La libertad de prensa, víctima en una crispada campaña presidencial francesa

Actualizado
  • 17/04/2022 15:03
Creado
  • 17/04/2022 15:03
El número dos de Le Pen, Jordan Bardella, admitió públicamente que su líder no quería a Lapix porque "no logra disimular su hostilidad hacia Le Pen".

Una periodista vetada en el debate presidencial, reporteros censurados en las conferencias de prensa: La elección del nuevo presidente de Francia muestra las malas relaciones entre el poder político y la prensa, con un cruce de acusaciones que aumenta la crispación de la campaña.

Esta semana saltó a los medios que la presentadora de los informativos de France 2, Anne-Sophie Lapix, ha sido vetada por los equipos de Emmanuel Macron y Marine Le Pen para moderar el debate electoral televisivo que enfrentará a los candidatos el próximo 20 de abril.

El número dos de Le Pen, Jordan Bardella, admitió públicamente que su líder no quería a Lapix porque "no logra disimular su hostilidad hacia Le Pen".

Por el lado de Macron, consideran que Lapix es "demasiado crítica y declinante".

"Lapix ha hecho preguntas insistentes en el pasado. No se le reprocha ninguna falta profesional, sino sus cualidades", indica a EFE Daniel Schneidermann, director de la web de análisis y crítica de medios Arrêt sur images.

Para el historiador de periodismo Alexis Lévrier se trata de un caso "escandaloso" pero coherente con las relaciones que la jefatura del Estado francés mantiene con la televisión.

"Es un problema de la Vª República, que fue concebida por Charles de Gaulle como un régimen de inspiración monárquico que concebía el audiovisual como la voz de Francia. Decía: 'La prensa escrita está contra mí, así que la televisión es mía'", explica Lévrier, autor de "Jupiter y Mercurio. El poder presidencial frente a la prensa".

ARMA ARROJADIZA

La libertad de prensa se ha convertido en esta segunda vuelta en un arma arrojadiza entre los candidatos, a quien los sondeos dan un resultado muy ajustado, con un escaso 55 % a favor de Macron.

Tras anunciar su candidatura de forma tardía, el presidente se negó a participar en los debates con sus contrincantes en la primera vuelta, actitud aprovechada por Le Pen para denunciar que Macron desprecia a la prensa.

La líder de la ultra derecha también se ha quejado esta semana de que el rechazo del liberal a dar entrevistas se ha traducido en que sus propios encuentros mediáticos son anulados, ya que para dar el mismo espacio a los candidatos, Paris Match, L'Opinion o la cadena C8 han cancelado sus citas con Le Pen.

Irónicamente, minutos después de denunciar el "desprecio a la prensa de Le Pen", ésta tuvo que justificarse por denegar sistemáticamente la acreditación del equipo de televisión de Quotidien: "Estoy en mi casa y aquí decido yo", dijo.

Le Pen rehusó toda relación con ellos en 2013, después de que sus reporteros revelaran que el partido hacía pasar a sus concejales por ciudadanos en encuentros grabados, en los que la política aprovechaba para mostrar su mejor cara.

Este sábado, Macron alertó en su primer mitin de entrecampaña sobre los riesgos que la victoria de Le Pen supone para la libertad de prensa "cuando ella decide quién es periodista y quién no".

"Deberíamos esperar que Macron sea más respetuoso con la libertad de prensa, pero no es el caso", lamenta Schneidermann.

BRUTALIDAD HACIA LA PRENSA

Ambos especialistas coinciden en señalar algunos de los gestos de Macron contra la prensa en su mandato, como el intento de elegir a los periodistas que lo acompañarían en sus viajes o de cerrar la sala de prensa del Elíseo y alejarla del edificio principal.

"Esta es una de las dificultades para una parte del electorado, ¿por qué reprochamos a Le Pen lo que también hace Macron? La gente se ha quedado con una imagen de brutalidad con la prensa por parte de Macron y sus ministros, y tienen razón. Pero no los pongo al mismo nivel porque el modelo que defiende Le Pen es el de Viktor Orbán o Putin y el de Macron, Mitterrand o De Gaulle", dice Lévrier.

Los modelos de Hungría o Rusia, recuerda Lévrier, públicamente admirados por Le Pen, se basan en el cierre de medios y la persecución y purga a periodistas.

El historiador cree que la solución en Francia sería ir hacia un régimen presidencial más horizontal que el actual: "Estamos al final del sistema. Nos encontramos ante un poder fragilizado y vemos los límites de la V República: un presidente muy expuesto e impopular con una extrema derecha que sube mientras se aprovecha de los problemas".

En el quinquenio de Macron, un polémico proyecto de ley abogó por impedir la difusión de imágenes que permitieran identificar a los policías, lo que fue visto como un intento de impedir la grabación actos de violencia policial. El artículo fue vetado y retirado por el Consejo Constitucional.

Le Pen, que promete revisar la Constitución con referéndums sobre la "prioridad nacional" y otras cuestiones recogidas en la Carta Magna a base de referéndums, reconoce abiertamente que para ello pasará por encima del Parlamento y el Consejo Constitucional, garantes del respeto a los valores democráticos.

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