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- 05/11/2024 00:29
- 05/11/2024 00:25
Israel anunció este lunes oficialmente a las Naciones Unidas el fin de su cooperación con la agencia para los refugiados palestinos (Unrwa), que ahora teme un “colapso” de la ayuda humanitaria en la Franja de Gaza.
Israel lleva a cabo al mismo tiempo una ofensiva contra Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano, dos movimientos islamistas proiraníes.
A pesar de los duros golpes que ha recibido por parte de Israel, Hezbolá continúa disparando cohetes contra el norte del territorio israelí y este lunes dijo haber lanzado “una gran andanada de cohetes” contra la ciudad de Safed.
La actual guerra en la Franja de Gaza comenzó con el ataque sin precedentes de Hamás en suelo israelí el 7 de octubre de 2023.
Al día siguiente, y en solidaridad con Hamás, Hezbolá abrió un frente contra Israel, que desde el mes de septiembre se ha convertido en guerra abierta.
El parlamento israelí prohibió la semana pasada las actividades de la Unrwa en Israel y los territorios palestinos ocupados, y este lunes el Ministerio de Exteriores israelí notificó oficialmente a la ONU “la cancelación del acuerdo”, según un comunicado.
La Unrwa fue creada en 1950 por la ONU y presta servicios sociales a millones de refugiados palestinos en los territorios ocupados y varios países árabes, muchos de ellos descendientes de los centenares de miles de desplazados que provocó la creación del Estado de Israel en 1948.
El acuerdo de la agencia con Israel data de 1967, cuando empezó la ocupación israelí de los territorios palestinos de Cisjordania y Gaza, así como de Jerusalén Este.
Israel acusa a “empleados de la organización de haber participado en la masacre del 7 de octubre”, según el comunicado del Ministerio.
“La ONU ha recibido innumerables pruebas de que agentes de Hamás son empleados de la Unrwa y que sus instalaciones están siendo utilizadas con fines terroristas”, agregó.
- Temor a un “colapso” de la ayuda a los palestinos -
“Si se implementa esta ley, corre el riesgo de provocar el colapso de la operación humanitaria internacional en Gaza, de la cual la Unrwa es la columna vertebral”, advirtió Jonathan Fowler, portavoz de la agencia.
Pero el ministro de Exteriores Israel Katz rechaza este argumento.
“La gran mayoría de la ayuda humanitaria en Gaza llega por otras organizaciones y sólo el 13% de esta ayuda proviene de la Unrwa”, asegura.
“Para nosotros es la Unrwa o nada”, dice Shafic Ahmad Jad en el campo de refugiados de Nur Shams, en el norte de Cisjordania, donde sus habitantes temen por su futuro después de que la oficina de la agencia sufriera graves daños durante un bombardeo israelí.
Israel prometió destruir a Hamás tras el ataque del 7 de octubre, en el que murieron 1.206 personas, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP en base a datos oficiales israelíes, incluidos los rehenes muertos en cautiverio.
De las 251 personas secuestradas, 97 permanecen retenidas en Gaza, 34 de las cuales han sido declaradas muertas por el ejército.
En represalia, el ejército israelí lanzó una ofensiva en Gaza que ha dejado hasta ahora 43.341 fallecidos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud de Hamás.
Israel sigue bombardeando sin descanso la Franja de Gaza desde hace más de un año, donde viven aproximadamente 2,4 millones de personas, la mayoría en condiciones calificadas de “desastrosas” por la ONU.
“Cada hora hay matanzas, personas desplazadas y personas hambrientas, no tenemos agua y no se está entregando ayuda”, lamenta desde la Ciudad de Gaza Sumaya Al Zaanin, de 40 años, que ha tenido que desplazarse varias veces.
En la frontera norte, el ejército de Israel bombardeó de nuevo el lunes el sur del Líbano, donde las tropas israelíes llevan a cabo desde el 30 de septiembre en una ofensiva terrestre.
El ejército israelí dijo haber “eliminado” a un comandante local de Hezbolá en el sur de Líbano, Abu Ali Rida, y argumentó que este hombre era el “encargado de planear y ejecutar ataques con cohetes y misiles antitanque contra las tropas israelíes”, además de “supervisar las actividades terroristas de Hezbolá en la zona”.
A partir del 23 de septiembre, Israel intensificó sus ataques contra Hezbolá con el objetivo de que los 60.000 habitantes del norte desplazados por el lanzamiento de cohetes puedan volver a sus casas.