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- 13/10/2018 02:00
- 13/10/2018 02:00
Mientras continúan las averiguaciones en torno al paradero del periodista Jamal Khashoggi, la presión aumenta sobre el reino de Arabia Saudí, cuya posible involucración en la desaparición del comunicador podría afectar sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos (EE.UU.), un importande aliado de Riad.
Si bien el gobierno saudí ha rechazado estar detrás de la desaparición de Khashoggi, el cual fue visto por última vez el 2 de octubre al entrar al consulado de Arabia Saudí en Estambul (Turquía), el suceso ha provocado que la atención global se centre sobre Riad, que ya tiene bastante prensa por su implicación en la guerra de Yemen.
A ello se suma las Naciones Unidas (ONU), la cual recientemente expresó su inconformidad ante la situación.
‘Estamos extremadamente preocupados por la suerte de Jamal Khashoggi', dijo el vocero del secretario general de la ONU, Stephane Dujarric, según informó la agencia Xinhua .
Sin embargo, el más duro golpe podría llegar desde EE.UU., cuyo presidente, Donald Trump, se ha mostrado preocupado por lo sucedido y ha pedido una investigación de los sucesos, aunque por el momento ha rechazado imponer sanciones contra los posibles responsables, reporta el diario estadounidense USA Today .
WASHINGTON Y RIAD
La alianza estadounidense-saudí, que ha sido revitalizada durante la administración de Trump, va más allá de la riqueza petrolera de Arabia Saudí.
Además del petróleo, Riad es un importante comprador de armamento estadounidense, a su vez es un aliado en la lucha contra el terrorismo en Medio Oriente y una figura clave para Washington para hacer frente a la influencia de Irán en dicha región.
A pesar de estos fuertes vínculos, el Congreso de EE.UU. invocó el miércoles una ley de 2012 con la que obliga a la Casa Blanca a iniciar las averiguaciones sobre la suerte del comunicador desaparecido, ya que inicialmente Trump no había planteado la posibilidad de una investigación.
La medida fue defendida por 20 senadores de ambas formaciones, los cuales enviaron a su vez una carta a Trump en la que exigían sanciones contra los responsables de la desaparición del periodista saudí.
Dicha misiva estuvo liderada por el republicano Bob Corker y el demócrata Bob Menendez.
La ley de 2012 que fue invocada por los congresistas establece que si se encuentra que un actor extranjero es responsable de violaciones a los derechos humanos, podría desencadenar sanciones en contra del país o individuo responsable.
En este mismo sentido, el representante demócrata, Adam Schiff, alertó el miércoles que si las alegaciones sobre Riad resultan ser ciertas, ‘este episodio debería replantear dramáticamente la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudí'.
‘Tenemos empleos, muchas cosas están sucediendo en este país (...). Y, francamente, creo que esa sería una píldora muy, muy díficil de tragar para nuestros países',
DONALD TRUMP
PRESIDENTE DE ESTADOS UNIDOS
A su vez, el republicano Lindsey Graham, un importante defensor de los vínculos entre ambas naciones y quien ha presidido varios pactos de venta de armas estadounidenses para Riad indicó que si los saudíes estuviesen detrás de la desaparición de Khashoggi ‘habrá un infierno que pagar'.
Pero entre los responsables podría estar implicado EE.UU., pues de acuerdo con el diario The Washington Post los servicios de inteligencia estadounidense conocían los planes del Gobierno saudí para arrestar a Khashoggi, después de interceptar comunicaciones de funcionarios del país árabe, sin embargo estas declaraciones han sido rechazadas por la actual administración.
Con todo, durante una entrevista con la cadena Fox News , el presidente de EE.UU. indicó que en cualquier caso no tiene considerado bloquear la venta de armas a Arabia Saudí.
‘Tenemos empleos, muchas cosas están sucediendo en este país (...). Y, francamente, creo que esa sería una píldora muy, muy difícil de tragar para nuestros países', aseguró el mandatario.
Y es que el negocio de las armas es un importante rédito para la economía estadounidense, a pesar del cuestionable uso que Riad da a estas en Yemen, de modo que bloquear dichos pactos significaría una millonaria perdida para las compañías estadounidenses manufactureras de armamento.
A inicios de este mes, The Wall Street Journal reveló que por presión de los poderosos lobbies de la industria armamentista de EE.UU., el Secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, decidió mantener el respaldo militar de Washington hacia Riad en el conflicto yemení, por miedo a perder más de dos mil millones de dólares.
No obstante, los negocios del petróleo se encuentran en un terreno menos claro, pues Trump ha lanzado una serie de críticas contra la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP, en inglés), en donde Riad tiene influencia.
‘Nosotros protegemos a los países del Medio Oriente, no estarían a salvo por mucho tiempo sin nosotros, ¡y aún así continúan presionando por precios cada vez más altos del petróleo! Recordaremos. ¡El monopolio de la OPEP debe bajar los precios ahora!', dijo Trump a través de su cuenta de Twitter el mes pasado.
Mas la desaparición del comunicador saudí no vendría a ser la primera vez que el reino saudí hace sonar las alarmas en la prensa internacional.
Así ocurrió con la detención del primer ministro libanés, Saad Hariri, en la capital saudí o las diferencias que surgieron con Canadá por la detención de una activista a favor de los derechos de las mujeres en Arabia Saudí.
Reporteros Sin Fronteras también ha detallado en un informe el arresto de ‘más de una decena' de periodistas en territorio saudí.
Si bien EE.UU. hace sonar las alarmas cuando esto ocurre en países como Venezuela, en el caso de Riad parece no haber una respuesta, al menos hasta lo acontecido con Khashoggi.
A pesar de la ola de críticas y acusaciones, el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, aseguró durante una entrevista con Bloomberg , que no tienen ‘nada que esconder'.
LA SUERTE DE KHASHOGGI
Días antes de su desaparición, el 28 de septiembre, Khashoggi entró por primera vez en el consulado saudí en Estamnul para solicitar un documento relativo a su divorcio en Arabia Saudí, el cual era necesario para poder casarse en Turquía con su actual pareja, Hatice Cengiz.
A la espera de que dicho documento estuviese listo para ser recogido, Khashoggi voló a Londres y poco después regresó a Estambul.
El periodista, que publica en The Washington Post columnas críticas contra el actual Gobierno en Riad, acudió el martes 2 de octubre al consulado, en el que entró a las 13:14 horas, mientras que Cengiz lo esperaba fuera del recinto.
AUSENCIA
El periodista saudí Jamal Khashoggi, columnista en ‘The Washington Post' está desaparecido desde el 2 de octubre, cuando ingresó al consulado saudí en Istambul.
Las autoridades turcas señalan como responsables a un grupo de 15 agentes saudíes que llegaron a Istambul el mismo día que Khashoggi ingresó al consulado. Entre este comando estaba un forense militar llamado Salah Mohamed Tugaiby.
Una cámara logró captar su imagen al entrar al consulado y desde entonces su paradero es desconocido. Según medios internacionales, desde que ingresó al edificio Khashoggi no leyó los mensajes que recibió a través de su teléfono móvil.
De acuerdo con las autoridades turcas, que ya emprendieron una investigación sobre el paradero del comunicador saudí, el mismo 2 de octubre aterrizaron en el aeropuerto de Atatürk dos aviones del tipo Gulfstream, con las matrículas HZ-SK1 y HZ-SK2, registrados en la empresa privada saudí Sky Prime.
En dichos aviones habrían llegado un grupo de quince agentes, entre ellos un forense militar llamado Salah Mohamed Tugaiby, que se habrían quedado un poco más de 14 horas en Turquía y que según Ankara serían los principales sospechosos tras la desaparición de Khashoggi.
Los medios turcos han informado a su vez que dos horas y media después de que Khashoggi entrara al consulado, un convoy de seis vehículos abandonó el recinto, entre ellos una furgoneta con los cristales tintados.
Además, las autoridades consulares, utilizando el pretexto de que celebrarían una reunión, dieron el día libre a los trabajadores turcos del consulado, los cuales abandonaron el recinto justo antes de que entrase el periodista saudí.