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- 28/08/2013 02:00
- 28/08/2013 02:00
BOGOTÁ. Pequeños agricultores, en paro desde hace más de una semana, mantenían ayer bloqueos viales, mientras se aprestaban a una reunión con miembros del gabinete del presidente Juan Manuel Santos a la espera de respuesta a sus reclamos que han agitado regiones del centro del país.
A la reunión debieron asistir el ministro de Agricultura, Francisco Estupiñán; y representantes de los cultivadores de papa, cebolla y productores de leche, entre otros, de Boyacá y su vecina, Cundinamarca, más Nariño, al sur colombiano, que son los tres departamentos que mayores protestas han escenificado desde el inicio del paro, el 19 de agosto.
La reunión se logró luego de que el presidente Santos viajara el lunes último a Tunja y buscara directamente a los líderes de la protesta, y aunque no logró que los manifestantes levantaran los bloqueos viales — una de sus exigencias para sentarse a negociar— las tensiones de los días pasados aminoraron y ambos bandos llegaron a un ‘pacto de no agresión’ en que la policía no intervendrá para despejar las carreteras, mientras los manifestantes tampoco entrarán en enfrentamientos con los agentes.
EXIGENCIAS Y PROTESTAS
Las protestas desde inicios de año, de distintos sectores como el café, así como de otros gremios como el de camioneros de carga, los pequeños mineros artesanales, campesinos cultivadores de coca del noreste del país, entre otros, han sido uno de los principales dolores de cabeza de Santos, que ha sorteado tales manifestaciones atendiendo algunos de los reclamos, pero sin conjurarlos totalmente al punto que algunas de las protestas se reactivaron, como las de los pequeños agricultores.
‘Es que el inconveniente es ese: si uno levanta los bloqueos no nos prestan atención’, dijo César Pachón, líder de los al menos 47 mil familias cultivadoras de papa y 12 mil de cebolla en Boyacá.
Y la intensidad de la protesta en esa región del centro del país, y en el cual al menos 1.2 millones de sus habitantes se dedican a la pequeña agricultura, fue porque ‘nos acabaron, ya no aguantamos más’, dijo Pachón.
Los labriegos quieren no solo subsidios que cubran la diferencia de producir por ejemplo un litro de leche, que les cuesta unos 1,000 pesos (unos cinco centavos de dólar) por litro, pero lo venden a 400 pesos (unos dos centavos), mientras que en el caso de la papa, producir un saco de 100 kilos les cuesta al menos 75 mil pesos (unos 39.40 dólares), lo venden en unos 30 mil pesos (unos 15.70 dólares), sino también asistencia técnica, rebajas en los precios en los que compran abonos.
‘Llevamos décadas donde la política agropecuaria y desarrollo rural es bastante deficiente, apenas surgen problemas se dan prebendas y subsidios... pero detrás no hay una política’, explicó Ana María Ibáñez, decana de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
Un eventual acuerdo, por ejemplo, sobre cómo comprar abonos más baratos podría llevar al levantamiento de los bloqueos.