- 01/06/2019 02:00
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La mañana del 14 de abril de 2018, Estados Unidos (EE.UU.), Reino Unido y Francia lanzaron un ataque conjunto de misiles sobre el territorio sirio, ofensiva que fue lanzada bajo la excusa de que unos pocos días antes —el 7 de abril— el Gobierno sirio, liderado por Bashar al-Assad, había realizado un presunto ataque químico sobre la población de la ciudad siria de Duma; no obstante, la filtración de un informe que no fue incluido en el reporte final de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) sobre este hecho ha puesto en evidencia que la supuesta agresión contra la población civil de Duma no habría acontecido tal cual se pensaba.
El informe en cuestión fue filtrado por el Grupo de Trabajo sobre Siria, Propaganda y Medios, el cual puede descargarse dentro del comunicado de prensa que ofreció esta agrupación integrada por una diversidad de investigadores y académicos.
De acuerdo con este informe, el objeto de debate serían dos cilindros —que supuestamente poseían los mortales gases— entregados por la organización de los Cascos Blancos a la OPAQ, los cuales, según la tesis más conocida, habrían sido arrojados desde el aire por medio de aeronaves, versión que defendieron —y aún defienden— la gran mayoría de los Gobiernos y prensa occidental.
‘En esta etapa, el subequipo de ingeniería de FFM no puede estar seguro de que los cilindros en cualquiera de las ubicaciones llegaron allí como resultado de ser lanzados desde un avión. Las dimensiones, características y apariencia de los cilindros y la escena circundante de los incidentes fueron inconsistentes con lo que se habría esperado en el caso de que cualquiera de los dos cilindros hubiera sido entregado desde un avión', indica una de las conclusiones ofrecidas por el reporte filtrado.
(FFM es el acrónimo para Fact-Finding Mission, traducido como la Misión de Investigación de la OPAQ)
Siguiendo esta línea, el reporte agrega que ‘las observaciones en la escena de las dos ubicaciones, junto con un análisis posterior, sugieren que existe una mayor probabilidad de que ambos cilindros se colocaran manualmente en esas dos ubicaciones en lugar de ser enviados desde aviones'.
‘En esta etapa, el subequipo de ingeniería de FFM no puede estar seguro de que los cilindros en cualquiera de las ubicaciones llegaron allí como resultado de ser lanzados desde un avión',
INFORME FILTRADO POR EL GRUPO DE TRABAJO SOBRE SIRIA
Este reporte, recientemente filtrado por el Grupo de Trabajo sobre Siria, Propaganda y Medios responde a una anomalía que dicha organización habría notado cuando se publicó el informe final de la OPAQ. Este último documento —el de la OPAQ— habría sido construido por el FFM valiéndose de estudios hechos en octubre de 2018 en donde se evaluó la trayectoria y daños ocasionados por los cilindros, esto es, seis meses después del supuesto ataque.
Por ello, el informe de la OPAQ dependía de imágenes y medidas obtenidas por otros actores que se encontraban sobre el terreno, como los Cascos Blancos. Sin embargo, el reporte filtrado fue hecho por un equipo del FFM que se encontraba en el lugar de los hechos entre abril y mayo de 2018. Los resultados recopilados por este equipo fueron omitidos en el informe final de la OPAQ, lo que implica una posible elusión de una pieza fundamental del rompecabezas, para favorecer otra versión.
Según algunos medios, esto puede deberse a la presión que ejercieron Washington y sus aliados. En todo caso, en respuesta a esta filtración la oficina de prensa de la OPAQ sugirió que el equipo de abril y mayo de 2018 no formaba parte del FFM, una afirmación calificada como ‘falsa' por parte del Grupo de Trabajo sobre Siria, Propaganda y Medios.
Se sabe que dicho grupo estuvo constituido por colaboradores externos y consultores de dos universidades europeas, pero el dato más importante fue que el mismo estuvo firmado por Ian Henderson, el cual figura en una posición de liderazgo dentro de un equipo de inspección capacitado por la OPAQ en 1998. Es decir, Henderson es un colaborador de la OPAQ.
No fue cuestionada únicamente la comprometida selección de estudios para compilar el informe final de la OPAQ , su metodología también es objeto de críticas. Por ejemplo, a los expertos de ingeniería del FFM se les pidió que evaluasen la trayectoria de los cilindros encontrados, lo cual sugiere que no se les habría pedido que ‘evaluaran si los orificios en el techo y las posiciones de los cilindros podían explicarse por cualquier otra cosa que no sean cilindros caídos del cielo'.
Sobre esto, el informe filtrado analizó los cilindros encontrados en las denominadas Ubicación 4 y Ubicación 2, de lo cual se concluyó que habían inconsistencias en cuanto a la posibilidad de que estos pudiesen atravesar concreto o mallas de alambres al ser lanzados desde una aeronave.
Otras voces, como el profesor emérito del MIT Theodore Postol, han dado validez a este documento filtrado. En una entrevista para el medio digital estadounidense The Gray Zone , Postol indica que la ‘abrumadora' evidencia presentada por el reporte demostraría que ‘los ataques de gas fueron orquestados'.
Postol, quien durante la entrevista afirmó que apoyó la primera Guerra del Golfo contra Irak, se muestra hoy en día más escéptico en torno a la política exterior de Washington.
¿Y las 35 víctimas del ataque químico en la Ubicación 2? La nota de prensa del Grupo de Trabajo sobre Siria, Propaganda y Medios indica que las imágenes de las víctimas observadas en la Ubicación 2 muestran que las mismas estuvieron expuestas a un gas irritante, pero añade que las mismas ‘no pudieron escapar'.
Esto sugiere, según esta agrupación, que las víctimas fueron asesinadas siendo cautivas, porque en otras circunstancias en las que hubiesen podido escapar, las muertes habrían sido menores. En otras palabras, lo que sugiere esta organización es que las 35 víctimas de la Ubicación 2 no perecieron producto del supuesto ataque químico de origen aéreo, lo cual hubiese permitido que algunas pudieran escapar del gas mortal, sino que fueron deliberadamente asesinadas por otros actores.
Duma, después de todo, estaba controlada por grupos yihadistas —a pesar de que algunos gobiernos occidentales insistían en denominarlos ‘rebeldes'—, suceso en el que también podrían verse implicados los Cascos Blancos.
‘Desde 2014, las Misiones de Investigación de la OPAQ que investigan presuntos ataques con sustancias químicas en territorios controlados por la oposición se han basado en pruebas de testigos y materiales recopilados por oenegés vinculadas a la oposición de dudosa procedencia, incluido el Grupo de Trabajo CBRN, el Centro de Documentación de Violaciones Químicas de Siria y los Cascos Blancos. Incluso para la investigación del incidente de Ghouta en 2013, la misión de la OPCW-OMS pudo visitar los sitios de los supuestos ataques durante solo unas pocas horas, y estuvo bajo la estrecha supervisión de la oposición armada', agrega el comunicado de la agrupación.
No es la primera vez que la imagen de los Cascos Blancos y otras oenegés sobre el terreno sirio han sido cuestionadas. Aún asumiendo las buenas intenciones de estas agrupaciones, pues como ya se indicó, antes de la entrada del ejército sirio en Duma, esta urbe estaba controlada por agrupaciones yihadistas —particularmente por el ‘Ejército de Islam'—. ¿No se supone que Occidente está luchando contra dichas organizaciones? ¿por qué en ciertas circunstancias se les denomina ‘rebeldes' y en otras ‘terroristas'?
Es curioso, a su vez, que el ejército sirio que estaba y está ganando la guerra contra los grupos yihadistas, decidiera lanzar un ataque químico contra la población civil, a sabiendas de que eso serviría como la perfecta excusa para que Occidente (principalmente Washington) lanzara un ataque militar para llevar la ‘Democracia' a Siria, tal como ocurrió en Irak y Libia, que hoy enfrentan el desgobierno y catástrofes humanitarias como resultado de las ‘intervenciones humanitarias'.