norte, Irak, Palestina, Cuba o Venezuela”.

China Popular ha señalado el camino del “nuevo orden”. Su progreso es imparable desde todo punto de vista, y su autoridad no descansa ni en sus fuerzas armadas ni en el Partido Comunista, sino en la moral histórica de su pueblo, al cual “no se le puede achacar jamás el uso ilegal de la fuerza”.

Estados Unidos, por su parte, acordó reconocer el principio de “una sola China” y la soberanía del continente sobre Taiwán, un hecho “irrevocable” de la historia y el derecho, pero Washington se reserva “ilegalmente” el derecho de armar a la isla.

“Ese supuesto derecho no se deriva del derecho internacional, sino de la actitud unilateral y prepotente de Estados Unidos. El mundo unánimemente respalda el principio de una sola China”, expresó el analista internacional.

A juicio de Yao, América Latina ha incrementado sus relaciones con China porque su política es de paz y cooperación. La región, incluido el Caribe, puede fortalecer la balanza de la paz a favor, no de China, sino de la coexistencia pacífica.

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