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- 12/05/2010 02:00
LISBOA. El Papa Benedicto XVI inició ayer en Lisboa una visita de cuatro días a Portugal, con una dura condena de los abusos sexuales contra menores cometidos por sacerdotes.
En una conversación con los periodistas que lo acompañaban en un avión de camino a Portugal, el Papa pidió que la iglesia realice una profunda purificación y penitencia interna, así como el perdón y justicia.
En algunas de sus declaraciones más fuertes hasta la fecha, Benedicto XVI dijo que la Iglesia Católica Romana siempre sufrió problemas internos, pero agregó: “hoy la vemos en una forma verdaderamente terrorífica”.
Interrogado sobre los escándalos de pedofilia que involucran a muchos sacerdotes, el Pontífice admitió que “la persecución más grande de la Iglesia no viene de los enemigos de afuera, sino que nació del pecado dentro de ella”.
Sus declaraciones parecieron repudiar la respuesta inicial de El Vaticano al escándalo, cuando culpó a los medios de comunicación, así como a los defensores del aborto y de los matrimonios entre homosexuales de montar una campaña en particular contra la Iglesia Católica y el Papa.
Desde entonces, sin embargo, Benedicto XVI ha llamado a la penitencia y ha prometido que la iglesia tomará acciones para proteger a los niños y llevar a los sacerdotes abusivos a la justicia.
Se trata del segundo viaje al exterior que realiza este año Benedicto XVI, tras el de Malta, el 17 y 18 de abril pasado, marcado por los graves escándalos por el encubrimiento de la pedofilia dentro de la Iglesia.
El Papa visitará Lisboa, Oporto y sobre todo a uno de los grandes lugares de peregrinación del catolicismo, Fátima, donde se cree que la Virgen se apareció en 1917.
En el aeropuerto, el Papa fue recibido por el presidente portugués, Aníbal Cavaco Silva, y el primer ministro, el socialista José Socrates.
El jefe de Estado luso dio la bienvenida al Pontífice y exaltó como él la tradición católica de su país y dijo que “no es posible explicar Portugal sin las relaciones con la Santa Sede” desde sus orígenes como nación independiente.
El Pontífice inicia su visita a Portugal con una misa al aire libre el martes para 80,000 feligreses, en una plaza del siglo XVI en Lisboa.
El Papa hablará sobre “el júbilo de la fe y la esperanza” como un remedio ante la sombra de penurias económicas, dijo Carlos Azevedo, obispo auxiliar de Lisboa y coordinador de la visita del Papa a Lisboa.
“Los valores morales que guían la economía y la política muestran que hay una crisis espiritual”, dijo Azevedo en una rueda de prensa.
Hoy, el Papa irá al famoso santuario de Fátima, en el centro del país, uno de los puntos más importantes de su visita, por ser el símbolo Católico de Portugal. Luego, viajará el viernes a Porto, la segunda ciudad de ese país, antes de su retorno al Vaticano.
El Papa también dijo a los periodistas que esos sufrimientos que ahora enfrenta la Iglesia forman parte de los que anunció el “tercer secreto de Fátima”.
El tercer secreto de Fátima, mensaje que —según la tradición católica— la Virgen entregó a tres pastorcillos al aparecérseles el 13 de mayo de 1917 en la Cueva de Iria de aquella localidad portuguesa, suele interpretarse en los círculos católicos como algo referido a las persecuciones contra los cristianos.
“Además de la misión de sufrimiento del Papa, que en primera instancia se puede referir al atentado sufrido por Juan Pablo II (el 13 de mayo de 1981 en la plaza de san Pedro del Vaticano), en el mensaje de Fátima hay indicaciones sobre realidades del futuro de la Iglesia”, dijo el Pontífice.
Según Benedicto XVI, en el mensaje “además de los momentos indicados en las visiones, se habla de la realidad de pasión de la Iglesia, se anuncian sufrimientos de la Iglesia”. “El Señor —agregó— dijo que la Iglesia sufrirá hasta el fin del mundo y esto hoy lo vemos de modo particular”.
Benedicto XVI, que destacó el valor del mensaje de Fátima, recordó que ésta es su primera visita a un país que desde sus albores mantuvo una especial relación con la Iglesia Católica y fue distinguido por ésta con el título de “fidelísimo por los altos y continuados servicios a la causa del Evangelio”.
Al concluir la misa en Lisboa en el día de ayer el Papa concluyó diciendo que “las fuerzas del bien están presentes y que, al final, es más fuerte que el mal”. “La bondad de Dios es la última palabra de la historia”.
S in embargo, el sentimiento religioso sí es fuerte. Se espera que al menos medio millón de personas asista a la misa que dará Benedicto XVI en Fátima el 13 de mayo, el 93 aniversario del día en el que tres pastores portugueses vieron a la Virgen.
Casi un 90% de la población de Portugal es católica, pero sólo 2 millones de los 10.6 millones que viven en el país se describen como practicantes del catolicismo.