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- 21/01/2015 01:00
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No había restos de pólvora en las manos del fiscal Alberto Nisman, hallado muerto el domingo por un disparo en la sien, en vísperas de explicar ante el Congreso una denuncia de encubrimiento contra la presidenta Cristina Kirchner, en un caso que estremece a Argentina.
Tras la muerte de Nisman, que acusó el miércoles pasado a la presidenta Kirchner y a su canciller Héctor Timerman de encubrir a Irán en la causa por el atentado antisemita de 1994, el Gobierno, jueces y ciudadanía reclamaban ayer aclarar un deceso investigado como suicido o ‘instigación al suicidio’.
Viviana Fein, la fiscal que investiga la muerte de Nisman, reveló que ‘el resultado del barrido electrónico de la mano de Nisman lamentablemente dio negativo, pero no es un resultado inesperado’, declaró sin descartar suicidio.
Fein dijo que en el caso de las armas como la calibre 22 que, según la investigación dio muerte al fiscal con un tiro en la sien derecha, es usual que no se encuentren restos de pólvora.
Por su parte, Kirchner volvió a utilizar Facebook para reflexionar sobre el suceso que desde la madrugada del lunes sumió a Argentina en una tormenta de sospechas que sobrevuelan desde el oficialismo a la oposición.
‘Creo que lo más importante es advertir que se intenta hacer con el Juicio de encubrimiento lo que se hizo con el juicio principal 21 años atrás: desviar, mentir, tapar, confundir’, indicó en referencia a la causa por el ataque a la mutual judía AMIA, que dejó 85 muertos y 300 heridos en 1994.
‘Los delitos no tienen razones, sólo tienen móviles, y en Argentina todavía debemos explicar lo más obvio y simple’, concluyó Kirchner.
‘SUICIDIO INDUCIDO’
La ciudadanía duda del suicidio; líderes de opinión, dirigentes gremiales y políticos evitan la palabra asesinato y optan por hablar de ‘suicidio inducido’ como causante de la muerte del fiscal.
Nisman fue hallado muerto el domingo en su apartamento del exclusivo barrio de Puerto Madero en Buenos Aires, luego de que parte de sus 10 custodios personales alertaran a su madre porque no atendía a los llamados.
El lunes, la oficina de la Presidencia anunció la desclasificación de información de Inteligencia relacionada con la investigación del atentado de 1994, solicitada la semana pasada por Nisman.
Grupos de oposición convocaron con éxito a miles de personas en varias ciudades del país, especialmente en la Plaza de Mayo, que con el lema ‘Yo soy Nisman’, pidieron justicia.
Cacerolazos y bocinazos se escucharon en la capital, mientras en las redes corrieron cadenas con el hashtag #CFKasesina, entre otros insultos.
Por otro lado, el juez Ariel Lijo, quien recibió la denuncia de Nisman, también dispuso medidas urgentes para preservar los 300 discos compactos con las escuchas telefónicas en las que se basa el pedido de indagatoria de Kirchner.
La semana pasada, cuando la denuncia de Nisman sorprendió a los medios y enojó al gobierno, se indicó que Lijo estaba de vacaciones hasta febrero y su suplente no tomó el caso.
La AMIA convocó un acto para hoy en Buenos Aires bajo el lema ‘verdad y justicia’. ‘El éxito de las maniobras para encubrir el atentado muestra los vínculos afianzados entre sectores de la justicia federal, de las agencias de inteligencia, de las fuerzas de seguridad y del sistema político’, indicó un comunicado el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Este centro, referencia en la defensa de los derechos humanos en Argentina, recalcó que la gravedad de los últimos hechos ‘requiere de decisiones políticas firmes y exigió la mayor diligencia en las investigaciones abiertas’.
La firma en enero de 2013 de un memorándum de entendimiento con Irán —denunciado como inconstitucional por organizaciones judías— tensó las relaciones, que eran buenas, entre el gobierno kirchnerista y esta comunidad, la mayor de América Latina.