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- 20/10/2024 00:00
- 19/10/2024 18:28
A menos de tres semanas de que Estados Unidos celebre sus elecciones generales, la carrera por la presidencia entra en una recta final achicando las distancia de la intención de voto en la comunidad latina.
Kamala Harris, actual vicepresidenta y candidata del partido Demócrata, busca ser la primera mujer en llegar a la Casa Blanca, mientras que Donal Trump, abanderado del partido Republicano, quiere volver al cargo tras una primera administración accidentada y cruzada por procesos judiciales que arrojan dudas sobre el futuro de un posible segundo mandato.
Es en este escenario, donde los estadounidenses de origen latino, que representan el 19% de la población total del país, unos 60 millones de habitantes de acuerdo a datos oficiales, representa 36 millones de votantes. Un sector del electoral cambiante, que a pesar de tener tradiciones e identidades comunes, en el plano político muestras diferencias importantes que en esta elección podrían marcar la diferencia.
De acuerdo a la encuesta de la firma de análisis de datos YouGov, publicada recientemente por la cadena Univision, para agosto Harris contaría con el 53% de respaldo del voto latino, unos 15 puntos por encima del 38% que apoyan a Trump. Una ventaja que pone en mejores condiciones a la demócrata si se compara con las mediciones de Joe Biden como candidato presidencial, donde la diferencia era mucho menor.
Fieles a su estrategia de presentar al partido Demócrata como un mosaico de identidades en el que “caben” todas las minorías, ese imaginario se ha ido resquebrajando con los años, en parte por la situación económica del país. Eso, a pesar de que con Biden hubo una leve baja de la inflación y un muy modesto aumento de los salarios. Pero también por el avance de un discurso conservador, liderado por Trump, que apunta a la defensa de lo tradicional pero esta vez más alejado de la idea del WASP (White Anglo-Saxon Protestant), de la identidad de la población blanca y protestante, quienes históricamente han tenido el control político y económico de Estados Unidos.
En la campaña anterior, Trump buscó apelar a los blanco pobres golpeados por las políticas neoliberales, que desde los 80 deslocalizaron a las grandes empresas de la industria estadounidense para operar en el extranjero con mano de obra barata en países como China, especialmente en el Rust-Belt (medio oeste y nordeste de los EEUU). Eso llevó a un alejamiento de esos trabajadores que durante muchos años fueron fieles votantes demócratas, cuanto este partido mantenía una relación más cercana con las estructuras sindicales del país.
Ahora, Trump afianza su estrategia en fortalecer su discurso con los blancos conservadores, pero también entre los latinos, sin abandonar su discurso antimigrantes –que paradójicamente los estigmatiza-; una apuesta que ha conseguido calar en parte del electorado. Si bien las encuestas sugieren que el voto latino continúa siendo mayoritariamente demócrata, en estados como Arizona y Texas, se está viendo una tendencia incremental de apoyo a los republicanos.
Parte de este incremento a favor de Trump está relacionado con la comunidad latina que ya se encuentra legalmente asentada en el país. Datos de una encuesta de Siena College y de The New York Times, reveló que el 41% de los encuestados latinos se sentía identificado con Trump y cerca del 44% de los consultados restaron importancia a los insultos xenófobos y antimigrantes del magnate.
En tanto que, datos de de septiembre del Centro Pew, mostraron que el 64% de los encuestados de origen latino se identificaban con el partido Demócrata, aunque un 54% desaprobaba la gestión de Biden.
Harris, consciente de esto, ha optado por potenciar sus orígenes afro y tamiles en su estrategia de comunicación, para afianzar esa base de votantes.
Igual el voto latino no se puede ver como un bloque monolítico, no es lo mismo pensar en la comunidad cubana de la Florida, tradicionalmente votante republicana ligada al anticastrismo, que los mexicanos y centroamericanos en California, Nevada o Colorado, más afectados por las políticas migratorias e históricamente vinculadas a los demócratas.
Aunque es difícil establecer una tendencia precisa del voto latino para las próximas elecciones, donde también se renovarán escaños en las dos cámaras del Congreso, hay algunos puntos en los que sí coincide la población latina y es su preocupación sobre la situación económica.
Según un estudio del Centro Pew, un 80% dijo estar preocupado por el alto costo de los alimentos, mientras que 77% en la vivienda y el 46% destacó el problema de encontrar empleo. En el aspecto económico, la confianza de los encuestados se decanta por Trump, donde el 55% se siente más confiado con el republicano, en contraste con Harris, cuya confianza alcanza un 45%.