Apagón en España

El interesante testimonio de un panameño por el apagón en España

  • 29/04/2025 10:10
El apagón masivo, que afectó a España y Portugal, dejó una sensación de incertidumbre durante doce largas horas en las que se vieron gestos únicos.

Cuando el reloj marcaba las 12:33 horas de este lunes 28 de abril, muchos españoles de pronto se dieron cuenta que se habían quedado sin el servicio eléctrico.

Muchos de ellos estaban en sus hogares u oficinas, mientras otros fueron sorprendidos por el apagón cuando conducían en las calles al ver apagarse los semáforos, o abordaban importantes vías de transporte público como el metro, y los trenes de media y larga distancia.

En cambio, a colectivos como el de los estudiantes, la falta de energía los sorprendió en plena aula de clase mientras que los médicos se enfrentaron con la situación cuando atendían a sus pacientes en los hospitales.

Lejos de ser un evento momentáneo, el apagón duró 12 horas. Las suficientes como para poner en vilo a toda la península ibérica que enfrentaba, como consecuencia de la caída del suministro de energía, la caída en las telecomunicaciones y la falta de acceso a la versión web de los diarios y las cadenas de televisión. Esto produjo que las radios a pilas fuesen los productos más demandados por los ciudadanos, al igual que los víveres de primera necesidad como velas, linternas, agua embotellada y papel higiénico, entre otros.

A imagen y semejanza de lo ocurrido hace más de 40 años, cuando se produjo el intento de golpe de estado el 23 de febrero de 1981, los españoles se reunían en torno a los aparatos de radio que tenían consigo sus familiares, amigos y conocidos para enterarse de lo que estaba pasando. Incluso algunos no dudaron en prestarle su teléfono celular a alguien para que pudiera llamar a un familiar y decirle que estaba bien. Aunque ello fuera en vano ya que las conexiones permanecían inestables y no se podían sostener las llamadas telefónicas.

Ante una jornada imprevisible, el tejido social y productivo de España se detuvo hasta nuevo aviso y los colegios y las universidades decidieron mandar a sus alumnos a casa. Una imagen pintoresca que podría rayar en el surrealismo es que si bien toda España se detuvo para estar pendiente de lo que acontecía, los jóvenes y los oficinistas que salieron temprano de sus responsabilidades decidieron afrontar el momento de la mejor forma posible: reuniéndose en los bares a tomar algo mientras se resolvía el problema.

Algunos bares del centro de Madrid pudieron funcionar, ya que pudieron hacer previsiones de contingencia para mantener los vinos y las cervezas frías a sus clientes, a quienes les cobraron en efectivo por la caída energética que también afectó a la banca en línea. Un plan que, a pesar de esta circunstancia, resultó perfecto para pasar la tarde de primavera en una circunstancia complicada.

No obstante, al caer la noche los ciudadanos decidieron dirigirse a sus casas ante la ausencia del alumbrado público. Para evitar cualquier situación que pudiera poner en riesgo la seguridad pública de la ciudadanía, el Gobierno español decidió reforzar la seguridad en las calles. A medida que el atardecer daba paso a la oscuridad, los españoles se enteraban que poco a poco el suministro se iba restableciendo en diversos puntos del norte y el sur de la península.

Cuando finalmente fue llegando la energía eléctrica, las imágenes de televisión visibilizaban la magnitud real de las incidencias causadas por el apagón. Entre ellas, a las 35,000 personas que tuvieron que ser rescatadas de los trenes al quedarse varadas por la falta de energía, así como a los pasajeros que tuvieron que pasar la noche durmiendo a ras de suelo en estaciones como Atocha (Madrid) y Sants (Barcelona) mientras esperaban información sobre sus viajes.

En el caso de los grandes aeropuertos, como el de Adolfo Suárez Madrid-Barajas, operaron con retrasos y 300 vuelos fueron cancelados. En cambio, los hospitales funcionaron con generadores eléctricos, mientras los servicios de salud reorganizaron sus labores para priorizar a los pacientes. Otra nota a destacar son las 167 intervenciones que tuvo que realizar el Servicio Municipal de Atención Sanitaria de Urgencias y Emergencias de Madrid por las crisis de ansiedad registradas ante lo ocurrido. También fueron atendidas otras personas que se vieron atrapadas en los ascensores.

El día después

Ya llegado el martes, España amaneció con un 99% del servicio eléctrico restablecido con una mañana llena de retrasos en las estaciones de transporte que paulatinamente iban recuperando la normalidad. A medida que iba pasando el día, se ha sabido de otros sucesos posiblemente ligados al apagón como la muerte de tres miembros de una misma familia en Ourense (Galicia) por la mala combustión de un generador, una mujer fallecida en Madrid debido al incendio ocasionado por una vela, así como otra mujer en Valencia que era dependiente de una máquina de oxígeno para sobrevivir.

Según Red Eléctrica de España, las causas del apagón no estarían relacionadas preliminarmente con un ciberataque como se llegó a suponer desde un principio, sino a una caída de la generación fotovoltaica en el suroeste del país.

Sin embargo, un juez de la Audiencia Nacional investiga si en efecto el apagón se trató de un sabotaje eléctrico. Por ahora, el Gobierno español no descarta ninguna hipótesis mientras que Sánchez señaló que exigirá responsabilidades a los operadores privados que prestan el servicio en el país. “Esto no puede volver a pasar”, sentenció el mandatario.

Por su parte, los partidos de la oposición como el Partido Popular y Vox criticaron lo que perciben como la falta de información de las autoridades en un momento de crisis.

Los testimonios

Varias personas en la estación de metro de Avenida de América, en Madrid, este martes.

Alguien que vivió intensamente esos momentos aciagos fue Alonso Martín, estudiante de derecho que se encontraba en la capital. El joven, de 25 años, recordó que el apagón lo pilló mientras hablaba con su hermano a través de la aplicación WhatsApp.

Al principio, pensó que era otra caída generalizada de Meta (multinacional propietaria de WhatsApp). Lo que nunca se imaginó es que viviría un día que le será difícil de olvidar.

Martín tuvo conocimiento de lo que pasaba cuando un amigo le cuenta por WhatsApp que hubo una caída generalizada de la electricidad en toda España. A partir de entonces, empezaron a fluctuar tanto las comunicaciones como las luces de la residencia de estudiantes donde se encuentra alojado. Al salir de su habitación, adquirió dimensión de lo que estaba pasando cuando vio a su alrededor cómo, por ejemplo, el supermercado de al frente tuvo que cerrar sus puertas.

La gente estaba desconcertada, no sabían lo que estaba pasando. (...) Yo como ciudadano, honestamente te digo que no me sentí amparado por las instituciones ya que las respuestas se demoraron demasiado en el tiempo y todavía no sabemos con certeza lo que pasó. Que un Estado no sepa lo que ha pasado todavía a estas alturas es preocupante”, rememoró.

Cuando terminó el día, Martín se dio cuenta que fue partícipe de un momento histórico lleno de incertidumbre. Más aún, cuando las teorías que apuntaban al ciberataque pululaban por el ambiente. “Esa incertidumbre te lleva a pensar si, de repente, está pasando algo mucho más grave”, aseguró. Sin embargo, decidió mantener el optimismo frente a la situación y se unió a tomar unas cervezas en Madrid con sus amistades.

Lo mejor que puedes hacer ante estas situaciones es estar lo más calmado posible. Este día nos dejó claro que estamos muy dependientes de la tecnología al no poder pagar con tarjeta o consultar las noticias en el teléfono”, agregó.

La misma reflexión la hizo la comunicadora Madeleine Leignadier, quien casualmente se encontraba en Madrid al producirse este suceso. En su cuenta de Instagram, realizó un recorrido por distintos puntos de la capital donde se observaba a los transeúntes reunidos en torno a un altavoz que emitía las últimas noticias y después se veía a los ciudadanos celebrar con júbilo la llegada de la luz. La lección para Leignadier fue la siguiente: “Esto nos demostró que estamos demasiado hiperconectados. Las ocasiones como estas sacan lo mejor de las personas”.

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