Guerras cognitivas y la organización del caos: La necesidad de una renovación republicana

Actualizado
  • 26/01/2024 00:00
Creado
  • 25/01/2024 18:55

El mundo ha cambiado y el impacto de las nuevas tecnologías es aún incalculable, pero el ser humano es el mismo y debemos organizar el caos anclados en los principios republicanos fundacionales

En una reunión privada entre senadores republicanos de EE.UU., el líder minoritario de la cámara alta advirtió a sus colegas que “las políticas cambiaron” y que el plazo para llegar a un acuerdo bipartidista para tomar acción en materia fronteriza se acabó.

Con un solo comentario, un cálculo político, Mitch McConnell puede estar dándole a Putin una victoria en Ucrania.

Un cálculo político electoral en EE.UU. puede estar determinando la estabilidad del estrecho de Taiwán en 10 años, y la paz del mundo de la próxima generación.

En un año cuando más de 4 mil millones de personas están habilitadas y podrán ejercer el voto en elecciones en más de 76 países a nivel mundial, es importante que entendamos que ya no existe una división entre la política nacional y la internacional.

Las herramientas tecnológicas y el espectro del comunismo han logrado librar una guerra cognitiva a nivel mundial, y nuestras libertades son las víctimas.

El mundo ha cambiado y el impacto de las nuevas tecnologías es aún incalculable, pero el ser humano es el mismo y debemos organizar el caos anclados en los principios republicanos fundacionales de nuestras sociedades, principios inalienables e insuperables por alguna nueva ideología.

Fin de la política nacional

Los comentarios de Mitch McConnell, senador republicano de Kentucky, se deben a la contundente movilización del voto que logró Trump en las elecciones primarias en Iowa y New Hampshire.

El liderazgo del partido republicano se resignó a la realidad: los votantes de las primarias republicanas quieren a Donald Trump y ningún otro candidato parece tener una posibilidad (solo Nikki Haley se mantiene en la carrera por la nominación republicana).

Las encuestas también demuestran que Joe Biden está sangrando votantes debido a su pésimo manejo de la frontera.

La campaña de Donald Trump y el expresidente mismo públicamente han pedido a los republicanos en el congreso y el senado que no les den una victoria a los demócratas en materia fronteriza, para así poder destruir la imagen de Joe Biden durante las elecciones generales culpándolo por el caos en el país producto de la inmigración ilegal.

¿Ahora qué tiene todo esto que ver con Ucrania? Pues el presidente Joe Biden en octubre del 2023 solicitó al legislativo unos $105 mil millones adicionales para Ucrania, Israel, Taiwán y la frontera.

Los republicanos del Freedom Caucus en la cámara baja ya habían prometido que no aprobarían ninguna dispensa de fondos para Ucrania, Israel ni Taiwán, sin incluir todas las reformas migratorias de la facción más conservadora del congreso.

Los comentarios de Mitch McConnell pudiesen estar cerrando las puertas a que Ucrania reciba nuevos suministros militares en el futuro cercano, dándole así la ventaja a Putin durante el invierno.

De la misma manera este posible precedente de abandono de un aliado en momentos de crisis interna en EE.UU. envalentonaría al Partido Comunista de China y Xi Jinping para acelerar sus planes de “reunificación con Taiwán”.

Así como la política nacional de EE.UU. puede directamente estar influenciando el futuro inmediato de países en continentes lejanos, también la política nacional en nuestra región afecta la misma estabilidad del futuro que nuestros países hemos construido para la próxima generación.

La migración venezolana, por ejemplo, por siempre cambio la composición sociocultural de América Latina. El rumbo de todo el continente fue alterado producto de la dictadura en Venezuela.

De seguro, si hubiésemos tenido conciencia de las implicaciones, no nos hubiésemos burlado tanto de las locuras de Chávez en el escenario internacional o los pajaritos de Maduro.

De seguro, hubiésemos aplaudido a tantos líderes que sí se atrevieron a oponerse en la OEA y distintos foros internacionales.

No existe una barrera que divide la política nacional y la internacional y debemos exigir a quienes administran el estado una clara visión de nuestra postura internacional.

Guerra cognitiva

Los regímenes autoritarios a nivel mundial han entendido y mejor aprovechado las nuevas tecnologías y el tejido social globalizado. El Partido Comunista de China utiliza el control de la información a nivel nacional para así controlar la percepción cognitiva de su población.

Por ejemplo, en medios estatales del Partido Comunista, es decir, en todos, se habla del sistema de gobierno del Partido Comunista como una democracia, a pesar de evidentemente no serlo.

En los medios en China, se magnifica una narrativa de declive moral, social, económico y cultural de Occidente.

A menudo los noticieros en China reportan extensivamente sobre el crimen en ciudades en EE.UU. y luego se contrastan con una supuesta realidad en China en donde todo funciona en armonía.

Las redes sociales están controladas, hasta la cantidad de horas que un niño puede jugar vídeo juegos está controlada por el Partido Comunista.

Los ejemplos de un asedio cognitivo a la población china por parte del Partido Comunista son innumerables y de seguro pocos son sorprendentes cuando pensamos sobre lo que hace el Partido Comunista en China.

Debemos darnos cuenta que todas esas herramientas también son desplegadas a nivel internacional.

Pensemos, por ejemplo, en la “reunificación”, palabra que en el contexto de política internacional inmediatamente está ligada a China y Taiwán.

No existe una “reunificación” de China y Taiwán porque China como país fundado por el Partido Comunista en 1949 y Taiwán nunca fueron una misma nación.

El término es uno utilizado por el Partido Comunista para psicológicamente pensar en el aspecto positivo de la palabra reunificar, unir nuevamente.

Ese es un ejemplo de guerra cognitiva de hace décadas y con viejas tecnologías. Hoy en día el Partido Comunista de China ha utilizado inteligencia artificial para enviar e-mails personalizados a críticos de China, rebatiendo sus argumentos.

Es decir, que con inteligencia artificial un algoritmo puede examinar los escritos, redes sociales, email, etc de una persona y generar un texto que apele a las emociones de esa persona y argumente nuevas ideas.

Esto además puede y sucede a nivel social. Estas nuevas herramientas incluso adaptan su lenguaje para utilizar los modismos locales en el idioma local.

Ahora atemos esa nueva realidad del potencial tecnológico que ya está siendo utilizado por países como China, Irán, Rusia, etc. (de seguro EE.UU. y la U.E. también pero sin éxito y con mayores controles) para potenciar las emociones de simpatizantes de BLM o neonazis, del movimiento pro palestina, o activistas de cambio climático... guerras cognitivas a nivel social que pueden, no se... movilizar a estudiantes en Chile para vandalizar medio país, o jóvenes y a los desamparados en Colombia a votar por un guerrillero, solo para arrepentirse un año después, o envalentonar a algunos con banderas rojas para causar caos en todo el país.

Organizar el caos

Así como debemos exigir de nuestros líderes una clara postura ante las amenazas internacionales a los intereses nacionales, debemos asumir la responsabilidad del derecho al sufragio. Debemos estar conscientes de que en nuestros bolsillos, en nuestros celulares cargamos una herramienta que nos facilita la vida pero que también está siendo utilizada para manipular nuestras emociones.

Debemos ser responsables con el consumo de información y siempre críticos y sospechosos de todo aquellos que no tenga evidencia reiterada en la realidad que experimentamos personalmente.

Ver los titulares nacionales e internacionales puede desilusionar y ser abrumador.

Pero mucho peor es dejar el destino de nuestras manos y nuestros hijos en manos ajenas a nuestros intereses.

Hay herramientas sencillas para organizar el caos. En materia política, los principios detrás de la arquitectura de la república son esenciales para navegar nuestros derechos y responsabilidades políticas en sociedad democrática.

Estos son la separación de los poderes y un gobierno representativo, un estado de derecho y las garantías de derechos humanos. El mundo ha cambiado y el impacto de las nuevas tecnologías es aún incalculable, pero el ser humano es el mismo.

El individuo sigue siendo la minoría más grande que debe proteger la república ante la posible tiranía de la mayoría.

Y es del interés del individuo que todos, en todas partes, tengamos las mismas garantías, en libertad democrática.

Antes de dejarnos llevar por alguna causa o el furor revolucionario, antes de entregar nuestra psicología y corazón en nombre de alguna comunidad que pareciera amparar nuestro ego, recordemos que la naturaleza humana no ha cambiado, solo hay un Mesías, y no existe una separación entre la política nacional y la internacional.

Los regímenes autoritarios a nivel mundial han entendido y aprovechado mejor las nuevas tecnologías y el tejido social globalizado.
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